domingo, 31 de enero de 2021

El lado oscuro de Silicon Valley

 


Soy pro tecnología y ciencia al 100%, gracias a ellas hemos mitigado muchos de los problemas de la humanidad y nos han brindado las herramientas no solo para la sobrevivencia, sino para una calidad de vida siempre en ascenso; con tecnología y ciencia se nos ha abierto el universo, tanto para lo muy pequeño, como en las entrañas de la materia, como para lo más grande, en las más lejanas galaxias en el espacio profundo.

Pero tanto la ciencia y la tecnología pueden traernos problemas, no por ellas en sí mismas, pues son inocuas, sus expresiones en el mundo no tienen valores morales ni posiciones éticas, no diferencian el bien del mal, son artefactos y procedimientos, conocimientos y teorías, producto de la razón humana, surgen de la experimentación, del ensayo y el error, del trabajo intelectual y manual del hombre.

El peligro se presenta justamente en el uso que los humanos le damos a tales producto de nuestro ingenio, el problema es la intención que hay detrás de estos desarrollos, del factor humano que los domina y los utiliza, de las economías que los nutre y permite su desenvolvimiento, de la política que los organiza y los dirige, detrás de toda ciencia y tecnología por más mecanizada, automatizada y manejada por Inteligencia Artificial que exista, detrás de ellas hay personas de carne y hueso, hay sentimientos, frustraciones, miedos, sueños, esperanzas, ideologías, ignorancia e imaginación.

Cuando me propuse a escribir este artículo sobre internet, las llamadas Big Tech, y el perturbador futuro del poder de la información en nuestro futuro inmediato, lo hice desde el voluntarismo propio de los legos en la materia, apenas y tenía una idea superficial y básica de ese mundo tan complejo y vasto en que hoy se ha convertido internet, la red neural de la cultura del siglo XXI; pero luego de zambullirme en artículos y manuales técnicos, en libros y estudios sobre los efectos, mercados, prospecciones en el posible desarrollo de esta plataforma tecnológica, me entró una inquietud que hasta el día de hoy raya en el temor, y al mismo tiempo comprendo que nuestro futuro como civilización está soportado por esta increíble herramienta.

Y más que una herramienta, muchos autores e instituciones llaman a internet, y con toda razón, una industria, con una interesante historia y un desarrollo asombroso, pues todo el crecimiento experimentado hasta el momento se concentra en muy pocos e intensos años; Kieron O’Hara y Wendy Hall, ambos profesores expertos en el área de la computación en Gran Bretaña, escribieron un pequeño manual llamado Four Internets: The Geopolitics of Digital Governance, para el Centro de Innovación para la Gobernanza Internacional (2018), en el mismo expresan lo siguiente:

 

Internet no es una arquitectura monolítica, cuya existencia y forma están garantizadas a perpetuidad, es más bien una frágil y contingente construcción de hardware, software, estándares y bases de datos, gobernadas por un amplio rango de actores, tanto públicos como privados cuyos comportamientos están constreñidos solamente por protocolos voluntarios. Por lo que están sujetos a evolución y a la presión política. Sus creadores originales lo diseñaron para que fuera abierto, esto es, que sus estándares fueran transparentes, y que los datos y el software fueran portables, extensivos e interoperativos. La respuesta del Silicon Valley fue en parte ideológica, y en parte basada en principios de ingeniería que le permitía a internet ir ampliándose a medida que crecía. Sin embargo, mientras internet, y sus aplicaciones como la Web se entretejieron en la vida cotidiana, otras visiones surgieron acerca de cómo debería ser gobernada y hacerla exitosa a nivel nacional donde ya jugaba un rol geopolítico.

 

 

 

 

 

 

El paradigma que enfrentamos los humanos a partir de ese momento fue crucial, con esta tecnología al servicio de la democracia, la libertad y la promoción de los derechos humanos, la civilización podría avanzar hacia estadios de desarrollo que no tienen límites en cuanto a solventar nuestros más ingentes problemas, superpoblación, salud para todos, revertir los cambios climáticos que nos amenazan, derrotar el hambre en el mundo, crear una verdadera sustentabilidad, prosperidad y paz mundial, y asegurarnos un futuro brillante tanto en nuestro planeta como en alcanzar las estrellas, empezando por poblar y empoderarnos de nuestro propio sistema solar.

