martes, 21 de julio de 2020

El descenso al infierno


 

Por mi se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!

Dante Alighieri

 

No es tanto pena lo que siento por la sociedad norteamericana cuando me entero del camino que empiezan a recorrer hacia el infierno, es más bien miedo lo que me embarga, pues la pérdida de sus libertades y sus derechos significarían una enorme derrota mundial para la civilización occidental; sin los EEUU del lado de los que clamamos la necesidad a ser personas y de vivir como tales en un mundo próspero y en un estado de derecho, en el que podamos decidir nuestro propio destino, va a ser muy difícil la sobrevivencia en un mundo regido por un Nuevo Orden Mundial, socialista, policial, colectivista y al servicio de una burocracia desalmada.

Y el socialismo definitivamente sacó sus garras y está dispuesto a medirse en cualquier terreno pues saben de la debilidad que embarga a esa república donde conviven tantas etnias, credos e ideologías, que es producto de esa tolerancia y de ese juego de libertades que permiten la convivencia en un marco de cosmopolitismo, porque los EEUU es un reflejo de la inmensa variedad de estilos de vida y creencias, unidos políticamente bajo unos principios de respeto, legalidad y libertad.

Pero los socialistas no quieren ser libres, no pueden serlo, porque necesitan para vivir de una brida y un conductor, de alguien quien decida por ellos el camino, los objetivos y la finalidad de sus vidas, en comunidades, con metas colectivas, con gobiernos autoritarios que les asigne no solo deberes, sino a lo que tienen derecho, desde el más básico, como el de designarle una familia, hasta en que van a trabajar por el resto de sus vidas.

Los socialistas le temen a la vida, no saben qué hacer con sus cuerpos, sus mentes, sus posibilidades de construir mundo, necesitan que los dirijan, que les asignen tareas, que los cuiden y los mantengan, que le den desde educación, salud, vivienda, alimentación, trabajo, ideas, misiones y finalmente, que se encarguen de ellos cuando ya no puedan valerse por sí mismos.

Una vida diseñada, protegida, sin sorpresas, sin iniciativas propias, todo lo dan porque exista el colectivo, por el partido, por la causa, por el grupo y la nación a la que pertenecen, porque el momento de la verdad les llega cuando les piden que se sacrifiquen por los demás, porque lo que importa es el todo, no la parte, importa la colmena, no el individuo.

El socialismo es una ideología que agrupa a muchos individuos, sin importar sus diferencias y les asigna una vida como rebaño, como manada, el “yo” no importa, el egoísmo es castigado, la propiedad privada es abolida, las metas particulares son reprimidas, quieren masa, necesitan grupos sumisos, solo les importan los grandes números, por ello es que los pobres y las clases menos favorecidas son su principal sustento, todo aquel que tenga un reclamo (si es histórico, mejor), si es un resentido social, entonces es el candidato perfecto.

El socialista da su vida por sus líderes, por el partido, por sus símbolos, creen que para instaurar un nuevo orden en la sociedad más justo, igualitario y armonioso deben suprimir al hombre, a Dios, al trabajo entendido como emprendimiento individual, creen una obligación destruir el orden actual para crear un nuevo mundo, doblegar al hombre egoísta para que nazca el hombre-masa, y para ello debe sacrificar lo viejo para que lo nuevo surja.

Los negros socialistas en los EEUU, lo que salen a quemar banderas a las calles, a derribar estatuas, a pedir furiosos acabar con la policía, los que quieren ver al Presidente Trump fuera de la Casa Blanca y a los blancos pidiéndoles perdón por crímenes cometidos hace más de tres siglos, son un claro ejemplo de lo que argumento.

No son los negros educados, independientes económicamente, no son los empresarios y comerciantes de color, graduados en las universidades y con posiciones claves en sus comunidades, más importante aún, no son las personas de color que están conscientes de la durísima historia de la esclavitud, de la discriminación en contra de sus antepasados, del trato diferente y despectivo por razón del color de la piel que aún hoy persiste, no son los ciudadanos informados de la lucha por los derechos civiles, no es esa minoría que trabaja y construye una nación, la más importante y avanzada del orbe.

Los negros o gente de color a los que me refiero son las masas de indigentes, los pobres, los más ignorantes, los que quieren ser mantenidos y no trabajar, que aman el ocio y los placeres fáciles, que se saben legión y que cada uno de ellos vota.

Sus líderes son revolucionarios, marxistas convencidos, violentos y extremistas, no creen sino en el dominio absoluto sobre la sociedad, necesitan pleitesía y honores, y la única manera de ganarlo es a través de fomentar el miedo, los saqueos y las amenazas, son oportunistas e irresponsables y sufren de un gran complejo de inferioridad, necesitan dominar y pisotear gente para sentirse alguien, y lo peor, son unos ignorantes.

Son controlados por un grupo de blancos marxistas que conviven con negros evolucionados en el orden proletario o en sectas fundamentalistas, y perciben fondos del comunismo internacional, de un grupo de banqueros y financistas cuyo negocios son el manejo de las economías de países enteros, de bloques económicos, de mercados comunes a los que explotan para su beneficio, pero fundamentalmente se trata de obtener poder, poder mundial para controlar el planeta como un todo.

Esto del derribo de las estatuas, la destrucción de los símbolos de otros países bajo la excusa de explotación colonial, racismo, imperialismo, el aprovechar la muerte injusta de uno de los suyos para crear momentos de rebelión, “puntos calientes” como les decía Chávez, que no son otra cosa sino atractores en vórtices de caos y violencia social, con el fin de crear muchos de ellos, y desestabilizar va la sociedad completa.

La violación de las imágenes de Colón, de Fray Junípero, en una orgía de racismo a la inversa como se dieron en el caso de Chicago, en Saint Paul, Minnesota, en Boston, Massachusetts, en Houston, las que se vieron obligados a retirar en New Jersey, en California, por ser símbolos de la supremacía blanca , la  falta de respeto por la figura de Cervantes, son todas expresiones del más puro salvajismo, de la incomprensión de lo más básico de la historia de la civilización, todas dirigidas en contra de la cultura latina, para complacer a un movimiento de violentos que desean ganar unas elecciones, que piensan, será posible realizar en medio del desorden y la inestabilidad.

Todo esto lo estoy diciendo pues vengo del país donde se probaron todas estas estrategias del caos social, vengo de Venezuela, un país vecino que bien pudiera ser el futuro de los EEUU, he vivido lo que ustedes están viviendo y el guion se ajusta a la perfección, lo que hicieron los chavistas en pequeño, en un ensayo de laboratorio en una república petrolera, lo quieren hacer ahora con la mayor potencia mundial libre en el planeta.

Los comunistas al no poder vencer a los EEUU en el plano militar, la están atacando en lo social, creando desorden dentro de una crisis de salud y económica mundial, yo lo estoy viendo como una estrategia de diseño a la medida, gracias a los medios de comunicación que controlan, hacen ver que el gobierno es el culpable de la misma, aprovechan la incertidumbre que existe para elevar el miedo en la población, escogiendo a la minoría blanca como chivo expiatorio y tratando de dividir a esa otra gran minoría, a los latinos.

No vayan a creer que el episodio en contra de la empresa de víveres Goya, de origen hispano, a la que decidieron boicotear por unos comentarios que favorecían al presidente Trump, es algo fortuito, sigue la misma lógica de dividir y vencerás, los comunistas quieren a los negros a la cabeza de una rebelión de las minorías y muchos latinos han caído en la trampa, pero el último tramo de esta conspiración es la más importante, unas elecciones por correo, utilizando medios a los que tienen bajo control, con hackers en Rusia y China preparados para darles la victoria.

Yo vi como derribaban la estatua de Colón en Caracas, yo vi los saqueos en Guarenas, yo viví como desmontaron no solo las policías, sino a la Fuerzas Armadas completas y las sustituyeron por una guardia pretoriana al servicio del líder máximo, vi como saqueaban la tumba del Libertador Simón Bolívar, yo vi como reformaron la Constitución para coartar nuestra libertades, presencié la intensa campaña mediática en contra de los demócratas y como intervinieron los poderes públicos y los anularon, vi en carne propia la manipulación de unas elecciones y la victoria fraudulenta de los gorilas comunistas.

Yo vi los contingentes de médicos cubanos desfilando el día de nuestra independencia ondeando la bandera extranjera, insultándonos, vi a los jefes de la guerrilla Colombiana paseando escoltados por nuestras calles como si fueran jefes de estado, yo vi a los representantes de Hollywood, al director Oliver Stone, al actor Sean Penn y a una lista de infames estrellas de cine, prestándose para darle publicidad al dictador que arruinó a mi país.

La perturbación nace en Venezuela, se irradia desde Venezuela, se internacionaliza y le crecen tentáculos desde Venezuela… luego de veinte largos años, la amenaza continúa en Venezuela, es como un pequeño agujero negro que no deja escapar ni la luz, que distorsiona todo a su alrededor, en mi país se probaron en condiciones controladas, todos los mecanismos de disolución social y política que hoy se están practicando en los EEUU.

Igual que ustedes ahora, vi a las comunidades hermanas de Latinoamérica guardar silencio ante los desmanes de los grupos extremistas, igual que ahora los grupos de hispanoparlantes en USA no se pronuncian ante los actos de terrorismo que promueven estos grupos de negros y una enorme cantidad de gente de otras etnias, incluyendo a blancos, que  acompañan a los revolucionarios destruyendo la institucionalidad de su propio país.

Nadie hace nada, he visto a conocidos venezolanos apoyando sin ninguna vergüenza a los socialistas del partido demócrata en USA, a pesar de la ruinas que dejaban en nuestro país el socialismo chino-ruso-cubano, el mismo que trata ahora de tomar el poder en Washington, se trata de una complicidad por concordancia ideológica, temor o por un falso espíritu cristiano, cualquiera sea la razón, es imperdonable.

Todos estos eventos perturbadores del orden mundial, la pandemia del COVID-19, la resistencia mundial a la hegemonía de China, el cambio climático, el renacer de los fundamentalismos, las grandes migraciones de refugiados, la prevalencia del crimen organizado en asuntos políticos, la timorata reacción de los gobiernos libres y democráticos en contra de la barbarie mundial son utilizados por el socialismo para avanzar en sus planes de la toma del poder mundial.

La agresividad de los socialistas, sostenidos por una red mundial de medios de comunicación agresivos y en plan de guerra mediática, es implacable, la reacción de las fuerzas democráticas y republicanas es timorata y tibia, por decir lo menos, teniendo los medios y el poder de responder estos ataques no lo hacen, principalmente por escrúpulos libertarios que no son sino una excusa para ser cobardes y no tomar responsabilidades.

El presidente Trump es la única esperanza que el mundo libre tiene, es el hombre que está dispuesto a dar una lucha frontal en contra del enemigo, el apoyo que tiene es silencioso, subterráneo, las fuerzas de la derecha y de los conservadores no necesitan grandes concentraciones y menos en tiempos de peste, pero no hay que dejarlo solo, a Trump hay que acompañarlo en medio del encarnizado ataque en contra de su persona, a los negros radicales hay que darles un parado, que sientan que no son la única minoría que existe ni la que más trabajo ha pasado para sobrevivir, incluso la minoría blanca necesita expresarse y grupos radicales como Black Lives Matter lo que están buscando es un enfrentamiento, eso está claro.

A la comunidad latina en los EEUU les digo, el socialismo quiere dividirla, la está provocando utilizando a los negros radicales y a los marxistas para destruir los símbolos de la herencia hispana, el orgullo por una cultura y por un pasado complejo que ha aportado mucho a ese gran país.

Los socialistas norteamericanos le han confiado a su candidato Joe Biden la responsabilidad de embarcar al país en un rumbo rojo rojito, lo escogieron bien, blanco, anciano, de aspecto inofensivo, absolutamente inocuo, pero no se engañen, detrás de ese político de la tercera edad, hay un gran aparato de propaganda y represión en proceso de querer cambiar la historia para traer a escena a ese nuevo hombre, al revolucionario, al comunista que le arruinará la vida a todos los norteamericanos y con ellos, al mundo libre.       saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

  

 

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