domingo, 19 de julio de 2020

El Hombre que hablaba con los delfines


En su fabuloso artículo Porqué importa Gregory Bateson (2020) del escritor e investigador Ted Gioia, nos propone que nos imaginemos que nos encontramos con Gregory en una fiesta y le preguntamos que hace para ganarse la vida, y Ted que está a su lado interrumpe y nos da un apretado resumen de su vida:

 

Bateson empezó como biólogo y con un pedigrí excepcional- su padre fue, William Bateson, quien acuño el término “genética”. Bateson demostró un profundo conocimiento de las ideas de Darwin que aprendió de muy niño en casa. A finales de los años veinte del pasado siglo, ya estaba enseñando lingüística en la Universidad de Sídney. En 1930, era un importante antropólogo haciendo trabajo de campo en Nueva Guinea y Bali (a veces en compañía de su esposa para aquellos años, la también antropóloga Margaret Mead). Luego de la Segunda Guerra Mundial, adquirió renombre como psicoterapeuta desarrollando su famosa teoría del “doble vínculo” (double bind), que inicialmente fue utilizada para explicar las causas de la esquizofrenia, pero luego fue usada en otras áreas, incluyendo comedias, arte, poesía y comportamiento organizacional. En la década de los sesenta, Bateson realizó investigaciones sobre los efectos del LSD en el Hospital de Veteranos cercano a la Universidad de Stanford, donde junto al Dr. Leo Hollister reclutaron al futuro novelista y cronista del movimiento hippie, Ken Kesey (escribió la novela It flew over the cucoo´s nest, de la cual hicieron una famosa película “Atrapado sin salida” 1975) para que participara en los experimentos. Más tarde viajó y se instaló en las Islas Vírgenes donde dirigió los laboratorios para estudiar la comunicación de los delfines que había fundado el excéntrico millonario John Lilly. Y durante toda esta actividad, preservó su pasión más grande: el estudio y la propagación de la cibernética, dirigida a explicar el sistema del pensamiento y comportamiento humano, y lo hizo con el rigor que Newton aplicó en sus estudios de física.

Su obra fundamental es el libro, Pasos hacia una ecología de la mente 1972, una interesante compilación de artículos, conferencias, y lo que Gregory llama “metálogos”, conversaciones con su hijita donde explica las bases de su pensamiento, aunque no deben dejarse confundir con la forma del libro, se trata de una de las obras fundamentales del pensamiento moderno, años de observación, experimentación y pensar sobre la naturaleza humana digno de un hombre renacentista y universal.

Ted Gioia nos presenta a Gregory como un genuino ejemplar de la contracultura norteamericana de aquellos años 60, en medio del movimiento hippie, de la terrible guerra de Vietnam, del rock psicodélico, el amor libre y la cultura de las drogas, un observador calificado que hendía su época con una mente analítica, afilada como un escalpelo y con un espíritu holístico; todo aquel movimiento New Age (para  aquel entonces lo llamaban la Era de Acuario) chocaba de frente contra el materialismo de una sociedad consumista e industrial, y el resultado fue una revolución importante y profunda en el pensamiento de los jóvenes del momento, una revolución que tuvo su París en el 68 y su Woodstock un tiempo después, una verdadera rebelión de la mente y el espíritu.

Los contacto que tuvo con los representantes de la generación Beat, amante de la literatura y en especial de la poesía, cultivado en las tradiciones orientalistas del budismo zen y el taoísmo, este científico de formación y académico a carta cabal, pudo darse cuenta de las fuerzas que se levantaban en aquel mar de leva, afortunadamente estaba al tanto del profundo problema de la información y el existencialismo, que dio como resultado su interés por la semántica, que a su vez pudo experimentar con ella en sus laboratorios con pulpos y delfines, como pionero del movimiento cibernético compartió escena con las mentes más avanzadas de su tiempo, con Warren McCulloch, Norbert Wiener, John von Neumann, Evelyn Hutchinson y otros, eran la gente que ya en aquellos años intuían un mundo estructurado por bits de información, y podían avizorar en la bruna del futuro al internet, a la Inteligencia Artificial, la robótica, la nanotecnología…

Su experiencia como antropólogo y como investigador en psiquiatría, le dio la oportunidad de desarrollar un marco de realidad en medio de aquella turbulencia social, que muy pocos manejaban debido principalmente por la altísima complejidad y relaciones de sus componentes, al final de su dedicatoria en el libro que mencionamos, escribió lo siguiente que me parece muy revelador de su actitud:

 

Mi inspiración personal debe mucho a los hombres que durante los últimos 200 años mantuvieron viva la idea de la unidad entre la mente y el cuerpo: Lamarck, fundador de la teoría de la evolución, atribulado, viejo y ciego y condenado por Cuvier, que creía en la Creación Especial; William Blake, el poeta y pintor, que veía "a través de sus ojos, no con ellos", y que sabía qué es ser humano más que ningún otro hombre; Samuel Butler, el crítico contemporáneo más capaz de la evolución darwiniana; R. G. Collingwood, el primer hombre que reconoció —y analizó en prosa cristalina— la naturaleza del contexto; y William Bateson, mi padre, quien sin lugar a dudas estaba en 1894 maduro para recibir las ideas cibernéticas.

 

Hay varias ideas que manejó Bateson que nos conciernen a los venezolanos, y que están cincelando nuestra realidad, una de ellas es su concepto de tolerancia, palabra que es muy del gusto de nuestra gente y que es muy usada para referirse a la democracia, pero como bien dice nuestro invitado de hoy, a la gente le gusta referir como tolerancia cuando no pueden distinguir las diferencias entre una cosa y la otra, en ese estado de confusión pretenden que prevalezcan sus opiniones desinformadas, y si alguien les arguye lo contrario lo acusan de intolerante, de modo que la mayor parte de las veces, el error y la equivocación de eternizan en nuestra cultura.

De esta manera aspectos que nada tiene que ver con la democracia, le son atribuidos a ella para que el público las acepte como “normales”, cuando en realidad introducen características perturbadoras y que atentan contra la misma democracia, bien sea por ignorancia o con toda la intención de dañar la convivencia y la búsqueda del consenso.

Otra idea que me parece fundamental en Bateson es que figura el comportamiento humano como un sistema con dos grandes avenidas, una utiliza el control de la retroalimentación para estabilizar su funcionamiento y obtener rendimientos óptimos, al igual que una máquina de vapor, que funciona gracias a una serie de mecanismos auto reguladores (indicadores de presión, calor, velocidad, de lubricación, etc.), que hacen que un todo complejo de partes distintas pueda equilibrarse mientras hace su trabajo.

La otra avenida es la vía libre, sin esos mecanismos de auto regulación, sin indicadores del funcionamiento de las partes, el sistema opera sin guía alguna, lo que hace, es que una vez en encendido, sólo le queda agotarse en una loca carrera hasta consumir su combustible, se termine la vía, o que las piezas se descompongan; algo muy parecido ocurre con las formas de gobierno que se da una sociedad, una democracia para que funcione correctamente necesita de mecanismos de auto regulación, de controles y rendimientos de cuentas, de la opinión pública, de elecciones libres, entre otras muchas cosas, en cambio un régimen como el Socialismo del Siglo XXI, que prescinde de controles y posibilidad de retroalimentarse de información para saber dónde se encuentra y como va, simplemente funciona hasta que se echa a perder, que es lo que sucedió con nuestro país, por eso es que el chavismo no es, ni nunca podrá ser democrático.

Vamos por último tenemos el concepto del “doble vínculo” y la explicación que da Gioia es muy clara:

 

En el ejemplo clásico de Bateson, una madre se distancia emocionalmente de su niño pero obliga al jovencito a asumir la culpa por el romper esa intimidad. El niño enfrenta entonces ese doble vínculo: decir la verdad pondría a la madre furiosa y produciría sólo desmentidos y una mayor separación, mientras que aceptando la mentira convertiría al niño en un enemigo a quien se le reprocharía la responsabilidad por la ruptura y todos los problemas que eso conlleva. Y porque, por definición, estos son problemas insolubles, los participantes en este doble vínculo están forzados a confrontar este dilema imposible una y otra vez… en palabras de un muy conocido proverbio, estás condenado si lo haces, y estás condenados si no. La intensidad de la situación se exponencia desde el momento, como usualmente ocurre, que los involucrados no se les permite mencionar el doble vínculo. La raíz del problema permanece, por definición, sin ser mencionada.

 

Eso es lo que el chavismo le ha ofrecido al país durante estos últimos veinte años, ellos hacen lo que les da la gana, sin control ni responsabilidad alguna, y trasladan la culpa al venezolano inocente por medio de un doble vínculo, dejándonos siempre en neutro, sin saber qué hacer, confundidos todavía más, gracias a la intervención de una posición colaboracionista, que tiene las ideas de democracia, tolerancia y pacifismo en un revoltillo sin pies ni cabeza, lo que los lleva a asumir la posición más cómoda para ellos: esperar, vamos a ver qué pasa y recemos para que Dios nos ayude.

Bateson tiene otro libro traducido al castellano, publicado póstumamente, se titula La Unidad Sagrada 1991, y es un complemento al primero, ambos son de lectura obligada para quienes quieran tener armas para luchar en contra de la barbarie del chavismo, los recomiendo.  

saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 



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