Recientemente he leído varias opiniones de colegas
articulistas, donde indirectamente me señalan como un teórico de la
conspiración, en su negativa acepción, como propagador de versiones
descabelladas de la realidad con el fin de escandalizar y desinformar, y ellos,
los que me acusan de ser un escritor amarillista, se escudan detrás de la pose
de lo políticamente correcto, del más rancio “sentido común”, de sus poses de
personas conservadoras, equilibradas y muy centradas, imagen que les es útil
para vender al público de industriales, comerciantes y financistas, que
consideran su mercado cautivo, una serie de productos entre los que se
encuentran: seminarios, publicaciones especializadas, encuestas, estudios y
otra gama de servicios para sobrevivir en esta crisis, que es Venezuela.
Estas personas no tienen idea de lo que es una teoría de
la conspiración, me confunden como posible competencia para sus mercados, y aunque
todos estamos en el negocio de la información, hay unos que viven de ello, y
otros que como yo lo hacemos por amor al arte, como orfebres de la palabra y
como polinizadores de ideas, en mi artículo de hoy les voy a dar un ejemplo de
lo que puede hacer un teórico de la conspiración, y escogí a uno de los
mejores, a quien he mencionado anteriormente de pasada, se trata del inefable
Miles Mathis y resumo su brillante estudio Reading
the signs: Karl Marx (2014), espero lo disfruten.
Hay una corriente de escritores antisemitas que ven en el
sionismo un verdadero complot en contra de la civilización occidental, teniendo
como base la cultura hebrea, al estado de Israel, y vínculos históricos de
ciertas grupos judíos con el alto mundo de las finanzas y la política.
Para estos conspiradores radicales, Marx y el comunismo
es una creación del sionismo internacional para ellos hacerse con el control
del mundo, por medio de la revolución del proletariado y la destrucción del
capitalismo, parte de estos intentos de descreditar a los judíos vienen de los
tiempos cuando se elaboraron, en medio de una guerra ideológica una serie de
panfletos y documentos, la mayor parte de ellos trabajados, a finales del siglo
pasado, en laboratorios de inteligencia en Europa y Rusia.
Entre estos “productos” de inteligencia se encontraban la
infame y famosa publicación, Los
Protocolos de Los Sabios de Sion, que según las últimas investigaciones fue
producido en Francia, en 1898, por encargo de la policía secreta del Zar para
mal disponer a los judíos en contra de la iglesia católica ortodoxa, con la
intención de frenar la influencia modernista de varios asesores judíos a
quienes el Zar tenía en confianza, y para que triunfara los planes del ala
radical que quería una Rusia poderosa y conquistadora, la más lejos de la
influencia europea posible.
Umberto Eco le dan tan poca credibilidad a este conjunto
de mentiras tan torpemente hilvanadas, que se asombra cuando entre las
motivaciones declaradas en el propio documento dice: “…los malos (los judíos) expresan sus maléficos planes de forma tan
franca y descarada, como declaran Los Antiguos de Sión, que su – ambición es
ilimitada, un rencor voraz, un deseo despiadado de venganza y un odio intenso”.
Ya hemos hablado de estos Protocolos en otra entrega, lo
que quiero dejar claro, es que los judíos siempre fueron las víctimas propiciatorias
de este tipo de intriga, cuando alguien necesitaba un chivo expiatorio para
cuando las cosas iban mal, los judíos eran perfectos.
Luego surgieron una serie de autores que hicieron de este
tema su obsesión y no pararon en salir libros que demostraban que el comunismo
era un arma de los judíos para la conquista del mundo, entre ellos destaco al
Rumano Traiam Rumanesco, quien desde su exilio en Latinoamérica dejó una serie
de libros donde examina en detalle este supuesto plan de dominio mundial; las
teorías de la conspiración están llenas de estas manifestaciones, que se
hicieron mucho más intensas luego de la derrota del nazismo en la Segunda
Guerra Mundial, pero ahora con un ingrediente nuevo, la negación de que el
holocausto no existió.
Y aquí es cuando se mezclan la verdad y la mentira con el
expreso propósito de confundir y propagar un Fake News, porque esta modalidad de propaganda no es nueva, si bien
es verdad que un gran contingente de judíos fueron parte de la revolución Rusa,
que muchos de ellos conformaron los puestos claves del Soviet, que muchos de
los apologetas del comunismo eran judíos, pero eso tiene otras explicaciones, entre
ellas los pogromos en contra de los judíos que se hicieron con la anuencia del
Zar en vísperas de la revolución, la ola de antisionismo que recorría Europa,
entre otras cosas el malestar dirigido en contra de las familias pudientes,
banqueros, prestamistas, comerciantes, joyeros, tenderos, en medio de una
pobreza generalizada, lo que se tradujo en saqueos, robos y violencia
generalizada, ello explicaría porque la revolución comunista fue tan popular
entre las familias judías en la Rusia rural y urbana, lo que querían evitar era
que las persecuciones se hicieran política del comunismo.
Y es aquí que
entra uno de mis teóricos de la conspiración favoritos, Miles Mathis, de quien
también hemos hablado en otra oportunidad, Mathis le da una nueva vuelta a la
tuerca a esta teoría que relaciona a los judíos con el comunismo, partiendo de
un hecho incontrovertible, Carlos Marx era judío.
¿Cuál es el giro novedoso que Mathis le aplica al
marxismo? Uno muy interesante, y es que el marxismo es un caballo de Troya que
introduce la inteligentzia y los
grandes financistas judíos precisamente para acabar con el socialismo, al que
consideran un peligro, pues atenta en contra de la estabilidad del poder
financiero, político y social que muchas y muy poderosas familias judías han
logrado adquirir hasta ese momento del siglo XIX, sobre todo en Europa.
Mathis descubre en sus investigaciones que detrás de
Carlos Marx se encuentra nada menos que la familia Rothschild, y es que
aparentemente la abuela de Marx, de apellido Bareth-Cohen, era prima de
Henriette Bareth-Cohen que se casó nada menos que con Nathan Mayer Rothschild
de los banqueros de Fráncfort, pero además, la madre de Marx era una Pressburg,
y su hermana se casó con un Phillip de Bélgica, familia de banqueros, los más
ricos del reino, que luego fundarían la gran industria de productos
electrónicos, y que estuvieron involucrados en el financiamiento de la vida de
Marx en Londres y París.
Pero el padre de Marx tampoco era un limpio, fue un
exitoso abogado que hizo fortuna, renunció a su fe judía y se convirtió al
luteranismo; y aquí abro un paréntesis obligatorio para explicarles que esos
eran los años donde surgía de manera imparable una nueva y poderosa clase
social, los industriales, los financistas y los comerciantes que eran apenas la
punta del iceberg de una clase que estaba destinada a terminar con la hegemonía
de la aristocracia, de las casas reales.
Para cuando Marx estudiaba en Triers, muchos de estos
banqueros ya tenían el control financiero de varios reinos e imperios, al punto
que muy pocos reyes se podían permitir el lujo de iniciar una guerra sin
preguntarle a los Rothschild si contaban con su apoyo para los préstamos que
iban a necesitar, fue en Tiers que Marx se compromete con su futura esposa
Jenny von Westphalen, nada menos que una de las mujeres más bellas y de alta
alcurnia de la nobleza prusiana, cuatro años mayor que él.
Mathis huele de inmediato un matrimonio arreglado por
tres de las familias más ricas de Europa con una familia aristocrática, una familia
que tenía muchas diferencias con sus pares de la nobleza, con uno de los judíos
más brillantes de su generación, que sería contratado y asignado como misión,
penetrar el socialismo y destruirlo; no había temor más grande para la nueva clase
pudiente, que los obreros y gente del pueblo se organizara y participara en una
revolución para acabar con ellos.
Ya para ese tiempo el dinero que manejaban los grandes
banqueros, en su mayoría judíos, financiaban a varias policías secretas de
varios estados y no menos consultores de importancia trabajando para esos
gobiernos, con la suficiente visión y experiencia como para seguir un plan
secreto y llevarlo a cabo con el fin de salvaguardar los intereses de los
nuevos oligarcas del dinero, ningún banquero movía sus influencias sin
información y para ello contaban con fuentes de inteligencia, tenían en una red
de contactos alrededor del mundo, los banqueros era la gente más y mejor
informada del momento, con la suficiente capacidad como para crear un movimiento
político y social que hiciera de contrapeso al temido socialismo, y eso era el
comunismo, iban a introducir en el campo socialista una cuña para dividirlo, y
si era necesario, destruirlo.
Para eso prepararon y utilizaron a Marx, el agente
perfecto para que creara y desarrollara el plan comunista y llevara a cabo la
misión de organizarlo en las principales ciudades de Europa; con el
financiamiento necesario y a tiempo, podrían hacer posible un contrataque que
le aseguraría a la nueva clase industrial y financiera el predominio sobre los
centros de poder del mundo.
Mathis argumenta que en su investigación sobre Marx, se
encontró con una serie de incongruencias y contradicciones sobre su vida
personal, y aquí vio la mano oscura de los servicios de inteligencia
controlados por los banqueros, para ocultar la vinculación de Marx con sus amos,
toda su historia personal y la de su familia fue manipulada para aparecer como
lo que no eran.
Marx nunca fue pobre, ni pasó necesidad, Jenni no era una
mujer inculta ni vivió en la inopia (de hecho, era una baronesa y su abuelo fue
el jefe de gobierno del Duque Ferdinand de Brunswick), sus hijas no son las que
nos pinta la historia y sus vidas no fueron la tragedia que nos quieren vender,
la relación que surgió con ese otro heredero millonario, Engels, no fue por
casualidad.
La mayor parte de las fotografías que existen de Marx, su
familia y relacionados, afirma Mathis categóricamente,
están todas trucadas, la información que existe sobre su vida, que lo hacen ver
como alguien viviendo en la marginalidad está totalmente manipulada; para hacer
el trabajo intelectual, de publicaciones, de organización, de contactos, de
visitas y relaciones que hizo Marx se necesitaba una compleja estructura de
apoyo y financiamiento, y es obvio que tenía una mano protectora muy poderosa,
a pesar de que Marx fue expulsado de Alemania dos veces, nunca fue arrestado,
la policía jamás lo tocó, otros revolucionarios en su tiempo fueron perseguidos
y maltratados.
Esto no quiere decir que Marx se diera la gran vida y se
pasaba en palacios o en exclusivos clubes, él tenía que jugar un papel y lo
hacía perfectamente, pero no en las condiciones que nos quieren vender los que
manejan los hilos del comunismo, ideología esta que resultó uno de los mejores
negocios para los banqueros tanto en Europa como en los EEUU, de hecho,
financiar la revolución rusa se convirtió en una inversión altamente
productiva, de modo no crean todo lo que les dicen de Marx, el hombre murió
millonario, como siempre lo fue.
¿En qué consistía este truco del comunismo urdido por los
banqueros? Lo primero, había que meterle miedo a la burguesía con la clase
obrera, de allí la insistencia de Marx en publicitar la tenebrosa “dictadura
del proletariado”, había que enredar a los obreros tanto en sus organizaciones
como en sus planes para hacer imposible su avance, recordemos, el principal
enemigo de los industrialistas y banqueros es la aristocracia y contra de ellos
lanzan a la masa proletaria, la labor de Marx era empastelar todo el mundo del
proletariado, dirigirlo por callejones sin salida, brindarle una doctrina
económica absurda que los llevara al fracaso, crearles divisiones y falsas
expectativas.
La doctrina marxista es perfecta para estos propósitos,
revestida de una pátina de cientificismo, haciendo complejos planes para lograr
sus objetivos, Mathis nos comenta:
Marx
fue enviado para controlar la oposición. Noten como en cada crisis, Marx se las
arregla para crear facciones en vez de alianzas. El previene de manera efectiva
acciones reales siempre enfrentando a los socialistas entre ellos. El los
mantiene discutiendo sobre puntos filosóficos sin sentido en vez de lanzarlos a
la acción… Él no está creando alianzas, critica a los liberales y a otros
socialistas. Los mantiene peleándose entre ellos. Y al mismo tiempo mantiene al
movimiento hundido con una carga de términos inútiles e imprecisos como el de
materialismo dialéctico, Esto es una perfecta distracción leguleya, que
aprendió de su padre. Como abogado, su padre conocía las mejores herramientas,
y actuando como un agente de la desinformación utilizaba una monstruosa
cantidad de términos legales, que insertados en cualquier argumento crean
confusión.
No voy a entrar en detalles
sobre otros aspectos del marxismo y el éxito obtenido como herramienta de
inversión para bancos e industrias, fue un instrumento para defender un negocio
que se convirtió a su vez en un gran negocio para solo unos pocos, que son los
que controlan la economía mundial.
Quiero que recuerden que se
trata de una teoría conspirativa, no de la verdad verdadera, pero entre la
maraña de información siempre se encuentran indicios ciertos, que si uno
investiga y trabaja sistemáticamente, va completando un rompecabezas que por
diversas razones hay gente que no quiere que usted complete, sólo imagine, que
si esto que le digo es verdad, Nicolás Maduro, sin saberlo, es un agente de un
banquero en el Federal Reserve Bank, y está en la nómina del Morgan o del Chase
en New York, la revolución bolivariana como la de Cuba fue toda urdida por los
judíos para hacer buenos negocios, esa sería una de las conclusiones que
pudiéramos sacar de las razones que Mathis alega.
Les recomiendo investigar las
pistas que les he dejado, y por favor, no crean todo lo que lean, pero si hacen
su tarea, se van a encontrar con una hebra de hilo, que si la siguen, se van a
sorprender, y eso tiene que ver con la escuela de secundaria en Chicago llamada
la New Trier High School, disfruten el viaje.
- saulgodoy@gmail.com
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