sábado, 26 de septiembre de 2020

Guaidó, el turista accidental

 



Entiendo el predicamento del Departamento de Estado, en el momento que necesitaron de una figura que pudiera aglutinar a la oposición venezolana, sus funcionarios vinieron y consultaron con los partidos que hacían vida en la Asamblea Nacional, allí se pensó en crear de cero, una nueva figura que pudiera hacer ese trabajo, sin que mediaran ninguno de los políticos con rabo de paja que querían figurar como “salvadores de la patria”, sabían que los EEUU estaba comprometido en ponerle punto final a la hegemonía de las mafias chavistas y los carteles de los militares narcos, y que tanto daño les habían causado a la estabilidad y seguridad de sus intereses, fue por ello que aceptaron la decisión de los principales partidos (que son conocidos como el G-4), quienes se transaron por un producto de los laboratorios electoreros de los cuatro principales partidos.

Allí se le dio vida a Juan Guaidó, una especie de figurón que estaba sometida a la manipulación de ciertos intereses políticos y económicos de las principales organizaciones partidistas, incluyendo a un grupo de bolichicos, que desde España estaban contribuyendo en sostener a “esa oposición”, y ciertos grupos nacionales afectos al gobierno de Maduro con los cuales tenían contactos desde hace mucho tiempo.

Cuando activaron a Guaidó, éste venía de una breve carrera como diputado, y logró en muy corto tiempo posicionarse como una alternativa para los millones de venezolanos que estábamos descontentos y dispuestos a volver a activar la resistencia y las calles en el país, allí están mis artículos del momento, donde le daba mi buena pro si el hombre realmente estaba comprometido con el país, lo que significaba ser un líder para toda la oposición venezolana, no sólo de algunos pocos partidos y sus mandamases.

Creo que fui uno de los primeros en pedir públicamente que se desligara de su compromiso partidista con su organización Voluntad Popular y de su jefe Leopoldo López, como gesto de su independencia y muestra de su autonomía ante el temido G-4, que lo que había hecho hasta el momento era negociar a espaldas de los venezolanos y fracasar una y otra vez, a costa del padecimiento del pueblo.

Julio Borges, Ramos Allup, Capriles, Rosales y otros representantes del G-4 estaban sobre el candidato sin dejarlo nunca solo, no hubo una oportunidad de apertura e inclusión de los otros factores de la oposición, la izquierda “light” prácticamente tenía secuestrado al candidato, preparándole los planes y programas tal y como lo hicieron con el llamado Frente Amplio, los principales medios de comunicación privados le tendieron la alfombra roja y no hubo otra vocería sino la de los grupos que buscaban desesperados la negociación con el régimen de una cohabitación pacífica, y a pesar de que la promesa a los venezolanos fue la de salir del usurpador, no dejaron de negociar a espaldas de una oposición que empezó a mostrarse incómoda.

Fue una luna de miel de muy pocas semanas, al principio Guaidó  veía hacerse efectivo su poder de convocatoria con las enormes marchas que logró movilizar, millones de personas le dieron su confianza y salieron a las calles a protestar en contra del gobierno, el plan que proclamó para su gestión de remover al usurpador del poder y llamar a nuevas elecciones para crear un gobierno de emergencia, era lo que la gente quería, pero entonces empecé a notar su círculo de confianza, sus más cercanos colaboradores y supe que estábamos en problemas, empecé a criticarlo con la idea de hacerlo entrar en razón, le señalé las malas compañías con las que siempre aparecía reunidos, al G-4 en pleno secreteando con Juan Guaidó, el llamado, Presidente Interino.

Para hacerles la historia corta, lo que en cada artículo dije que iba a pasar, sucedió, al hombre lo extraviaron en una serie de acciones sin sentido, en situaciones harto comprometidas y rayanas en delitos, en escándalos por dinero, en una jugadas mediáticas donde no sólo se ponía él en peligro, sino a todo el proyecto por lograr algunas metas absurdas, tal y como sucedió con la toma de La Carlota y la supuesta liberación de Leopoldo López.

