Kurt Vonnegut Jr., es uno de mis escritores favoritos, al
principio lo tenía como un escritor de ciencia ficción entre otras razones,
porque fue en ese género donde se le dio la oportunidad de publicar sus
historias, sus primeros cuentos aparecen en revistas de ciencia ficción,
incluso fue nominado para premios en el ramo, pero una vez que uno se adentra
en el mundo del autor nos damos cuenta que su ámbito es mucho mayor, que es un
novelista excepcional, un ensayista de altos quilates y un estilista de lujo, me
atrevería a decir, que Vonnegut es el equivalente de Jorge Luis Borges para la
literatura hispanoamericana, guardando las distancias, por supuesto.
Definitivamente es un hombre de una gran vuelo
fantasioso, le encantan las paradojas, jugar con elementos contradictorios en
la naturaleza, es profundo al momento de tratar los problemas humanos, sabe
manejar los sentimientos más complejos, su prosa es precisa, como un bisturí de
laser haciendo incisiones en el alma de sus personajes y con un dominio del
lenguaje reservado sólo para maestros de la literatura.
Hoy quiero comentarles la que considero es su mejor
novela, Matadero Número Cinco
(1969), la obra que lo lanzó a la fama mundial cuando rayaba los cincuenta años
y tenía décadas batallando con las letras como su único oficio; fue la primera
novela que leí en inglés en mis años en Michigan, en aquel momento no la
aprecié en toda su magnitud y varias partes no las descifré correctamente, me
quedaron varias lagunas que ni siquiera la película las pudo llenar, muchos
años después de aquella primera aproximación, tuvo que venir un coronavirus, y
obligarme en esta cuarentena a leer (y releer) obras con las que tenía deudas,
y que afortunadamente estaban a mi disposición, y esta novela era una de ellas.
La disfruté muchísimo y me obligó a buscar una cantidad
de información sobre el autor pues me produjo una enorme curiosidad tanto su
persona como sus otros trabajos, en especial sus cuentos (y de ellos, el paralelismo con Borges), me
complació redescubrir en Vonnegut a uno de los grandes literatos
norteamericanos, una opinión que mucha gente y desde la academia concurren
conmigo, o mejor, yo concurro con ellos.
Kurt Vonnegut Jr., (1922-2007), nace de una familia de
exitosos emigrantes alemanes que se establecieron en la ciudad de Indianápolis,
dueños de una de las industrias cerveceras más importantes en la región, su
padre era socio de una afamada firma de arquitectos, pudo, por muy corto tiempo
disfrutar de aquella vida privilegiada antes que la Prohibición de bebidas
alcohólicas y la Gran Depresión, hicieran quebrar los negocios heredados y la
familia entrara en una espiral de ruina y necesidades.
Ya desde muy temprano, en la escuela, el joven Vonnegut
se dio cuenta de que tenía un don, y es que podía escribir mejor que nadie en
su entorno, el manejo de las palabras y la narrativa le venían de manera
natural, de modo que su vocación estaba claramente señalizada.
Charles J. Shields, uno de sus más destacados biógrafos,
dice que la vida de Vonnegut fue una vida triste, signada por tragedias
personales que lo marcaron, siendo la principal, su captura en la Segunda
Guerra Mundial como prisionero de guerra de los Nazi luego de la batalla del
Bulge; se había alistado en el ejército, recibió entrenamiento en artillería
liviana pero algo sucedió antes de que lo enviaran a pelear a Europa, el día de
la madre, antes de su partida, su madre se suicida.
De esta manera se inician una cadena de tragedias que
marcarían su vida para siempre, apenas pone un pie en el continente, la
división de infantería a la que pertenecía es arrollada por el avance de los
tanques alemanes, matan a 500 de sus compañeros y capturan a 6.000 entre los
que se encontraba, ese evento era suficiente para justificar su lucha en contra
de la depresión que lo afectaron durante su vida, pero había otra desagradable
sorpresa reservada para él.
El tren que trasladaba a los prisioneros a la Sajonia fue
atacado por la aviación británica y mataron a 150 de sus compañeros, sobrevivió
de milagro y tuvo que recoger sus cuerpos, luego los enviaron a un campo de
prisioneros en Dresden, una bella ciudad llena de museos, galerías, salas de
conciertos, fábricas de cigarrillos y clarinetes, la ciudad era conocida como
“la Florencia del Elba” y no era considerada como un blanco estratégico militar
para nadie; allí trabajó en una fábrica haciendo jarabe de malta edulcorado
para alimentar a mujeres preñadas, vivía en el matadero de la ciudad, bajo
tierra, en unos almacenes para la carne en canal.
Pero pronto la ciudad perdió su tranquilidad cuando
empezaron a llegar un gran número de refugiados del frente oriental, la
ofensiva rusa obligaba a la evacuación de pueblos completos cuyos habitantes
buscaron refugio en Dresden, muchos de los refugiados eran prisioneros de
guerra, rusos, americanos e ingleses que estaban en otros centros de detención
cercanos, todos apostaban a que la ciudad nunca sería atacada ya que no habían
fábricas, ni arsenales, ni había grandes centros militares.
Pero la noche del 13 de Febrero de 1945 Dresden fue
bombardeada por los británicos, no una, sino tres veces consecutivas,
utilizando los más avanzadas técnicas de bombas explosivas, demoledoras e
incendiarias que lanzaron desde sus bombarderos Lancasters, no dejaron ladrillo sobre ladrillo, todavía no se
conoce en número exacto de víctimas pero se calcula que perecieron un cuarto de
millón de personas, los expertos han calificado aquel terrible evento sólo
comparable en su devastación, a la bomba que caería sobre Hiroshima.
La destrucción de la ciudad de Dresden fue uno de los más
terribles desatinos de la guerra, una masacre innecesaria hecha por necesidad
de propaganda para desmoralizar a la nación alemana, y una oscura mancha en el
expediente de guerra del Primer Ministro Wiston Churchill.
Kurt Vonnegut estaba allí, afortunadamente en un depósito de carne en el subsuelo y pudo
sobrevivir a la tormenta de fuego que acabó con la ciudad, y cuando pudieron
salir, lo obligaron a punta de pistola a buscar sobrevivientes y desenterrar
muertos.
Y en este punto es que empieza mi breve comentario sobre
su novela Matadero Número Cinco, que
es la dirección que tenían un grupo de prisioneros norteamericanos antes de que
Dresden fuera borrada del mapa.
Muchos psiquiatras que se han interesado en el análisis
de la obra de Vonnegut, opinan que una persona normal simplemente se hubiera
desconectado de la realidad y entrado en un estado de stress post traumático
que ameritaba tratamiento, Kurt solo tenía 22 años cuando regresa a los EEUU,
condecorado con el Corazón Púrpura, recibe una beca del ejército y se inscribe
en la universidad de Chicago para estudiar antropología (termina su carrera
pero no le aceptan la tesis, por lo que no le otorgaron el título, veinte años
después, la universidad le acepta una de sus novelas como tesis, y lo gradúa
como antropólogo), se casa con su novia de kínder, y se marcha a tratar de empezar una nueva
vida.
Para hacerles la historia corta, sigue siendo golpeado
por las tragedias familiares, su hermana y su cuñado mueren y deciden adoptar a
sus tres hijos, apenas les alcanza para vivir, trabaja como periodista en
Chicago, él sigue escribiendo para las revistas ganando apenas para comerse un
plato de cereales para la cena, trabaja para la General Electric en una de las
primeras plantas semi-automatizadas, llenas de máquinas que inspiran varios
cuentos fantásticos, se mudan a Maine, decide dedicarse a la literatura y casi
se mueren de hambre, hasta que en 1969 la fortuna les toca la puerta con la
publicación de su novela Matadero Número
Cinco.
Y por extraño que parezca, la novela no es lo que pudiera
pensarse sería luego de las vivencias del autor, una recolección de los
horrores de la guerra, se trata más bien de una obra genial sobre la
disparatada vida de un tal Billy Pilgrim, contada en tres diferentes tiempos,
como soldado en la guerra, sobreviviente en Dresden; como heredero de un
imperio de fábricas y tiendas de lentes y consultorios oftalmológicos, casado
con una enorme mujer que lo ama enloquecidamente; y abducido por unos
extraterrestres del planeta Tralfamadore y encerrado en una jaula para ser
exhibido desnudo junto a una despampanante estrella de Hollywood.
La historia es una locura de saltos en el tiempo y un
telar de historias hilvanadas en momentos dispares, brindándonos la oportunidad
de ver por una ventana aquellos años de mitad del siglo pasado, y sus terribles
experiencia en la guerra, cada uno de los personajes que aparecen es un estudio
sobre la condición humana, en mi humilde opinión es la historia cómica más
triste que he leído en mi vida (y más admirable aún si conocen la vida del
autor), esta novela escrita con una sencillez impresionante, con una exactitud
de relojero y con una imaginación desbordada, está considerada por los críticos
y académicos como la mejor obra de la contracultura de los 60, y aún otros
consideran a Vonnegut como uno de los padres del llamado “periodismo gonzo” en
el cual el escritor es parte de la historia; esta obra antibélica por
excelencia causó un profundo impacto en los jóvenes norteamericanos que fueron
a pelear a Vietnam, convirtiéndose en una novela de culto en secundarias y
universidades norteamericanas.
El famoso escritor de relatos de ciencia ficción, en
aquel entonces, el joven Michael Crichton escribió lo siguiente sobre Vonnegut:
“él escribe acerca de los temas más
dolorosos. Sus novelas han atacado nuestros miedos sobre la bomba y la
automatización, nuestras más profundas culpas políticas, nuestros más furiosos
odios y amores. No hay otro que pueda escribir libros sobre estos temas; que son
inaccesible para otros novelistas.”
La novela se convirtió en un best seller mundial y pudo Vonnegut proveerse una mejor calidad de
vida, que podría pensarse le permitirían trabajar en paz, pero lo asaltaron los
demonios de la depresión, sobrevino el divorcio de su esposa y trató de
suicidarse, justo en el momento en que era requerido por las más prestigiosas
universidades, dictaba conferencias a casa llena, era invitado a los más
distinguidos programas de televisión.
A pesar de que con los años se le hacía cada día más
difícil escribir, completó 14 novelas, gran cantidad de novelas cortas y
cuentos, obras de teatro, libros de ensayos e incluso dibujos suyos, varias de
sus obras fueron llevadas al cine.
Tuvo problemas con su novela Matadero Número Cinco, más de una decenas de procesos legales en
contra del libro se produjeron para sacarla de las bibliotecas públicas y de
algunas escuelas por considerarla antiamericana, anticristiana, antisemita, y
“sucia”; la Corte Suprema de los EEUU tuvo que intervenir declarando
inconstitucional la censura impuesta por ciertas escuelas.
Vonnegut murió a los 84 años producto de un accidente en
su hogar, se había convertido en un hombre amargado y solitario, pero deja su
legado como uno de los grandes maestros del humor negro y una obra que da fe de
su profundo humanismo, y debo decirlo porque así lo sentí durante esta última
lectura de su grandiosa novela, una ternura que me aguó los ojos en varias
ocasiones.
A mis lectores, les recomiendo esta novela que estoy
seguro no los dejará indiferentes. –
saulgodoy@gmail.com
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