jueves, 27 de agosto de 2020

Los múltiples rostros de la ideología

 


 


Dedicado a la memoria del ingeniero Gerardo Santeliz Carrasco, caroreño de pura cepa.,

 

Desde hace tiempo vengo observando el desconocimiento que existe entre los venezolanos en cuanto a la ideología, no nos interesa el tema, nos molesta, igual que con el COVID 19, porque no lo vemos, no creemos que existe;  nos aburre solo oírlo mencionar,  pareciera que hemos llegado a la conclusión que de todo el tema político, lo ideológico es lo menos importante.

Craso error, y quizás por este desconocimiento general sobre la ideología es que estamos como estamos, porque no se trata solamente de un rechazo a nivel popular, es algo que hasta los políticos profesionales, esos que viven y hacen de la política su profesión, padecen, y lo peor, alardean en afirmar que no les interesa.

He escuchado a personas que se asumen como líderes sociales que dicen no militar en ninguna ideología, que su pensamiento y acciones no está inclinado a ninguna parcialidad o corriente ideológica, que son “puros” y por lo tanto los más indicados en regir los destinos del país utilizando aquella fórmula utilitarista expresada por el presidente Barak Obama, de utilizar en el gobierno lo que sea útil y necesario sin importar de donde venga, pues creo que estas personas mienten.

A quienes militan en una organización política, sin importar sus colores, ¿Cuándo fue la última vez que fueron convocados para discutir aspectos ideológicos, citados para hacer parte de esos congresillos doctrinarios y de principios? Probablemente nunca, y si ha asistido, lo más seguro que el tema de la reunión fuera el de la disciplina partidista y la importancia de la unidad, o probablemente sobre el compromiso (cualquiera que este sea) del partido con el pueblo.

Como estudioso de las comunicaciones y la política, he caído en cuenta del enorme vacío que existe en comprender el aspecto ideológico que afecta, y a veces dirige nuestras vidas, porque aún si ignoramos la ideología, esta no ceja un instante en marcar nuestras acciones y sentimientos (dejé el pensamiento fuera a propósito, porque a pesar de que vivimos controlados por la ideología, no pensamos en ella).

Y no crean la materia ideológica se agota únicamente en identificar que es liberalismo, comunismo o anarquía, o que se necesita para ser un buen nacionalsocialista, o un fascista y hasta un demócrata, no se trata únicamente de conocer cuáles son los sistemas de gobierno o el tipo de constitución que nos damos, no, la cuestión es mucho más profunda y en estas breves líneas voy a tratar de explicarlo.

El termino ideología fue acuñado en Francia por Antoine Louis Claude Comte Destutt de Tracy

(1754-1836), para describir al ser humano como un animal que posee una mente y la cual funciona con ideas, a Napoleón no le hizo mucha gracia aquello, demasiado simple y viniendo de uno de sus asesores más respetados como educador; Destutt de Tracy completaba el concepto diciendo que era con la gramática que construía signos, y como se expresaban dichas ideas, bueno, la cosa no era tan simple, se necesitaba una articulación de modos racionales (principalmente lógicos) para poder combinar ideas, de modo que una persona, para poder diagnosticar y manejar su entorno, poder mejorarlo, y con ello, el mundo a su alrededor, necesita una educación direccionada en éste sentido.

El problema que surgía de tal concepto es que había que estar validando la correlación entre las ideas y la realidad, pues así como había ideas que describían de manera certera la realidad, había otras que la falsificaban, y esto ocurría incluso en el mundo de la ciencia, que también estaba sujeto a la ideología desde el mismo momento en que ésta era un producto social.

Lamentablemente para el comienzo del siglo XIX la palabra ideología empezó a tener connotaciones negativas, al ser atribuidas a “personas de cabeza caliente y locos entusiastas” tratando de excluir de la ideología todos aquellos pronunciamientos de personas tenidas como “serias, ponderadas y cultas”, entre ellos, los científicos.

Esta diferencia nos da pie para resaltar un fenómeno muy interesante, y es este proceso discriminatorio, de indexación, que viene con los aprendizajes de una lengua y que tantos antropólogos y lingüistas han registrado en sus observaciones de campo; siempre que hablamos lo hacemos desde una cultura y una lengua, y no siempre nos atenemos a hechos y descripciones realistas del mundo sino a “intuiciones” que nos viene como herencia de la particular clase social en la que nacimos, de los diversos grupos a los que pertenecemos, a esto lo llaman una semiótica social .

De esta manera somos capaces de indexar o discriminar entre palabras que significan lo mismo pero que tienen una carga ideológica diferente, tomemos por ejemplo la palabra “público”, “masa” o “chusma” todas implicando un número indeterminado de personas reunidas en un lugar y con un propósito, hay una valoración en la descripción que afectan esa realidad determinada, y esa valoración puede llegar a falsificar esa realidad, pero lo más interesante es que una buena parte de los estudiosos del tema alegan, que todo fenómeno cultural y lingüístico es ideológico de cabo a rabo, sin excepciones, lo que haría imposible sostener la objetividad sobre las descripciones de lo que acaece en el mundo.

Es por ello que toda educación lleva una impronta ideológica, la educación en la familia, en las escuelas, en las universidades, son todas maneras de transmitir, de eternizar, una visión parcializada del mundo a los alumnos, unos intereses de clase o grupales, garantizando para esa cultura una continuidad.

Dice el investigador Michael Silverstein en su ensayo Los usos y utilidad de la ideología, lo siguiente: “En vez de aceptar que no hay ningún acto social sin componente ideológico, prefieren manejarse con la idea de una retórica cargada de connotaciones negativas al momento de analizar cualquier aspecto sobre formación social, cuyas bases textuales no son difíciles de encontrar, pues se encuentran en la manera histórica de hasta cómo están organizados sus diccionarios”.

 

El juego de la identidad y grupos sociales en la ideología.

 

De modo que, aquellos por ignorancia o mala intención dicen que no tienen ideología, pregúnteles de que clase social provienen, a que grupos profesionales o deportivos pertenece, que clubes y círculos frecuenta y se dará una buena idea de cuál es su ideología basal, o detallando un poco como se expresa, su vocabulario, acento o manierismos, toda persona está envuelta en un ropaje de signos que detallándolos dan información sustancial sobre su ideología, porque todos, sin excepción, practicamos alguna forma de fetichismo, hacemos reificaciones, o creemos en alguna forma de totemismo, perteneciente este bagaje a ese reino de lo semiótico, que nos viene con la adquisición de una lengua (o varias) y de una cultura.

Entramos entonces en la parte política, que es el interés que movió mi iniciativa para escribir estas líneas, ¿Se puede separar la educación y la formación de un individuo de sus preferencias políticas? Hay quienes opinan que las tendencias políticas están ya predeterminadas por una manera de ser, y que la persona simplemente busca en ese mercado de ofertas políticas, organizaciones, doctrinas y programas uno que se amolde a su gusto, es decir que se corresponda con su ideología basal.

Si el objetivo último de la política es el poder, la ideología entonces se ocupa de organizar la toma y el mantenimiento del poder, para lo cual debe estar direccionada para intervenir en la formación y transformación de la subjetividad humana.

Para Marx, quien estudió la ideología a fondo, la veía como el medio a través del cual los hombres hacen su historia como actores conscientes. En este sentido la ideología se refiere a las  «formas en las que los hombres se hacen conscientes de este conflicto [entre las fuerzas y las relaciones de producción] y luchan por resolverlo».

Pero hay otra cantidad de conceptos de lo que es ideología política, tomemos el de Swidlers que dice: “Son sistemas de creencias y rituales altamente articulados que ofrecen una respuesta unificada para problemas de acción social”.

Podría seguir ad infinitum trayendo a discusión una enorme cantidad de definiciones de ideología, pero me quedo con la visión del sociólogo norteamericano Colin J. Beck quien escribió en su trabajo Ideology (2013):

 

Ideología es un método que los actores utilizan para crear sentido del mundo social. Por lo que, ideología difiere del término cultura ya que se trata de “una caja de herramientas” compuesta de estrategias hermenéuticas, interpretativas y hacedoras de sentido. Más que simple ideas, la ideología se distinguen porque son de uso práctico y conforman ciertos tipos de acciones. Este proceso por lo general ocurre cuando las estrategias preexistentes y las rutinas normativas están afectadas por disfuncionalidad ante nuevas realidades.

 

Otros usos de la ideología

 

La ideología esta tan ligada al corazón de nuestra personalidad, que los grandes manipuladores de la mente, los rusos, han investigado y desarrollado técnicas de manipulación individuales y masivas con fines militares y políticos, estos estudios  y prácticas tienen lustros dando sus resultados tanto en lo que era la Unión Soviética y los países satélites sujetos a su influencia, resulta de lo más interesante que en la Rusia actual todavía se recurre a estos métodos para intervenir en las políticas internas de los países en los que tienen interés, entre ellos, los EEUU.

El famoso informe Mueller que detalla como los rusos intervinieron en las elecciones del 2016, supuestamente para que los votantes eligieran a Trump como presidente, sin entrar en detalles si eso era posible o no, demuestra que el tema es de actualidad, la manipulación ideológica está sobre el tapete, y esto ha revivido aquellas infausta manipulaciones que refería el ex-agente de la KGB Yuri Alexandrovich Bezmenov luego de su deserción en Canadá en 1970.

Bezmenovo recuenta en una entrevista de 1984 como la KGB estaba involucrada en la guerra psicológica, subversión ideológica y manipulación política, introduciendo en los medios y el sistema educativo patrones de pensamiento que conducían a la desmoralización de pueblos enteros, esto lo menciono porque estoy seguro que los venezolanos hemos sido un excelente experimento para estas intervenciones, y que parte del caótico comportamiento de nuestro pueblo ante la tiranía chavista,  tiene su origen en estas manipulaciones ideológicas.

Pero veamos las posiciones extremas, porque al otro lado del espectro encontramos posiciones radicales como la que surge de dos filósofos postmodernistas franceses, Deleuze y Guatari, que en su obra Mil Mesetas (1987) afirman que las ideologías políticas no existen, lo que importa realmente es la organización del poder, o sea, como el deseo se integra en la economía.

El deseo de los detentadores del poder ajustan el aparato económico a sus necesidades y de ese ajuste surgen las nuevas  formas de represión social, la infraestructura va por un lado, esto es la economía, las formas de producción, y la superestructura, de la cual la ideología es una parte, va por otro.

La ideología, según estos autores, no toma en cuenta el deseo, lo ignora, y se concentra en la filosofía, en las formas, en los ideales, y construye una ilusión, que fue utilizada para ocultar con la mano izquierda lo que hacía la derecha, le sirvió a la Unión Soviética como señuelo, para distraer la atención a la realidad material del estado totalitario, por ello es que los regímenes comunistas ponen tanto empeño en la ideología, para que la gente no se dé cuenta de lo que realmente sucede, toda la economía de una nación secuestrada para beneficio de unos pocos, de los amos del poder, y con los militares y la policía de su lado para que nadie proteste y castigar el disenso.

 

Conclusiones

 

En Venezuela tenemos un caso extrañísimo, casi todo el espectro político está dedicado al cultivo de la ideología socialista como resultado de 60 años de la hegemonía de esa manera particular de ver el mundo, que ha resultado un fracaso y que hoy hace inviable gobernar el país.

La oposición al gobierno, estas organizaciones políticas se oponen a la continuidad y la gestión de un gobierno también socialista; en cuanto al discurso, no hay mayores diferencia,  ambos prometen básicamente lo mismo, democracia, participación, un gobierno centralizado y fuerte, intervencionista y direccionado por la Justicia Social, su promesa fundamental es que van a mantener al pueblo, dándoles de manera gratuita servicios esenciales, seguridad social y felicidad por medio de una economía redistributiva, ellos saben que nunca van a cumplir sus promesas pues la economía, que es lo único que les interesa a ambos bandos, la utilizan para satisfacer las necesidades personales de sus líderes y de los clientes de sus partidos.

La ideología que es algo vacío y que quedó en pura propaganda, sirve solo de distracción, temas como la Justicia Social, la igualdad, la fraternidad, un mundo multipolar, son solo las fantasías que han sembrado, pero la economía, que es el mundo real, está monopolizada por los socialistas revolucionarios para complacer sus necesidades personales y mantener a los jefes en Cuba, estas necesidades son insaciables, para el pueblo lo que queda son las sobras.

Los socialistas de la oposición llamada democrática, quieren ponerle la mano a esa estructura económica para ellos alimentar sus necesidades particulares, que también son infinitas, y lo que hemos visto hasta ahora en sus comportamientos, así lo reiteran.

Si los socialistas de oposición llegaren al poder, gracias a que saben al pueblo ideologizado por las doctrinas socialistas, porque no conocen otra cosa, y por lo tanto, van a volver a reincidir en votar por los mismos socialistas que los tienen esclavizados, en lo que sería un mero cambio de explotadores, lo que se estaría garantizando es mucha más ideología para el pueblo, que seguirá pasando trabajo y distraído en asuntos ideológicos, esto, de acuerdo la versión de ideología de Deluze y Guatari.

En la otra dirección encontraríamos, que si el pueblo de Venezuela descubre que efectivamente existe otra visión del mundo que no sea la socialista, y de que sí es posible un gobierno al servicio de la gente, y que las libertades y los derechos pueden favorecer el desarrollo de los individuos y no del colectivo, que se respete la propiedad privada, que exista un estado de derecho donde se proteja los emprendimientos, se pueda prosperar sin que el estado amenace con expropiar los frutos del trabajo bien hecho y responsable, entonces, y solo entonces, hubiera una oportunidad para que el país saliera de este círculo de miseria.

Como ven, el tema es complicado, seguiremos escribiendo sobre el mismo.  

saulgodoy@gmail.com

 

 

     

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