La Razón Estética
fue publicado por primera vez en 1998, y ha sido reelaborado en sus posteriores
ediciones hasta obtener un producto cuidado y de gran aliento que explica de
manera clara lo que ha estado sucediendo en la cultura occidental en los
últimos veinte años, para alguien quien quiera ponerse al día en los conceptos
fundamentales del arte moderno, esta obra es clave.
Para la estética es fundamental entender ese mundo de
emociones y sensibilidades cuando nos enfrentamos a las representaciones de los
acontecimientos, y dentro de esa amplia categoría de representaciones que nos
bombardean diariamente, la del espectáculo y la de la ficción, son las más
atrayentes por la carga de placer que nos reportan, de hecho, nos dice la
profesora Chantal, tendemos a manejar como espectáculo una serie de
representaciones que no lo son, hay partes de nuestra vida que tratamos como
ficción, lo cual puede ser peligroso.
Por ello es que reclama la necesidad de la educación
estética, que nos ayuden a reconocer representaciones ordinarias, de las del
espectáculo, que nos enseñe como se ensamblan sentimientos y emociones, “se
siente lo que se piensa“, nos advierte, construimos incluso el yo del “yo lo
siento”.
Pero volvamos a lo más básico para entender por dónde nos
lleva Chantal, el mundo nos dice la filósofa, es lo que resulta de los
acontecimientos que nos suceden, un registro que siempre es a posteriori, esa
idea, de un mundo perennemente en construcción (incluyéndonos a nosotros mismos)
se hace por medio de nuestra experiencia, personal y colectiva, y dice algo
importante: “Todo mundo es una
construcción. Ahora bien, esta construcción la hacemos entre todos pactando su
modelo a partir de nuestra experiencia. Pero ¿y la experiencia? Aquí es donde
radica el problema del modo de racionalidad, pues la experiencia se obtiene
como resultado del juego de las facultades receptivas y creativas, y dependerá
de la disposición de apertura de las primeras y del grado de compromiso de las
segundas”.
Chantal definitivamente es anti-platónica y
pro-aristotélica, en este sentido se inclina por la visión del mundo que tenía
el Estagirita y que en su poética, permitía que los avatares que le daban vida
a los vuelos de las musas por medio del lenguaje, construyeran mundos del alma
y no de la caverna, al respecto nos aclara la poetisa: “La verdad y la falsedad pertenecen al orden del conocimiento, no del
arte, por lo que no se hablaría de verdad con respecto a una obra (de ficción),
sino de coherencia interna. Una obra es buena si sus elementos forman entre sí
un todo coherente. A diferencia de la verdad, la coherencia se establece entre
los elementos que conforman la obra, no entre la obra y un supuesto referente
con el que se deba establecer una correspondencia”.
Una de las mejores explicaciones que he leído sobre el
pensamiento débil las descubrí en este libro, un concepto importante dentro del
pensamiento postmodernista y como asume lo asume Chantal, es razón creadora y
la única manera de captar lo que acaece, en palabras de Vattimo “el ser es lo
que sucede”, y hay que ser poeta para escribir como lo hizo Chantal para
decirnos: “si el suceso se entiende como
conjunción de núcleos efímeros en el gran entramado, el individuo pasa a ser la
frágil consistencia de un instante. Como las notas de una sinfonía. Su
realidad: sonidos que apenas producidos desaparecen, su constancia: el intervalo.
La resonancia trazará los hilos de la red y permitirá las intersecciones:
nuevos núcleos: nuevos lugares de aparición: de «consistencia»: de visibilidad”.
Mientras escribía estas líneas no podía apartar de mi
mente uno de los más brillantes poemas de esta escritora, que lleva por título Matar a Platón, quizás uno de sus más
famoso y comentados, que recrea el suceso de un accidente vial con una víctima
fatal, es un poema con subtítulos como si fuera un film en un idioma extranjero.
Hay una escena que me impactó y que dice así:
No sé si era su hija. El hombre
aplastado agarraba la mano de una niña,
o puede que la niña fuese
la que tenía cogida la mano de aquel hombre,
ahora ya tan rígida, tan apretada y fría.
Vendrán para cortarle los dedos uno a uno.
Amputarle la mano tal vez sería más sencillo,
pero ¡imagínense una niña huyendo
con una mano ensangrentada
prendida de la suya!
Vendrán con instrumentos
de cirujano a liberarla y ella
atenderá, absorta,
al charquito de orina y sangre
que se extiende hasta sus pies.
Piensa que es una pena
no llevar puestas las botas de agua
y que no siempre es cierto que los charcos
se forman con la lluvia.
Este poema es un verdadero ramalazo que sirve para
entender la sinrazón de la existencia, y que encaja a la perfección con el
contenido mucho más formal de La Razón
Estética, un libro que recomiendo sin restricciones, claro, conciso y
complejo, porque la estética tomada en serio puede convertirse en un laberinto,
pero gracias a la Providencia, existen espíritus como Chantal Maillar capaces
de llevarnos de la mano al otro lado del espejo y regresar.
Esta obra tiene una particularidad, y es que creo fue
escrita para aquellas personas que como los venezolanos, estamos en plena
resolución de un mundo y a punto de entrar a otro, para una gran mayoría esto
es causa de temor e intranquilidad, muy propio de los cambio de piel y de
paradigmas, y que se la estética, de todas las disciplinas de la filosofía es la
que nos tiende los puentes hacia la otra orilla, es lo que sorprende a las
mentes que han vivido en la razón analítica, calculando todo el tiempo, nos
explica Chatal al final de su libro:
Cuando
los valores de una cultura se desmoronan, veamos de dónde proviene la creencia
en esos valores, sobre qué categorías de la razón se asentaban, y
comprenderemos que lo que se ha desmoronado no es el mundo sino una manera de
estar en él y de crearlo de acuerdo a los intereses y las necesidades
determinados por las circunstancias de una época… Cuando un mundo deja de ser
creíble se desmorona, y es perfecto que esto ocurra. Ningún espectáculo debe prolongarse
más de lo necesario: el tiempo de la ilusión es limitado. Aprender a vivir conscientes
de las ficciones que creamos, ciertamente, no es cosa fácil.
- saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario