viernes, 13 de noviembre de 2020

Teorías de la Conspiración 5.7

 


Hay una parte de las teorías de la conspiración que muy pocos investigadores tocan cuando abarcan el tema; para quienes tenemos ya tiempo estudiándolas, coleccionándolas y promoviendo su comprensión como fenómeno cultural, se habla de ello de manera marginal e incidental, pero hasta los momentos no se ha visto ningún estudio serio que dé cuenta del asunto; me refiero al uso de la teoría de la conspiración como una forma de contrainteligencia, para desacreditar argumentos, pruebas, posiciones, personas, eventos… que precisamente tienen que ver con las conspiraciones reales.

Se trata de las estrategias y las maniobras que diversos órganos del estado utilizan para devaluar y restarles valor a ciertas situaciones, incómodas para los cuerpos de seguridad, corporaciones o dependencias gubernamentales; para quitarles valor, si tienen alguno, o mal poner a una persona o grupo frente a la opinión pública, o simplemente para llevar la discusión al terreno de teoría conspirativa y descalificarla como asunto “serio”.

Llevar un tema a terrenos de teoría de la conspiración produce de inmediato un proceso de devaluación de los fundamentos racionales de las ideas; a eso se le agrega una pátina de enfermedad mental, de paranoia, de fantasía desbordada, que es casi imposible de eliminar una vez que se entra en esta clasificación; esto a pesar de que, al menos en las cortes de justicia norteamericanas, el delito de conspiración es un asunto grave y muy serio.

Esta mala fama de las teorías conspirativas surge de los anales de la psiquiatría, de personas aquejadas con manías persecutorias, de ataques de pánico, de auto engaños muy elaborados a partir de coincidencias, en los que se elabora en una red de causas y efectos que sólo existen en la mente del paciente.

Este tipo de construcción mental de sucesos inexistentes, pero dotados cierta lógica y conectados a eventos reales, fue introducido como herramienta de trabajo durante la Guerra Fría, cuando los cuerpos de inteligencia obligaban a sus analistas a plantearse escenarios posibles con un mínimo de información confirmada por sus espías; estos planteamientos “adivinados”, pero posibles, que se ponían en la mesa, servían de basamento para sus estrategias de acción: a veces resultaban, otras no.

Ya para ese momento, existía una serie importante de teorías de la conspiración, principalmente de orden religioso y milenarista, propias de sociedades secretas, otras muchas con base en el racismo, principalmente antisemitas, y por supuesto, las financieras, sobre todo en referencia a la procedencia del dinero para las guerras; eran conspiraciones que tenían tiempo rodando y habían subsistido a los argumentos en contrario.

Igualmente, ya había personas con visiones de conspiraciones que eran parte fundamental de expediciones y aventuras, como fueron las cruzadas europeas para el rescate de Jerusalén, así como los descubrimientos geográficos, la Ruta de la Seda que siguió Marco Polo o los viajes de Colón a nuestro continente; estas visiones están llenas de relatos fantásticos sobre sectas y grupos de creyentes buscando reinos de asesinos fanáticos, fuentes de la eterna juventud, ciudades hechas de oro o seres abominables, y lograron con ellas movilizar hombres y recursos en su búsqueda.

El experto en teorías conspirativas, el profesor Michael Barkun, de la Universidad de Syracuse, en su libro A Culture of Conspiracy (2003), empieza su obra con el siguiente ejemplo contemporáneo de lo que puede hacer una teoría conspirativa:

 

El 20 de Enero, 2002, Richard McCaslin, 37, de Carson City, Nevada, fue arrestado husmeando en el Bohemian Grove al norte de California. El Grove es el lugar donde se celebra anualmente un retiro al que asisten importantes líderes de negocios y políticos. Cuando McCaslin fue descubierto, cargaba una combinación de escopeta y rifle de asalto, una pistola calibre 45, una ballesta, un cuchillo, una espada y un lanzador de granadas. Declaró que estaba actuando por su cuenta. McCaslin le dijo a la policía que había entrado al Bohemian Grove para descubrir los sacrificios humanos que allí se realizaban. Y como esperaba encontrar resistencia, estaba consciente de que tendría que matar a algunos en el proceso. Él había desarrollado esta creencia de que en el Grove se hacían sacrificios humanos basado en los alegatos de una personalidad de la radio, Alex Jones, cuyos programas y su sitio en la red, presentaba supuesta evidencia de estos rituales asesinos que allí se hacían. Alegatos similares en contra del Bohemian Grove, como brindis con sangre humana y perversiones sexuales, se habían regado durante años por el internet y publicaciones amarillistas, en las que se sugería que incluso contaban con la presencia de especies no humanas como invitados, disfrazados como seres humanos. Estas y otras historias semejantes producían algo más que simple asombro en individuos que como McCaslin, se las tomaba en serio, lo suficiente como para arriesgarse a matar y ser matado.

 

Esto claramente relaciona las teorías conspirativas con personas desequilibradas, por supuesto, y como ya hemos visto, esto no fue siempre así; las teorías conspirativas eran juegos especulativos de órganos de inteligencia sobre acciones que el enemigo pudiera hacer cumpliéndose ciertas condiciones, pero sucedió algo a finales de los años cincuenta del pasado siglo, que tenía que ver con una serie de avistamientos muy frecuentes de objetos voladores no identificados (OVNIS) sobre algunos estados del sur oeste norteamericano.

Este fenómeno, que algunos relacionan directamente con el inicio de pruebas atmosféricas de bombas nucleares y de hidrógeno por parte de los militares, se dice, despertó el interés en seres  alienígenas que nos estaban observando, e incrementaron el monitoreo de estas explosiones de nuestras primeras armas de destrucción masiva.

Los militares dieron a estos eventos e investigaciones un caris de secreto y lo trataban como un asunto de seguridad nacional, por lo que se inició una serie de operaciones de distracción y ocultamiento de algunos de esos contactos del tercer tipo con seres alienígenas; cuando ocurrían esos avistamientos, contactos con civiles, o accidentes que eran difíciles de ocultar, los servicios de seguridad lo negaban todo, a pesar de los testigos y de algunas pruebas que se habían recogido.

Todo esto que les estoy diciendo conforma parte importante de una de las teorías conspirativas más populares que existen en la actualidad, la de las visitas de civilizaciones extraterrestres a nuestro planeta, y el papel que han jugado algunos gobiernos en ocultarlas, para evitar explicaciones sobre acuerdos e intercambios con estos visitantes, intercambios que incluyen importantes avances tecnológicos y supuestos transacciones inter-especies.

Y la estrategia que usaron los cuerpos de seguridad para desacreditar a las personas y grupos que insistían en denunciar e investigar estos hechos, fue presentarlos como gente atrapadas en sus fantasías, acusándolos de creer en una teoría conspirativa. Así sucedió en casos como los vuelos de los Foo figthers sobre Alemania, que involucraron a las sociedades secretas nazis Thule y Vril, los expedientes abiertos en Roswell, Majestic-12 y el Area 51, los que desconfían de los buenos usos del proyecto Haarp, quizás la muerte del escritor y comentarista radial Milton William Cooper fuera el resultado extremo de alguna de estas falsas conspiraciones, al igual que toda una serie de misteriosas desapariciones, condenas y caídas en desgracia.

Acusar a alguien de creer en una teoría conspirativa funciona de maravilla en casos políticos, para iniciar una operación de ocultamiento y barrido de los hechos debajo de la alfombra, como se sigue haciendo en el caso del asesinato del Presidente Kennedy, del Primer Ministro sueco Olof Palme o de Hugo Chávez, sucesos éstos, envueltos en teorías conspirativas y encubrimientos de los supuestos asesinos y motivos.

Eso es lo que sucedió en el caso de muchos venezolanos que veíamos claramente como el chavismo se construía en nuestro país con aportes del socialismo internacional, con la intervención de Cuba, Rusia, China, los países islámicos fundamentalistas, la iglesia católica comunista, los diferentes grupos terroristas internacionales, con la colaboración de partidos políticos socialistas venezolanos… cuando hicimos las denuncias públicamente, hace ya varios años, fuimos acusados de ser víctimas de una teoría de la conspiración, y nuestras advertencias fueron desestimadas por alarmistas y exageradas. Vean ustedes hoy al país y lo que acontece a nuestro alrededor, y díganme ahora que fueron simples teorías.

Es lo que está sucediendo actualmente con las elecciones presidenciales en los EEUU, donde ya existen indicios de un fraude electoral, pero los grandes medios de comunicación masiva, las personas y organizaciones asociadas al partido demócrata, de donde parten las irregularidades, se están “haciendo los chinos”; para ellos no es más que una teoría conspirativa sin basamento y están haciendo todo lo posible para que el hecho no se investigue, y mientras tanto quieren obligar a las instituciones y al público a que acepten el hecho de una victoria que ya nace cuestionada, y se rechace un reconteo de votos, que sólo los fortalecerá si están diciendo la verdad y no tienen nada que ocultar.

Repito, si bien es cierto que hay una variante patológica y alucinada en esto de las teorías de la conspiración, hay también una vena especulativa informada, que se acerca a las verdaderas causas de ciertos hechos, a los que algunos factores, que sí son conspiradores, prefieren tener a la verdad en esa zona gris de la duda y la fantasía.

La teoría de la conspiración pertenece a ese mundo del fake news, de la mentira como estrategia, y de la construcción de escenarios en la teoría de juegos; es un territorio muy interesante para incursionar, pero tan peligroso como un campo minado.

En algunas universidades y centros de investigaciones del mundo, este tipo de teorías es estudiado con rigor científico, y se han desarrollado diversas maneras para aproximarse a ellas: algunas escuelas de sociología e historia las tienen como fuente de información muy valiosa, sobre todo en cómo actúan los mecanismos de formación de opiniones y consenso, cómo se construyen las campañas de descrédito y odio contra grupos humanos; tuve en Michigan un profesor de comunicaciones que me decía, que detrás de toda teoría conspirativa había un sustrato de verdad y que no era fácil dar con él, sin antes hacer un paciente trabajo de desconstrucción de dicha teoría.

Pero también tiene su lado jocoso, y es por ello que les recomiendo el siguiente link: https://www.cinco8.com/perspectivas/puedes-rescatar-a-tu-tia-berta-de-las-teorias-de-la-conspiracion-magazolanas/  , para que lean un artículo escrito por el sobrino de mi buen amigo, el arquitecto Leo Hernáiz; estoy seguro de que lo van a disfrutar. De modo que la próxima vez que escuchen a alguien hablar sobre una teoría conspirativa, préstenle atención, pero con los pies bien asentados sobre la tierra.   -    saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario