Intoxicados por el
vino embriagador de su poder recién adquirido, miedosos como animales salvajes
que no ven la diferencia entre el bien y el mal, esclavos de las mujeres,
dementes en su lujuria, empapados en alcohol de la cabeza a los pies, carentes
de normas de conducta ritual, impuros... dependientes de las cosas materiales,
usurpadores de tierras y riquezas ajenas por las buenas o las malas... no son
más que carne, sólo les interesan sus apetitos; así es la imagen del demonio
occidental a ojos de los indios.
Swami Vivekananda,
India, siglo XIX.
Estoy convencido que el modelo que tenía Chávez de la
Venezuela que quería, era la de la Cuba de su admirado Fidel Castro, una isla
propia, convertida en su hacienda, donde podría construir a voluntad y sin
oposición el sueño totalitario y personalista de un líder acomplejado y carente
de humanidad, en la que le enseñaría al mundo de lo que era capaz un líder
forjado a fuerza de su carisma personal, de su picardía y de la fuerza de su
carácter, hecho para ser el creador de una nueva raza de hombres y mujeres, un
tipo original de sociedad que la humanidad entera copiaría para su
sobrevivencia en los tiempos por venir.
¿De dónde venían estas ideas mesiánicas y constructoras
de un nuevo orden de cosas, incluso de una nueva raza? ¿Cuál era la fórmula de
administración y estado aplicable a esta idea de dominio?
Pues pensándolo mucho y estudiando de la historia
universal, siempre llegaba al mismo sustrato, a la base sobre la que se
levantaban estos proyectos de conquista y reinado, de imposición de la voluntad
de una persona, de un emperador, era la fórmula antigua y reiterada del
colonialismo o más bien, del imperialismo colonialista, porque la conquista y
la opresión de otros pueblos al poder único, a la testa coronada y divina tenía
un único origen el Emperador.
Y la historia del mundo, de oriente y occidente está
llena de estos ejemplos que han probado ser hasta el momento la fórmula más
exitosa de gobierno, las que más perduran y son beneficiosas para unos pocos, y
las que más oprobio y opresión causan a una gran mayoría, esto a pesar de las
posibles mejoras de las condiciones de vida de los vasallos, de la idea de
pertenecer a un estado poderoso y de la introducción a gran escala de adelantos
y educación, al final, siempre la balanza se inclinará hacia el abuso y la
injusticia, empezará una decadencia y vendrá un final violento, revolucionario
y liberador, vendrán períodos de ajustes y de renovación para luego ir poco a
poco hacia un nuevo imperialismo.
Eso sucedió en la época de Alejandro Magno, sucedió con
el Imperio Azteca en América, con Zhu Di primer emperador de la dinastía Ming,
con la Roma Imperial y luego con todos los emperadores en Europa que surgieron
a partir de la época carolingia, por ello empecé este breve ensayo con la cita
del sabio Vivekananda en la India, en plena consolidación del Imperio
Británico, esas mismas palabras podrían describir a los chavistas, por supuesto
guardando las distancias cronológicas, culturales y antropológicas, pero
describían de manera muy parecida la catadura de todos estos colonizadores,
antiguos, modernos y contemporáneos.
Este sistema de dominio sobre territorios y personas se
convirtieron en una fórmula exitosa, al punto que el filósofo e historiador
Eduard Said nos dice en su obra, Cultura
e Imperialismo (1993): “Para 1914…
Europa tenía bajo su control aproximadamente el 85% de la Tierra bien como
colonias, protectorados, dependencias, dominios y commonwealths.”
Las tesis marxistas y leninista sobre el colonialismo
apuntan a que es una necesidad del capitalismo tener colonias en su insaciable
apetito por mercados y fuentes seguras de materias primas para sus procesos
industriales, es decir aducen a una argumentación netamente económica, pero hay
una colonización motivada por razones políticas, en la que han incurrido Rusia
y China comunistas, en el caso de los Soviéticos es claro en la colonización
que hicieron de los países Bálticos y Europa del Este, hay razones de orden religioso
como fue la colonización del Norte de África por parte de la conquista Árabe, y
hasta razones de orden social como las que motivaron la colonización de
Norteamérica.
El colonialismo tiene varias acepciones en el
diccionario, pero la que nos interesa es la que dice: “Territorio dominado y administrado por una potencia extranjera” en
el caso de Venezuela sería algo así como, territorio dominado y administrado
por un sindicato del crimen, en colaboración con varias potencias extranjeras
(China, Turquía, Irán, España y Rusia), una dictadura caribeña (Cuba), un grupo
de fuerzas militares terroristas (guerrillas colombianas como las FARC y el
ELN, guerrillas nacionales asociadas al narcotráfico como el Frente
Bolivariano, varios grupos armados como El Tren de Aragua y diversos PRANES que
actúan en grandes urbes, milicias armadas como el Frente Francisco de Miranda,
Tupamaros, y otros, unas FFAA que eran nacionales pero ahora se encuentran
privatizadas y a la orden del partido del gobierno el PSUV, grupos terroristas
fundamentalistas islámicos como el Hamas, el Hezbolhá, ISIS, y una lista de
organismos policiales nacionales involucrados en masivas violaciones de
derechos humanos.
El mencionado sindicato del crimen está conformado
principalmente por militares que manejan intereses y tráfico de drogas de
importantes carteles de Colombia, México, islas del Caribe y Centro América,
por personajes del mundo del crimen de Colombia, esta organización tiene
vínculos políticos con las principales asociaciones socialistas internacionales
pues han actuado bajo la fachada de un gobierno que se decía democrático y
socialista, y ha quedado registrado como una organización política de la
izquierda internacional con todos sus privilegios y contactos.
El chavismo es una versión revisada y terriblemente
equivocada del nuevo colonialismo, se convirtieron en los administradores de un
nuevo territorio para ser expoliado y robado de sus riquezas para financiar los
esfuerzos del socialismo mundial.
Son parte del proyecto mundial por establecer un Nuevo
Orden Internacional en el mundo, que debido a las actuales circunstancias de
cambios climáticos, perdida de importantes ecosistemas globales, tiempos de
pandemia, escasez de agua potable y para la agricultura, hambrunas, contaminación
atmosférica, sobrepoblación, enfrentamientos y conflictos militares, corrientes
migratorias incontroladas y principalmente el problema de una pobreza
generalizada.
Ameritan, según algunos pensadores, líderes políticos y
militares, gobiernos fuertes, centralizados, autoritarios, militarizados que
permitan un mejor control de las masas y una más óptima distribución de los
escasos recursos, y debido a la diferencias ideológicas, religiosas y de
priorizar las ayudas, se necesita que el mayor número de naciones se encuentren
sujetas a un plan mundial de sustentabilidad, que solo podrá ser posible si se
trabaja globalizando la gobernabilidad e internacionalizando los principales
servicios como son la salud, la educación, la alimentación y la justicia, esto solo
podrá ser posible si el socialismo es la fórmula aceptada universalmente para
vivir en esta especie de colmena humana, dirigida por una élite de gobernantes
que respondan a un gobierno mundial.
El costo fundamental para esta gran obra de crear una
colmena humana en el planeta Tierra es la pérdida de la libertad humana y la
imposición de una igualdad para la gente, excepto para los grupos dominantes
que contarán con sus propios privilegios y prerrogativas propios del trabajo de
ordenar y vigilar a sus pueblos, en esta visión y misión anda la ONU, la OMS,
la iglesia católica por medio del papado en el Vaticano, todos los partidos
socialistas del orbe y sus organizaciones políticas, se favorecerá el
comunitarismo y los experimentos colectivistas, los órganos de justicia
internacional, la Corte Penal Internacional, la Interpol, la OIT, y otras
muchos entes.
Es claro que la forma más apropiada para debilitar y
vencer a los opositores de este plan que son los países liberales, capitalistas
y democráticos es por medio de la subversión y las revoluciones, de las
victorias electorales fraudulentas, de los golpes de estado, y en especial de
una nueva forma de coloniaje, bajo un discurso liberador y comunal.
Venezuela fue utilizada como laboratorio para aplicar y
perfeccionar todas las técnicas retóricas, de biopolíticas, de control social,
de pensamiento único, de guerra cultural, de violencia orgánica y conductual,
de supresión de libertades, de seguimiento y vigilancia, de hegemonía
comunicacional, de destrucción de las bases económicas capitalistas y la
imposición de una economía del estado, de disminución de la privacidad de las
personas, de la destrucción del núcleo familiar…
Con algunas técnicas aprendidas y desarrolladas en el
fraude electoral y la violencia urbana, la izquierda norteamericana en cabeza
del partido demócrata y su candidato Joe Biden se propuso el asalto al poder
utilizando los más sofisticados niveles de guerra comunicacional, y estuvo a
punto de lograrlo, pero nunca creyeron que la rescilencia de Donald Trump y su
campaña en el frente legal-institucional fueran a dar resultados, en que el
pueblo de los Estados Unidos continuara con su incondicional apoyo al único
demócrata que se atrevió a dar la pelea en las trincheras, y que por gracia de
una cultura republicana y unos principios indoblegables en la libertad y el
estado de derecho, de unas instituciones que funcionan aun en medio de la
tormenta de mentiras y falsos positivos, están logrando revertir el tremendo
daño que le hubieran causado al futuro inmediato del planeta, nuestra casa.
El plan socialista por un Nuevo Orden Mundial se
encuentra en suspenso y no tengo la menor duda que será derrotado, pero me temo
que sólo será el inicio de una lucha larga y cruenta, en la que las sociedades
abiertas deberán prevalecer para proteger los valores humanos ante el ánimo de
colectivizar al mundo, y someterlo a la oscuridad de una colmena.
Tanto para Venezuela como para los EEUU hay un nuevo
amanecer, el mundo resolverá sus problemas como siempre lo ha hecho, con
ingenio, con trabajo y en libertad.
- saulgodoy@gmail.com
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