lunes, 12 de octubre de 2020

Colorín, colorado, Hollywood no se ha acabado

 


Lo que intentó hacer en 1950 el entonces senador por el estado de Wisconsin, Joseph McCarthy, de detener el avance del comunismo en los EEUU en un momento que la Unión Soviética y China estaban buscando las maneras de penetrar las defensas que sostenían el sistema capitalista y colonizarlo, fue un trabajo demasiado grande y peligroso para un solo hombre, los intereses de la izquierda lograron detenerlo en su ataque y destruirlo, pero se dejó al descubierto no una “histeria roja”, como pretendieron los socialistas, sino una verdadera conspiración para tomar el control del aparato de propaganda más formidable en la historia de la humanidad.

Porque Hollywood, entre otras muchas cosas, era eso, la punta de lanza ideológica del capitalismo liberal en el mundo, y también era la maquinaria de cine más productiva, con un sistema de mercadeo global, configurándose como uno de los primeros y más sofisticados sistemas de arte en producción en cadena, y una de las industrias culturales más complejas, la única que podía calificar como verdaderamente “de masas” y que ejercía una gran influencia sobre el imaginario mundial.

El filósofo Stanley Clavell tenía una opinión positiva de Hollywood, contraria a la de Adorno y Horkheimer quienes sintieron un verdadero desprecio por la misma, tal y como lo expresaron en aquella obra La Dialéctica de la Ilustración, donde desarrollaron un diagnóstico sobre la cultura contemporánea, Clavell se sorprendía, que de manera regular salieran de aquellos enormes galpones verdaderas joyas de la cinematografía, a pesar de toda aquel sistema de estrellas y talento, controlado por los jefes de los estudios y una burocracia de ejecutivos, cuya sola intención era hacer dinero.

En los años cincuenta, cuando aparece Joseph McCarthy como el relevo de un esfuerzo de largo aliento del Congreso, por medio de la Comisión de Actividades Anti-Norteamericanas, que venía funcionando desde 1938 e investigando agentes fascistas, comunistas y nazis, dentro de la Administración Pública y que luego se extendió a los sindicatos, universidades, prensa, Hollywood y hasta las Fuerzas Armadas.

De este esfuerzo se pudo detener al espía Alger Hiss que trabajaba en el Departamento de Estado y en la ONU, y al matrimonio Rosemberg que le estaba pasando información nuclear secreta a los rusos, pero cuando Joe McCarthy se enfrentó a los intelectuales que trabajaban en Hollywood, cuando se propuso investigar a los escritores, directores, actores, muchos de ellos famosos y millonarios, el enemigo resultó ser formidable, es cierto que sus métodos no eran los mejores y que mucha gente inocente sufrió en aquellos procesos, por la forma desordenada e impropia como se conducía el senador en aquellos interrogatorios, que fueron públicos.

Pero décadas después, cuando se levantaron las prohibiciones de acceso a ciertas informaciones clasificadas como secretos, se logró determinar que, efectivamente, hubo una serie de personas trabajando para el enemigo; el llamado Proyecto Venona (con el que el contraespionaje había podido descifrar el código ruso y leer sus documentos encriptados) y la apertura de los archivos soviéticos de la época, resultaron en que más de cien personas integrantes de las listas de investigados del Comité, estaban comprometidas como riesgo de seguridad, y ocho de ellos, eran agentes activos y operando para el enemigo.

Pero McCarthy fue sacrificado, y murió desacreditado y alcoholizado en 1957.

¿Por qué a los rusos, y luego a los chinos les interesaba infiltrar Hollywood con espías y colaboracionistas? Por la misma razón que hoy los tienta poder manipular la maquinaria más efectiva y poderosa de propaganda e ideología del planeta, los americanos habían dado con la fórmula de hacer universales sus puntos de vista, gustos y cultura, sus películas se consumían con gran éxito en todos los países, sus artistas tenían seguidores en todas partes, sus historias eran parte de los mitos populares, eran referencias anecdóticas, sentimentales y de valores.

Para todos es sabido lo efectivo que fue la colaboración de Hollywood a los esfuerzos de la guerra, el trabajo conjunto del Departamento de Defensa con los estudios fue parte de una gran victoria sobre sus enemigos imponiendo su visión del mundo, haciendo propaganda de guerra.

