jueves, 9 de julio de 2020

Vivir en tiempos peligrosos



De los negocios más afectados por la pandemia del Coronavirus COVID-19, es el área del entretenimiento, las presentaciones en vivo de artistas, las competencias deportivas, la restauración, los bares y clubes nocturnos los que han acusado mayor impacto, principalmente porque son emprendimientos que necesitan la concurrencia de un gran número de personas para su viabilidad, esta afectación tiene consecuencias tanto para los dueños y trabajadores de estos negocios, como para el público que concurría a los mismos buscando el espectáculo, la fiesta, y el compartir veladas, el contacto humano, la cultura.
Una buena parte de la alegría de la gente fue sacrificada en aras de tratar de controlar el contagio, pues es precisamente entre multitudes y grandes grupos, que pudiera darse las condiciones para la transmisión rápida y masiva de la enfermedad, y con ello se esfumó la posibilidad de acudir a un estadio para ver un partido o una competencia deportiva, presenciar un concierto de nuestros músicos favoritos, acudir a un mitin político o servicios religiosos, asistir auditorios a graduaciones, charlas, espectáculos de circo, magia,  a teatros para ver obras de teatro, funciones de cine…
Pero placeres tan personales como ir a un restaurant o a nuestro bar favorito donde podíamos departir con amigos y conocidos, incluso con extraños, o salir de farra a un club a bailar, a exhibirnos y ver a los demás, a propiciar un encuentro con alguien desconocido y trabar una nueva relación, todos estos ritos y eventos sociales quedaron en suspenso, ya no se pueden realizar o si uno acude a uno, lo hace con miedo y tomando medidas de distanciamiento social que le roban todo el gusto y el placer a estos encuentros, porque nadie me puede decir que andar con mascarilla protectora, guantes, estar lavándonos las manos a cada momento, mantener dos metros de distancia del otro, evitar el contacto, pueda ser la manera en que tendremos que vivir la vida a partir de ahora.
Hasta la celebración en familia de un cumpleaños se ha convertido en una actividad de alto riesgo, tal y como ocurrió recientemente en Texas con la familia Barbosa, reportado ampliamente por la BBC en un artículo (2020) sobre eventos superpropagadores y que el doctor Abraar Karan, de la Universidad de Harvard precisó de la siguiente manera:

El 30 de mayo, la familia Barbosa reunió un grupo de 25 personas para una fiesta sorpresa de cumpleaños en el norte de Texas, EE.UU. El anfitrión, sin saberlo, estaba infectado con SARS-CoV-Para fines de junio, uno de los asistentes, Chance O'Shel, dijo que ocho miembros de la familia y 10 amigos habían contraído el virus, incluidos los abuelos Frank y Carole Barbosa.
Texas, uno de los estados con más casos de covid-19, ha tenido manifestaciones de rechazo a las medidas sanitarias. Tanto Frank como Carole Barbosa fueron hospitalizados más tarde y, el 1 de julio, Frank murió, informaron los familiares…  
Para el doctor Karan, una fiesta de cumpleaños como la de los Barbosa podría tener todos los ingredientes para un evento superpropagador… "Si estás en una fiesta de cumpleaños, hay mucho contacto. También hay personas que hacen cola para usar el baño", lo cual los pone juntos en pequeños pasillos donde el distanciamiento social es imposible.
A medida que las personas beben y comen, surgen más problemas, comenzando por el hecho de que es poco probable que usen protección facial mientras lo hacen, lo que permite una propagación más fácil… En segundo lugar, si los invitados a la fiesta comienzan a beber, el distanciamiento social se va perdiendo o se ignora por completo.

El doctor Karan refirió otro caso, esta vez en un restaurant:

El 8 de junio, los propietarios del Harper's Restaurant y Brew Pub, un restaurante cubierto con una gran terraza al aire libre en East Lansing, Michigan, abrieron sus puertas después de semanas de cierre obligado por el covid-19. Los gerentes brindaron capacitación sobre prácticas seguras, las mesas se separaron y el aforo se redujo a la mitad, lo que permitía recibir hasta 225 clientes. Qué es el factor R0 con el que se mide la intensidad de un brote como el coronavirus y su potencial pandémico. Semanas después, el 2 de julio, 152 infecciones en 13 condados de Michigan han sido vinculadas al bar Harper's. Algunos modelos sugieren que solo el 20% de las personas, los superpropagadores, son responsables del 80% de las infecciones. De estos casos, 128 informaron que estuvieron presentes en el establecimiento entre el 12 de junio y el 20 de junio, y el resto son contactos cercanos de quienes lo hicieron. Acudir a un bar o restaurante cubierto puede llevar a un territorio arriesgado, dice Karan. Al igual que en una fiesta de cumpleaños, la comida puede ser un factor: "Cuando hay personas que comen, no usan máscaras, mastican y hablan y van a estar cara a cara, uno frente al otro", señala. Esto permite que las gotas bucales se transmitan entre los invitados. El consumo de bebidas alcohólicas inhibe el respeto a las reglas sanitarias, advierten los expertos. Si hay música a alto volumen o si la concurrencia hace difícil escuchar, el hablar en voz más alta también aumentará el riesgo "como una fiesta en su apogeo", añade Karan.