Su discurso fue cambiando, alargando los objetivos, guabineando, hasta cambió las estrategias acordadas, ahora se mostraba retador en contra del gobierno, todo era un show un “quítame la pajita del hombro que no te tengo miedo”, declaraciones en medio de piquetes de la Guardia Nacional, saltando cercas en el Palacio Federal.

Pero nunca aceptaba ni mencionaba las verdaderas salidas que le proponíamos la derecha venezolana, la necesidad de armar una coalición de fuerzas extranjeras, de hacer un trabajo de lobby para reunir un apoyo más sólido que simple declaraciones, de activar los mecanismos internacionales que permitirían la intervención humanitaria, una “Coalición Internacional que despliegue una Operación de Paz y Estabilización en Venezuela”, la responsabilidad de proteger a los pueblos en peligro e indefensos, pedir formalmente la intervención activando el Protocolo de Palermo en contra del Crimen Internacional, el mecanismo del TIAR, pero no, se fue por la tangente, por las organizaciones internacionales de la izquierda que pensaban que era posible una salida pacífica y constitucional, es decir, negociar con un régimen que no estaba dispuesto a negociar.

Mientras las presentaciones de Guaidó se convertían más en un “reallity show” sus convocatorias se hacían mínimas, a la par que sus allegados eran descubiertos en “guisos” y sus familiares involucrados en ciertos escándalos, sus números en las encuestas fueron desplomándose.

El Departamento de Estado y el mismo presidente Trump trataron de insuflarle vida en declaraciones y visitas, pero el hombre había desperdiciado veinte meses completos de su gestión y no había logrado sino desanimar a sus seguidores, su entorno era de un socialismo militante, y lo peor, estaban jugando fichas para el partido demócrata en los EEUU,  los representantes de Guaidó en los EEUU sostenían reuniones secretas con el equipo político del candidato Joe Biden y eran recibidos abiertamente por el ala demócrata en el Congreso norteamericano, pero ya era muy tarde para cambiar las apuestas, la maquinaria mundial liderada por el gobierno de Donald Trump se estaba moviendo y no podían detenerla, era insensato detenerla.

Los tiempos y las circunstancias favorecieron a Guaidó, había que morir con él con las botas puestas como el avatar designado para el cambio de gobierno en Venezuela, pero no sin antes aplicar algunos correctivos y presiones, Guaidó tendría que cumplir con sus compromisos con sus aliados, esta vez con los poderes  que lo estaban apoyando, ya el Departamento de Estado sabía de la verdadera naturaleza del Presidente Interino y no iban a tropezar dos veces con la misma piedra.

Le habían conseguido el apoyo y el reconocimiento de una buena parte de las naciones civilizadas del mundo, los EEUU había intervenido en la acciones de liquidación en contra varias empresas venezolanas en el mundo, principalmente con CITGO para brindarle al gobierno por venir un margen de maniobra y protección, por lo menos hasta que se hubiere instalado un nuevo gobierno en el país y pudiera brindar las garantías de cumplimiento y pago de sus deudas.

Aplicando varias sanciones selectivas en contra de políticos de la oposición que se habían pasado al bando del régimen de Maduro, le estaban llevando un claro mensaje a la gente del G-4, no se metan con el bateador designado, ni le enturbien el agua, tiene un trabajo que hacer y lo va hacer por el bien de todos, afortunadamente las cosas se están poniendo calientes en España, donde el socialismo, amigo del régimen de Maduro y a quien le deben incontables favores, tiene sus días contados, la corrupción en España, agravada desde la aparición del chavismo a niveles insospechados, están bajo la mira de la opinión pública, tribunales y organismos internacionales, sus maniobras para aliviarle la situación a Maduro están costando muy caro y Borrell lo está viviendo en carne propia.

La idea es, que para el momento en que caiga el régimen, Guaidó sea quien organice todo para la formación de un nuevo gobierno, bien sea de emergencia o ya elegido por elecciones libres y soberanas, el plan es que Guaidó sea el hombre bisagra y entregue el poder cuanto antes a un gobierno legítimo, sus aspiraciones personales, por lo menos en éste momento, las quemó, ya toda Venezuela sabe quién es, un hombre débil y sin mucha formación moral, corto de ideas, valiente, pero voluble y sin carácter, todavía puede ganar algunos puntos y levantar su imagen si hace correctamente su papel, que no es cualquier cosa, pero debe hacerlo bien, sin ponerse a inventar.

Los EEUU debe tenerlo bajo una intensa presión para que no se les vuelva a descarrilar, el final del chavismo se ha acelerado de manera impresionante, a lo interno de las FFAA la situación está ardiendo, hay una gran incertidumbre luego del efecto demoledor del informe de la ONU sobre las violaciones de Derechos Humanos, al régimen se le cayó la careta y ya no puede ocultar sus horrores, el mundo entero mira con disgusto y rabia lo que han hecho, ya la coartada de los grupos de izquierda de darle largas al asunto no funciona.

Las luces rojas se han encendido en Colombia y España donde los grupos afectos al chavismo intentan desestabilizar a esos países, Cuba se encuentra asediada por el descontento popular, todos sus vínculos con Venezuela se han ido cayendo y dejándolos sin suministros, lo que la hace mucho más peligrosa; en las actuales circunstancias se hace inviable la sobrevivencia del socialismo bolivariano en Latinoamérica, eso se siente en Nicaragua, en Argentina, en Bolivia y Ecuador.

Ya es hora de quitarnos las vendas de los ojos, desde hace ya décadas tanto Rusia como China han estado detrás de serios intentos de crear caos en el continente americano y crearle problemas a los EEUU en sus áreas de seguridad, para ello ha utilizado una serie de países, organizaciones y personajes para debilitar a las democracias e infiltrar los gobiernos del área por medio de regímenes que le son adeptos como los de Cuba, Irán, Siria, Palestina, el Foro de Sao paulo, el de Puebla, grupos terroristas como las FARC, Hezbolá y Hamaz, organismos internacionales como el Grupo de Lima y otros.

Con estos nexos e influencias fueron construyendo el régimen de Chávez primero, y luego el de Maduro, lo que quiero destacar en este comentario, es que estamos en medio de una dura batalla geopolítica entre poderes mundiales, no son sólo los gobiernos locales ni personajes aislados como Guaidó o el G-4, que son incapaces de ver el juego completo y todas las instancias que están actuando sobre el destino de Venezuela, las elecciones manipuladas planteadas por el régimen, aumentarían los riesgos y peligros, no son la solución.

La situación país se ha deteriorado de tal manera que ya es inviable la existencia del régimen de Maduro, Venezuela es un estado fallido, que necesita de asistencia humanitaria urgente y de una intervención internacional para evitar que se desborden las graves consecuencias sanitarias, de violencia y políticas que apenas son contenidas por los gobiernos de Brasil, Colombia, Guyana y el Caribe, el tiempo empieza a ser un factor crítico y hay que jugar con las fichas que se tienen en el tablero.

La realidad venezolana es una de las más tristes, peligrosas y lamentables en el mundo, está sucediendo en este exacto momento con sus secuelas de angustias, dolor y muertes, se está dando en el corazón de occidente, a escazas millas del país más poderoso y desarrollado del mundo, ante la mirada de una comunidad internacional con graves problemas de sobrevivencia, de modo que las actuaciones deben ser urgentes y efectivas, hay demasiado en juego que solo un pequeño país tropical que tomó el camino equivocado, nos hemos convertido en un foco de una pandemia más peligrosa que las que tienen un origen viral, ésta, destruye la moral y la lógica humana que sustenta la vida.

Ese es el escenario que veo para los próximos días, esto ya no aguanta mucho tiempo más.   -    saulgodoy@gmail.com

 

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