Y aquí estoy hablando de simpatizantes,
colaboracionistas, criptochavistas, chavistas que no saben que son chavistas
pero que actúan como uno, admiradores, demócratas supertolerantes e inclusivos
de cualquier tendencia ideológica, pacifistas, comuneros y socialistas en
general… la única pregunta y, quizás, la más importante de todas en el rango
existencial, cognitivo y hasta metafísico es: ¿Podré estar yo equivocado? O
esta otra, que tiene una relación genética insoslayable: ¿Tendré la culpa?
Quien no pueda hacerse y, por supuesto, responder a estas
preguntas debería estar marcado con un inmenso letrero, que le advierta a sus
congéneres que es un peligro en latencia, un desastre por ocurrir, que no
pertenece a la raza humana, porque si hay algo que nos distingue como humanos a
todos los que sí erramos y asumimos responsabilidad por nuestros actos, es que
en algún momento podemos equivocarnos, y si lo hacemos deberíamos asumirlo, aprender
de la experiencia, reparar el daño ocasionado, pedir disculpas a los
agraviados… esto, para ser coherentes con nosotros mismos.
El problema fundamental es la coherencia; para un chavista
o quienes lo acompañan en ese infortunio, si presumen de ser coherentes, no
damos el mismo significado al término; un chavista no entiende de sentido
común, no sabe lo que es tener palabra, no asume compromisos, no reparar daños,
menos aún siente culpa… un chavista tiene su propia y pervertida lógica, sigue
un discurso totalmente anómalo con la racionalidad, su pensamiento, si es capaz
de generar alguno, no sigue un argumento en particular, está basado en premisas
aprendidas y memorizadas, en fórmulas y memes que le dan respuesta a todo.
De allí que la primera premisa para entender y tratar con
un chavista y sus otras subespecies, es tener claro que ni es capaz de pensar,
y aquí tenemos que ser muy cuidadosos, porque hay chavistas que aparentan
pensar, son muy pocos, pero existen, y como son la excepción, lamentablemente
confirman la regla… y porque cuentan entre sus filas con personas que han ido a
una universidad, que tienen libros escritos, que incluso han estudiado en
claustros académicos importantes en el exterior, porque tienen facilidad en
imitar el uso del lenguaje, incluso, utilizan con cierta destreza los usos
técnicos y forenses de distintas profesiones, citan con gran exactitud a
algunos sabios de la antigüedad y les encanta utilizar palabras arcaicas y
desuso, en este sentido, aparentan pensar. Pues, se trata de trucos aprendidos,
como algunos grandes chimpancés en las montañas profundas de Zaire, en África, que
cascan sus nueces con piedras… no son reflejos de inteligencia, aunque sí de
habilidades heredadas o de prácticas comunales aprendidas.
Pero no nos quedemos en superficialidades ni en la chanza
de decirle al otro idiota, o creernos mejor dotados que los otros; lo que
quiero destacar es que la ignorancia es muy peligrosa, que una persona sin una
educación moral y ética es una tragedia que se puede desatar en cualquier
momento, que personalidades defectuosas, sin entrenamiento en comportamientos
sociales adecuados, pueden ser causas de conflictos, que si no hay sentimientos
de nobleza, de verdadera solidaridad y amor por el prójimo, se puede fácilmente
devenir en un criminal, precisamente, por la falta de consciencia.
Estamos hablando de individuos incompletos, con grandes
carencias afectivas, sin horizontes morales, llenos de rencor, con ánimos de
venganza y carcomidos por un gran resentimiento; este tipo de personas, en el
lugar y momento precisos, pueden constituirse en una amenaza y un peligro para
los demás. Eso, estimados lectores, es la materia prima del chavismo, que es
una ideología del resentimiento y la violencia que nace del socialismo, movida
por un odio de clases y una gran necesidad de igualdad universal, pues no
soportan las diferencias, constituyéndose ellos en la medida del rasero.
La ideología que han desarrollado tiene una raíz
revolucionaria; toda revolución encarna lo nuevo sobre lo tradicional, el
futuro sobre el pasado, se trata de un nuevo orden, que para levantarse, debe
primero destruir lo que existe, y es por ello que toda revolución implica
violencia, no importa si hay buenas intenciones de hacer una revolución pacífica,
no hay revolución pacífica, siempre hay que romper algunos huevos para hacer
una tortilla, la excusa de todo revolucionario parte de un principio básico y
fundamental, la verdad está con ellos.
No se puede ser revolucionario y estar equivocado, son
principios contradictorios; por eso es obligatorio estar convencido de que se
está del lado de la verdad, porque toda revolución conlleva una serie de
sacrificios humanos difíciles de asimilar, si están del lado equivocado no hay
manera de justificarlos.
Y como el socialismo es una doctrina de salvación y
redención humana, un proceso de liberación y finalmente de amor por la
humanidad (muy al estilo cristiano), no le da cabida a la duda o el
arrepentimiento. Las revoluciones y el socialismo se imponen sobre una sociedad
porque se venden entre sus adeptos como la verdad y lo mejor posible del mundo
para todos, a pesar de que la gente lo ignore, de que la mayoría no se dé
cuenta de que la revolución busca el bienestar del colectivo, que no pueda
entender que la revolución y el socialismo son lo mejor que pudiera ocurrirles…
siempre queda la esperanza de que, en algún momento en el futuro, cuando la
gente abra los ojos y se dé cuenta de las bondades de la revolución, entonces
lo van a agradecer.