Esta situación, absolutamente contraria a como la postmodernidad nos había acostumbrado, la vida en colmena, las relaciones espontáneas y fortuitas, las comunicaciones constante durante la travesía diaria en esta vida líquida llena de contactos efímeros y múltiples, nos diferencia de una manera fundamental a las sociedades de la Edad Media o de la postguerra moderna, que de alguna manera estaban mejor preparadas para soportar un cerco sanitario.
El gran problema es que una cuarentena es para los humanos un aislamiento anormal, y si ésta se prolonga indefinidamente, sin posibilidades de que la situación tenga una solución a la vista, puede generar problemas psicológicos y de comportamiento graves en las personas, que como bien refiere la profesora Elke Van Hoof, psicóloga de la Universidad de Vrije en Bruselas, y especialista en estrés y trauma, estamos ante el "mayor experimento psicológico de la historia", un experimento que tiene unas características difíciles de asimilar y que acorralan a las personas que no están preparadas para la soledad y al aislamiento; nos dice la doctora Van Hoof:

… la sensación de estar abrumado, no poder hacer frente (a las obligaciones), tener problemas para dormir, volverse más irritable… Si tienes una estructura familiar, entonces no estás solo. Pero si no la tienes, todo se torna bastante solitario.
Muchas personas han estado o están en cuarentena más de dos meses, con solo el contacto social de ir al supermercado o conectarse en línea en una reunión o encuentro social. Así que los sentimientos de soledad han aumentado mucho. Al mismo tiempo, cuando nos golpea una pandemia de tal magnitud, también tendemos a ser más solidarios y a tener un mayor sentimiento de cohesión social porque todos sentimos lo mismo. Hay malas consecuencias, pero también hay algunas esperanzadoras. Pero con las personas vulnerables es otra cosa. Hay un alto riesgo de que sus condiciones hayan progresado o que tengan que enfrentar desafíos adicionales. Me refiero al abuso de sustancias, al abuso físico o las que experimentan abuso de poder. Para esas personas que ahora están encerradas, veremos cuáles son las consecuencias dentro de un par de meses.  Los números varían en todo el mundo pero hay riesgo de que la violencia haya aumentado en los hogares. Esa no es una muy buena señal porque indica que la cuarentena tiene un efecto severo en las personas.

Hasta hace muy poco nos habíamos acostumbrado al contacto social constante con personas, la mayor parte de ellas desconocidos, a estar en lugares rodeados de mucha gente compartiendo espacios reducidos, en nuestros lugares de trabajo, en los espacios públicos, en tránsito por las ciudades, en trenes, metros, aviones, barcos… Quizás no lo notábamos antes, pero ese contacto con extraños, el rose con la multitud, el estar compartiendo algo con la gente era parte de nuestra cotidianidad… y cuanta falta nos hace, esta pandemia nos descalabró nuestra vida social.
Muchos de nosotros tenemos que reinventar la manera de ganarnos la vida, rehacer nuestras rutinas de trabajo, debemos ingeniarnos como mantenemos nuestras relaciones familiares y comunitarias, de pronto se hizo fundamental las comunicaciones digitales, los teléfonos, las computadoras, las redes sociales, con tan mala suerte para los venezolanos que nos encontramos con una infraestructura de comunicaciones obsoletas y en precario estado físico, las inversiones que eran necesarias para mantener y optimizar nuestras plataformas no se hicieron, y ahora, el gobierno revolucionario y socialista nos obliga a lidiar con una situación de cuarentena en la peor situación posible.
Como bien nos describe el filósofo alemán Peter Sloterdijk “entre los seres humanos, en la esfera de proximidad familiar funciona un juego incesante de contagios afectivos que concurren simbiótica, erótica y miméticamente. Los seres humanos viven sintonizados en un círculo de proximidad, el de la fascinación del ser humano por el ser humano”.
Esa necesidad de contacto, de compartir experiencias, de sentirnos, olernos, comunicarnos es parte fundamental de nuestra naturaleza, dejar de vernos es ya una proeza y para algunos resulta imposible lograrlo, y es por esta debilidad que muchos de los que se convierten en esos superpropagadores de la peste, por querernos, nos matan, por necesitarnos, nos infectan, es lo más terrible de esta pandemia.   -   saulgodoy@gmail.com




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