Lo que no pudo detener McCarthy en su tiempo, que era la época de la guerra fría, fue la semilla del comunismo sembrada en Hollywood, y que es ahora un peligro de contagio para los EEUU, el socialismo se ha hecho parte importante del tejido de la industria cinematográfica más importante del mundo, de hecho se ha convertido en una importante herramienta para la desinformación, la propagación de información peligrosa, para los cambios de valores y la promoción de antivalores, para la decimonónica lucha de clases marxista, para el fomento del odio entre las minorías, del rechazo o aceptación de otras culturas.

Hoy más que nunca Hollywood está íntimamente ligada a la política de Washington y a la política local, la deriva que ha tenido el Estado de California en su conjunto, como uno de los emporios de riqueza y producción tecnológica más importante del mundo, hacia el socialismo, preocupa profundamente al gobierno de los Republicanos, en especial al Sr. Trump, el actual presidente.

En la actualidad hay personas e instituciones preocupadas con las nuevas relaciones de Hollywood con la industria cinematográfica china y con algunos capitales del medio oriente y Asia que financian algunas de estas costosísimas películas, con coproducciones con países de la Europa del Este que no dejan de ser reductos comunistas, al punto que algunos órganos de seguridad del estado temen, por una nueva infiltración extranjera y en contra de los intereses norteamericanos.

Nosotros los venezolanos tuvimos nuestra dosis de actores y productores socialistas de Hollywood que vinieron a plagarse a las órdenes de los déspotas Hugo Chávez y Nicolás Maduro, mal recordamos a Oliver Stone y a Sean Penn, el actor Jamie Foxx, hubo incluso la presencia de Danny Glover quien vino a llevarse dinero del país para hacer unas producciones que jamás se realizaron, estafando a los venezolanos de sus recursos en momentos de crisis humanitaria.

Hay otros actores “revolucionarios” que se prestaron a levantarle la imagen a estos violadores de derechos humanos y que en algún momento tendrán que explicar de sus acciones, responder a las preguntas de quienes financiaron esos viajes, cuáles fueron sus propósitos, que instrucciones recibieron… porque en mi país fueron ampliamente publicitadas, los vimos en visitas oficiales a varios proyectos del régimen, fueron parte de la propaganda oficial, claramente estaban “trabajando” para unas mafias que actuaban en contra de los intereses de los EEUU.

Hay una extensa y muy publicitada cofradía de actores, productores, escritores y directores que aparecen como los defensores de los intereses socialistas y comunistas en los EEUU, que amparados por sus leyes de libertad de opinión y pensamiento han tomado un impresionante ímpetu sobre todo a partir de los gobiernos de Clinton y Obama, que han posicionado a sus seguidores en oficinas para el control político de Hollywood, y a los cuales hay que rendir pleitesía si se quiere trabajar y sobrevivir en tan competido ambiente.

Esto que estoy diciendo es normal que suceda tanto en gobierno republicanos como demócratas, principalmente por la importancia que tiene Hollywood en el mundo de las comunicaciones globales, pero los demócratas han demostrados ser muy efectivos en prolongar sus afectos y mandatos a pesar de los cambios de gobierno, esto es así principalmente porque los valores de la izquierda son militantes, rayan en el fundamentalismo y sus influencias son tentaculares, les gusta crear redes secretas y vínculos personales que no terminan con la derrota o el triunfo de un candidato, hay una misión, una visión y una utopía que hacer realidad y no cejan en su empeño hasta lograrlo.

Todo ese realismo social que inunda las pantallas, toda esa imponente ciencia ficción que nos distraen de los avatares de una epidemia que no nos quiere dejar, los romances, los documentales, las películas cómicas y para la familia, los dibujos animados, el espionaje y los policiales que tanto nos entretienen, todos esos temas y motivos tienen por detrás no solo a los mejores profesionales del mundo haciendo su magia para nosotros, también circulan entre las sombras ciertos intereses que construyen estrategias de dominación y control sobre nuestra psique, sobre el conjunto de la sociedad y nuestra visión del mundo.

Y es allí donde hay que ser muy cuidadosos en quien confiamos nuestro entretenimiento, sobre todo para los más jóvenes que no tienen aún un criterio formado ni experiencia de vida para distinguir una manipulación de un punto de vista, porque en las historias que nos cuentan van involucrados intereses, conflictos, opiniones que pueden tener o no intenciones ocultas, segundos propósitos, como limpiarle el rostro a unos asesinos, o dejar bien parados a unos opresores.

El libre pensamiento y la libertad de expresión vienen siempre junto a la responsabilidad por estar bien informado o conocer de otros criterios opuestos, los que impulsan una sola manera de ver el mundo, los que se afanan por establecer un pensamiento único son un peligro, vengan de donde venga.    -    saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

                                                          

 

 



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