El problema es que no hay términos para que sucedan los
buenos resultados; ese mundo perfecto, igualitario, puro, sin gobierno, sin
propiedad privada, sin religión ni familias pero con una tribu, conducido por
el amor y la fraternidad, donde cada quien reciba lo suyo de acuerdo a sus
posibilidades, no tiene fecha en el calendario… esa utopía socialista tiene
primero que madurar, de hecho, hasta el momento, ningún gobierno socialista ha
alcanzado el grado superior del comunismo, esa sociedad perfecta no existe, no
tiene manera de existir.
Lo que sí existe es una larga lista de atrocidades, de
crímenes, de gulags y campos de concentración, de exterminios masivos de seres
humanos, de ruinas de países, de pobreza generalizada, de sufrimiento y
carestía que son difíciles de ocultar, mucho menos, de justificar… todo
realizado en el nombre del socialismo y el amor por la humanidad.
Los que me han leído hasta aquí, habrán entendido que esa
doctrina política es absurda porque, en principio, desprecia y desecha la
verdadera naturaleza del ser humano, que somos personas imperfectas, egoístas, inclinadas hacia el pecado y los
vicios, violentas, dominantes, no nos gusta el orden y las normas, queremos
hacer lo que nos dé la gana… al ser humano hay que educarlo en la disciplina y
el amor para que rinda, hay que premiarlo y castigarlo para corregir sus
desviaciones, hay que educarlo en las obligaciones y el respeto, para que se
comporte de manera civilizada, de otra manera será preso de sus pasiones y
pulsiones más primitivas.
El socialismo y las revoluciones parten de un concepto
equivocado del hombre, de una idea inalcanzable… a pesar de la indoctrinación,
de las reformas, de la ingeniería social y del uso de la biopolítica para
obligarlo a ser un buen salvaje roussoniano, no pueden ni podrán jamás
convertirlo en una abeja de colmena o en una oveja de rebaño.
Vea usted lo que sucede con los niños que se dejan a su
suerte, sin una familia, abandonados de toda seguridad y compasión ¿Qué resulta
de tales situaciones? Pues hombres y mujeres con problemas, víctimas del crimen
y la explotación, personalidades problemáticas que andan buscando venganza, buscando
líderes que les prometan lo imposible, entre otras cosas, llegar ellos a
gobernar el mundo.
Y aquí es donde quería llegar, el chavismo es una guarida
para desadaptados, marginales y resentidos; los comunistas les venden una
utopía que han hecho realidad para unos pocos, logrando colocar a los menos
aptos en el gobierno, haciéndolos ganar elecciones, atribuyéndoles seguidores,
imponiéndolos por la fuerza…para que, una vez en el poder, nunca renuncien a
él.
El chavismo tuvo un gran éxito dentro de nuestras fuerzas
armadas, porque los socialistas democráticos que gobernaron el país antes que
los chavistas no advirtieron que estaban llenando los cuarteles de desadaptados,
ignorantes y violentos, la idea era que la institución castrense iba a corregir
esas vidas descarriadas a fuerza de disciplina, trabajo, educación y honor.
Pero ocurrió todo lo contrario, la sociedad civil le dio
las armas a los menos indicados, les concedió el monopolio de la violencia a
los más violentos, les otorgó poder a los más ignorantes… todavía hay
venezolanos que no se explican lo que ocurrió con el país. Para completar el
cuadro, había mucha pobreza e injusticia en Venezuela, la familia tradicional
ya no funcionaba como pilar de cohesión social, no había liderazgo capaz de
hacer el trabajo necesario dentro de las distintas comunidades… eso sí, había
bandas de oportunistas y mafiosos que hicieron de la política un juego muy
sucio, lo suficiente para que la gente decente y con luces rehuyera de los
partidos políticos, con asco, y quedaron las elecciones a merced de los
usureros, negociantes y extorsionadores.
Ninguna persona medianamente razonable aceptaría que gente
de esa catadura estuviera al frente del país, gente sin principios, mentirosas,
siempre buscando su interés personal, sin calificaciones para hacer una simple
gestión administrativa de gobernanza… menos aún a esos que se dicen
revolucionarios, sería poner a conducir un carro a alguien que no sabe manejar,
un accidente sería lo mínimo que se podría esperar. Eso fue lo que ocurrió,
unos ignaros y traficantes de drogas se hicieron con el poder y quebraron el
país, destruyeron una de las economías con mejores perspectivas en
Latinoamérica, un país petrolero exitoso y productivo… la debacle fue de tal
tamaño, que veinte años después de que el chavismo llegó al poder, cinco
millones de venezolanos huyeron del país como refugiados, buscando una vida
digna.
Así fue como un mediocre teniente coronel de los
paracaidistas y un reposero que se hacía pasar por chofer de autobús se hicieron
con el poder, con la revolución cubana de respaldo, para hacer de nuestro país
una colonia explotada sin piedad; ésa es la triste historia del chavismo, una
vergüenza mundial, incapaz de hacerse la pregunta fundamental… en el caso de
Maduro, luego de tener problemas con el mundo entero, de prácticamente pelearse
con todos los países del orbe, de haber roto relaciones con países que antes
eran nuestros aliados, de haber incitado a una guerra contra nuestros vecinos, esa
pregunta sería ¿No será que el equivocado soy yo y no ellos? ¿No será que estoy
haciendo algo mal? - saulgodoy@gmail.com
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