Pero este desarrollo nos presenta varias salidas o bifurcaciones, y algunas de ellas son realmente preocupantes y muy oscuras, internet es una herramienta que puede ser utilizada para el dominio y control de la humanidad, puede de manera muy efectiva y “amigable” convertirse en las cadenas para un nuevo tipo de esclavismo y explotación del hombre sobre el hombre, y eternizar un sistema de castas y poder comparable a los más primitivos regímenes de un pasado tribal y de la época feudal.

Y en este preciso momento estamos en esa encrucijada, el mundo está viviendo en carne propia ejemplos de ambas expectativas, en mi país, Venezuela, desde hace más de veinte años se está llevando a cabo un experimento político, social y económico del socialismo más descarnado y violento en contra de la población, que ha tratado de liberarse de un régimen criminal por todos los medios posibles sin ningún resultado, esto, ante los ojos del mundo, que cuando no nos ignoran, están a favor o bien del régimen genocida, o de la oposición encarnada por un pueblo sufrido, traicionado y golpeado, pero resistiendo, porque no nos conformamos con el destino que un grupo de revolucionarios, erigiéndose como nuestros liberadores, nos han condenado a la más bárbaras de la dependencias, las del hambre y el terror.

Este régimen inaugurado por Chávez y continuado por Maduro, pretende ser modelo de una nueva forma de vida, de un nuevo hombre y de una novedosa manera de ser “feliz”, que ha de ser impuesto a la fuerza haciéndose pasar por un gobierno legítimo y popular, se trata de crear una sociedad dependiente, abusada y manipulada, y entre los medios que ha utilizado y utiliza, se encuentra el internet con el que opera sus asuntos administrativos, financieros, de propaganda y de promoción de su revolución, y con el que somete a la sociedad a un régimen de censura, desinformación, control social y falsificación de la realidad.

Su condición de tiranía utilizando la fórmula oriental de “un solo líder un solo partido” pero con ropaje democrático encaja dentro de los modelos de exportación para las naciones del Tercer Mundo, dentro del marco de globalización de un Nuevo Orden Mundial, asentado sobre las bases de una red de organizaciones planetarias encargadas de generar un consenso político (la ONU), una operatividad internacional en asuntos de salud (OMS), en asuntos económicos (el Foro Económico Mundial), el Vaticano para el mundo católico y otros, cuyo objetivo fundamental es derrotar el sistema liberal clásico para favorecer al socialismo y al comunismo, en la creencia que en un mundo desbordado de habitantes, con recursos limitados y necesidades infinitas, solo la ideología de izquierda y regímenes de fuerza pueden controlar los conflictos que ya desestabilizan el orbe.

En esa situación es muy fácil caer en la tentación de sacrificar la libertad para obtener seguridad, que es el argumento que prácticamente están utilizando los dueños de las grandes corporaciones tecnológicas para censurar las posiciones conservadoras y de derecha desde las cuales criticamos la parcialidad inocultable de estos mandarines por las tesis del Nuevo Orden Mundial, propugnados por la izquierda internacional de la que ellos son parte, si bien es cierto que en el caso de Venezuela algunas cuentas personales de líderes de la oprobiosa tiranía en Venezuela han sido cerradas, todavía se le permite al régimen utilizar a sus anchas los servicios estratégicos de internet en cuanto a la administración, manejo de información, seguridad y gobernanza del campo de concentración en que han convertido al país.

Utilizo el ejemplo de Venezuela y no de China, que podría ser muy bien el caso más apropiado debido a que se trata de un país potencia, con un desarrollo económico gigantesco, altamente tecnificado con posibilidades de desarrollo en el área específica de internet, de hecho, ya tiene su propia plataforma plenamente funcional para el control de su gran población, pero no es la media en el mundo, la gran mayoría de las naciones dependen de los servicios de internet que proporcionan otras naciones, principalmente a través de las empresas que prestan este servicio, Venezuela retrata al común de las naciones todavía a la saga de las grandes centros industrializados y comerciales.

Pero no perdamos de vista que geopolíticamente será China quien lidere este “gran reseteo del planeta” al sustituir a los EEUU en su posición de líder, son ellos quienes están moviendo las piezas y financiando el trabajo de remover obstáculos y acallar las voces de protestas y de alarma hacia la situación que se nos viene encima, de ellos parte la iniciativa mundial de la nueva ruta de la seda en inversiones estratégicas (puertos, vías ferroviarias, carreteras, aeropuertos) para el desplazamiento de sus bienes y servicios así como fuerzas militares, se sospecha que fueron ellos los que iniciaron la pandemia del COVID19 para acelerar todos los procesos de control de la información y vigilancia social, son ellos los que promueven la implantación del sistema de internet “G-5” que permitirá que las comunicaciones mundiales estén gobernadas por la Inteligencia Artificial y sus capacidades se expandan para ingentes cantidades de datos necesarios para una gobernanza mundial.

Este sistema de una izquierda autoritaria tiene la gran ventaja que funciona con una élite dirigente que goza de todos los privilegios y a los que se les respetan sus propiedades, una especie de “brahamanes” que están por encima de las masas, y quienes las dirigen bajo un régimen de redistribución de la riqueza, planifican y gobiernan el mundo a su saber y entender, con el único fin de perpetuar a esa clase dirigente.

Ese cónclave mundial de jefes de estados, será una verdadera oligarquía planetaria que gobernarán de manera vertical, de arriba hacia abajo, y donde la democracia es la primera víctima, lo más lamentable de este escenario distópico es que todo esto fue posible, gracias a que existía internet, gracias a que en su desarrollo aparecieron las llamadas Grandes Corporaciones Tecnológicas (Big Tech) creadas en capitalismo, amamantadas en democracia, crecieron y fueron protegidas por el sistema político liberal clásico que respetaba y promovía la libre iniciativa, protegía la propiedad privada, los derechos de las patentes y de invención, los productos del ingenio humano, que defendía la libertad de pensamiento y de libre expresión, que regulaba en lo mínimo sus procederes, confiando que sus dueños los movía los principios altruistas de sus creadores originales.

Pero estos ideales cambiaron, fueron sustituidos por la avaricia y el orgullo vano de ciertos egos que creyéndose los amos del mundo, empezaron a jugar en la política desde el asiento conductor de sus gigantescos emporios, ellos se aprovecharon de una libertad necesaria para que se pudieran desarrollar nuevos emprendimientos, algunos tan arriesgados como lo fueron Microsoft, Twitter, Facebook, Amazon, You Tube, Netflix, Google, Apple, entre otros, y que terminaron siendo verdaderos gigantes del mundo digital y quienes ahora le están entregando el mundo en bandeja de plata a los chinos para que lo dirijan, esa libertad de la que ellos gozaron la quieren ahora secuestrar en aras de una supuesta seguridad.

Los jefes de estas grandes empresas y que prestan servicios tan vitales para toda la humanidad por medio del internet, fueron los responsables de acabar con el partido republicano, derrotaron a Trump en las elecciones, le dieron nueva vida al partido demócrata quienes llevan en su seno la semilla de destrucción de la democracia, y serán los sepultureros de la libertad y de los derechos humanos, tal y como los conocemos hasta el día de hoy.

He hicieron todo esto porque son fieles seguidores del socialismo, a pesar de pertenecer al exclusivo club de las personas más ricas del mundo, de haber crecido en democracia, de haber prosperado en el libre mercado, pero al llegar al estado de monopolio en sus respectivas áreas de trabajo, y atormentados como Coriolano, el personaje de Shakespeare, por su orgullo y algunas deficiencias personales no satisfechas, decidieron que su lugar era dentro de un Nuevo Orden Mundial, y que si alguien iba a dirigir los destino del planeta Tierra, ellos iban a ser parte de esa élite.

Por ahora tienen que hacer el trabajo sucio, acallar, arruinar, ignorar, censurar, a los disidentes, a la derecha incómoda, y se están encargando de barrer el piso para que el Gran Dragón pueda desfilar sin mayores problemas y lucir sus galas en una nueva era de paz, prosperidad y orden.     -     saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario