lunes, 4 de enero de 2021

La mente única

 


A lo largo de la publicación de este blog le he dedicado diversos artículos a la guerra psicológica que el régimen del socialismo del siglo XXI ejerce sobre la población venezolana, el chavismo, como vástago ideológico del comunismo, hijo dilecto de la revolución cubana, le ha dado una importancia máxima a este componente dentro de la panoplia de elementos ofensivos que tiene para lograr sus objetivos de dominio y control sobre las poblaciones, incluyendo a sus efectivos y adeptos, esto, para garantizarse la sumisión de los individuos y colectivos a sus designios políticos.

El elemento psicológico y sus variantes psiquiátricas son vitales para los procesos de manipulación, de propaganda, de ideologización, de apaciguamiento y control, de los elementos punitivos y biopolíticos, que utilizan para hacer que el pueblo acepte mansamente y con el mínimo de resistencia, el proceso colonialista y de sumisión que un sistema totalitario, como el chavismo en el caso venezolano, necesita para lograr sus objetivos de poder.

Quiero aclarar para la cabal comprensión de este artículo, que la naturaleza del chavismo es bifronte, tiene dos caras, por un lado están las mafias, las organizaciones criminales que son las que explotan económicamente al país, son entidades que se manejan por un sistema de lealtades en los diversos negocios en que se embarca, su estructura de poder es vertical, su método es la corrupción y la violencia, su objetivo es generar el mayor cúmulo de ganancia de la manera más rápida y menos costosa posible, y por lo general sus inversiones son todas ilícitas o el dinero que utilizan tiene un dudoso origen.

La otra cara es la política, es la tapadera o recurso de distracción que utilizan para hacer pasar sus actividades como si fueran producto de la gestión de unas instituciones republicanas o un estado como cualquier otro de carácter legal, dentro de un supuesto estado de derecho, respetando las normas y convenios internacionales, impulsados por el reconocimiento internacional de que se trata de un estado-nación en funciones y con todos sus derechos y obligaciones vigentes.

Los objetivos de un estado delincuencial como lo es en los actuales momentos Venezuela, es precisamente debilitar el orden y la seguridad mundial, bien haciendo inversiones en otras actividades ilícitas, financiando negocios internacionales promovidos por otros grupos criminales, sosteniendo movimientos políticos radicales que tienen los mismos propósitos, y tratar en lo posible de contaminar, asociar, y ganar aliados para su causa de acumulación de poder y riqueza.

La principal consecuencia de su actividad es el debilitamiento de las democracias, la promoción de los movimientos subversivos y de la violencia, clima en el que logra hacer más negocios y acumular más poder político, la destrucción de la moral y la civilidad entre los pueblos y el debilitamiento de sus instituciones.

En el origen de su actividad económica se encuentra la explotación del hombre por el hombre, es la manera más bárbara de generar riqueza, es la esclavitud con otros afeites y formas, se busca el control de las poblaciones por medio de la manipulación de sus necesidades básicas de vida, es el derecho a una nuda vida a cambio del trabajo y la aceptación de la voluntad de un régimen colonial, de allí que su distinción más obvia sea la dependencia absoluta a los funcionarios del estado por medio de un sistema de ayudas y beneficios, a eso lo llaman “estado benefactor”.

Para que este esquema de explotación funcione, primero deben arruinar a toda la población manipulando la economía, destruyendo el sistema bancario y monetario del país, monopolizando toda la actividad productiva, y a partir de una relación clientelar, permitir, por medio de una afiliación política y de dependencia económica, que sólo ciertos individuos afectos al régimen prosperen, explotando a las necesidades de las masas.

Los recursos que mueve de manera abierta o subterránea son utilizados para comprar conciencias, cambiar decisiones judiciales y parlamentarias, enriquecer a funcionarios corruptos, adquirir nombramientos y penetrar organizaciones internacionales, eliminar obstáculos para sus agendas, trampear procesos electorales, influir sobre las legislaturas y propiciar conflictos, incluso guerras, pues la violencia es “su negocio” y allí prosperan sus intereses.

Pero para llegar a este nivel primero tienen que hacerse con el poder y dominar las poblaciones de sus países, es decir deben implementar mecanismos políticos autoritarios, hegemónicos, unipartidistas, revolucionarios, socialistas y acabar con la disidencia, lo cual garantizaría su permanencia en el poder y la obediencia absoluta a sus designios.

En la arena internacional, este disfraz político de gobierno de izquierdas les permite el acceso a las diferentes asociaciones, congresos, organizaciones, alianzas y foros, que apoyan a estas facciones radicales, y que han copado posiciones en entes multilaterales desde donde se les brinda soporte y se les limpia el rostro con retórica, diplomacia y cobertura mediática, haciéndolos ver como regímenes que pueden convivir en el orden mundial.

Luego de la Guerra Fría y de la caída del muro de Berlín, los gobiernos comunistas han sufrido una transformación tanto en discursos como en acciones concretas para integrase en el nuevo orden, que había sido liderado hasta el momento por la presencia del poder económico-militar de los EEUU, pero que debido a su naturaleza de sociedad abierta, una importante brecha se abrió en su estructura educativa, de medios, y política donde la izquierda obtuvo importantes avances, debilitando su posición como líder del mundo libre y favoreciendo la economía globalizada sobre todo la de los tigres asiáticos.

Esto, aunado al impresionante crecimiento de China comunista, bajo un esquema de capitalismo de estado, por la rescilencia de gobiernos como el de Rusia, Cuba, Corea del Norte, de la reaparición mundial del fundamentalismo islámico y las conquistas de la idea del estado benefactor social en Europa,  ha dado como resultado que la izquierda está líderizando el panorama político mundial, que viene aparejado a un resurgimiento de gobiernos autoritarios, de formas colectivas de organización social, y de una supervigilancia policial que ha reducido drásticamente las libertades individuales, sobre todo las económicas y las de libre pensamiento y expresión de opiniones, a meros enunciados.

 

¿Cómo opera el chavismo castrocomunista?

 

Cuando el chavismo predica la necesidad de un pensamiento único, alude a uno de los puntos clave de su programa bolivariano, necesita aplanar las diferencias de opinión,  tiene que acabar con la diversidad de ideas, con la prodigalidad del conocimiento, con la creatividad y la generación del pensamiento innovador, con la crítica y la resistencia a los dogmas, sólo de esta manera podrá obtener a una mente en blanco, una “tabula rasa” sin historia ni tradiciones sobre la cual imprimir su programación del nuevo hombre del siglo XXI.

De allí su control sobre los medios de comunicación, redes sociales, internet, entretenimiento, educación, investigación, especialización de la información, Venezuela se encuentra en pleno proceso de desconexión con el mundo y embrutecimiento masivo de su población, y lo hace de varias maneras, no solo con la censura y el control de la instrucción pública, también utiliza el encarecimiento de los medios de comunicación, telefonía, publicidad, eventos, destrucción de bibliotecas, quema de libros y de archivos, acceso a la información libre.

Pero también ha introducido la organización de las comunas como estructura fundamental en sustitución de la familia, el orden vecinal y municipal, allegando a grupos de vigilancia o colectivos armados para sustituir el orden legal y de estado de derecho, en este sentido es bueno recordar las palabras del investigador Daniel Estulin, que en su obra El Instituto Tavistock (2011), quien nos recuerda cómo operan estos grupos.

 

… La aplicación a «grupos carentes de líder» de técnicas de lavado de cerebro para pequeños grupos con una tarea en común. Estos grupos funcionan en un entorno donde los ingresos reales se han reducido y las condiciones de trabajo se han degradado. En situaciones de estrechez económica, el lavado de cerebro consiste en obligar a los trabajadores a compensar una parte de los ingresos perdidos acelerando con ingenio el ritmo de trabajo. Formando a los empleados y desempleados, implantando programas de recolocación a gran escala, introduciendo «incentivos en grupos de trabajo» y haciendo que compitan entre ellos, se transforma un equipo pequeño de producción en un grupo que puede lavarse el cerebro a sí mismo.  

 

Estos grupos, que han tenido diversos nombres y organizaciones rectoras, “Círculos Bolivarianos”, Misión Chamba Juvenil, Misión Negra Hipólita, y otros muchos, pero principalmente comunas o diversos “frentes” aludiendo a un pasado guerrillero, se organizan para el control de ciertos aspectos de la vida de los barrios, caseríos y urbanizaciones, entre ellos el aspecto alimentario (cajas CLAP), bombonas de gas doméstico, repartición de becas, bonos y otras ayuda del régimen, y que se la pasan constantemente haciendo registros, censos, catastros, seguridad y control del transporte, movilización de electores, pequeños contratos de obras comunitarias, organización e instrucción de las milicias, todo esto con el fin de tener una organización de base en los sitios de mayor concentración de población.

Pero lo importante a destacar es la continua e intensa labor de indoctrinación y lavado de cerebros que se realiza durante estas actividades, inculcando valores, planes, y prioridades que nada tienen que ver con la productividad o la democracia, pues todo gira en función de la guerra, de la defensa del régimen y sus líderes, de la preservación del sistema socialista, y esto lo sustentan en un programa de favores y dádivas, de premios y castigos, de suspensión de los servicios y amenazas de grupos violentos, si el miembro llegare a no estar de acuerdo con el sistema de control que le están implantando.

Para poder tener algún tipo de manejo para una población de treinta millones de personas como la de Venezuela, donde una parte importante es educada y rebelde a las imposiciones, se hace necesario debilitar su voluntad de resistencia y esto lo hacen por medio del miedo, la inestabilidad económica y laboral, la desinformación y la imposibilidad de planificar al mediano y largo plazo.

Crean de manera artificial situaciones de gran inestabilidad, suprimen las bases de la convivencia, enervan el clima de tensión social de modo que las personas vivan constantemente en estados de exaltación y nerviosismo, nada es seguro, todo pudiera faltar de pronto, incluso lo más elemental para la vida, de esta manera obligan a la población a buscar constantemente lo esencial para la vida y no tienen tiempo para revisar su condición ni pensar en política.

El otro elemento que utilizan, es desmoralizar a los sectores más resistentes disminuyendo su capacidad de sostenerse con dignidad, afectando a los principales servicios públicos como el suministro de agua, electricidad, transporte, seguridad, dificultar su actividad productiva, falta de dinero circulante, la idea es disminuirlos en su autoestima, que se sientan como animales desvalidos.

A medida que el espíritu de resistencia se debilita se le hacen a los distintos grupos ofertas para recomponer sus vidas, recursos, facilidades de acceso a los servicios, ayudas económicas por medio de instrumentos de afiliación a distintos programas, donde no sólo deben asegurar su lealtad al gobierno, estar agradecidos, tener una buena opinión de sus funcionarios, a cambio de restituirles los medios de vida, deben registrar información personal y de su grupo familiar, el paquete de ofertas incluye la posibilidad de tener su propio gobierno local con candidatos colaboracionistas para que trabajen juntos en la gobernabilidad y el rescate del país.

 

Los mecanismos psicológicos en acción

 

Todo este escenario está sostenido por un discurso es que se desplaza la culpa de la crisis a factores externos, a una guerra en contra de un sistema que puede salvar el planeta, y hasta responsabilizan a las mismas comunidades por no querer vivir en democracia, solidarios con el gobierno y sus instituciones, pero el fin último es avanzar en la instauración del socialismo, hacer de los ciudadanos unos seres totalmente dependientes de los favores del gobierno, una masa clientelar, organizada en grupos comunitarios, disciplinados y controlados, donde todos vigilan a todos los demás.

El hombre es un animal de costumbres, una vez adecuado a unas circunstancias, si carece de independencia, de información, de pensamiento propio y ha sido “amaestrado” a obedecer con base a un esquema de premios y castigos, lo más seguro es que acepte su condición de esclavo, y el país, su rol de colonia, sin ningún tipo de resistencia o peligro de una contra-revolución.

En los EEUU está por suceder algo muy parecido a lo que nos pasó a nosotros en Venezuela, el socialismo más radical se hará gobierno por la persona interpuesta del Sr. Joe Biden, un presidente supuestamente electo en las peores circunstancias posibles, de una salud frágil, de una edad no apta para las delicadas funciones que pudiera enfrentar en un puesto de altísimas presiones y dificultades, en un momento crucial para el mundo, justo cuando China se levanta como el nuevo amo del planeta.

Y detrás de la figura paternal, de sabio anciano del Sr. Biden, se oculta una de las organizaciones políticas más agresivas y hambrientas de poder del socialismo internacional, una nueva clase de norteamericanos que ha sido educada y entrenada en una de las ideologías más destructivas y corrosivas de la historia, los adoradores de un nuevo Moloc, son los seguidores de un orientalismo que se hace pasar como inofensivo y grato, preocupado por sus congéneres pero que en realidad tiene otros planes que los disfraza por un interés ambientalista y una actitud supuestamente humanitaria.

Lo peor, gracias a unas elecciones altamente cuestionadas en su transparencia y legalidad, si el congreso norteamericano no reclama con firmeza el derecho de todo el pueblo de ver su voluntad respetada, lo más seguro es que imponga en Washington un gobierno muy parecido al chavismo, ya el poder judicial claudicó ante los acuerdos con los comunistas y le otorgó la luz verde a quien será apenas un comodín de Beijín, en pocas horas sabremos el futuro de la nación más poderosa del planeta y ligada a ella, el nuestro.

La oferta de un estado fuerte, que se encargue de redistribuir la riqueza nacional, que se instaure un gobierno benefactor que se aboque en brindarle a sus nacionales todos los servicios de manera gratuita, que prometa una igualdad no sólo de derecho sino “real”, donde desaparezcan las diferencias de clase, de méritos, de educación y moral, es una tentación muy grande para las clases populares y las minorías.

A raíz de esta pandemia, el temor a la muerte y a continuar aislados sin contacto humano, ha provocado una reacción en la gente que los lleva a aceptar imposiciones de un estado centralista, autoritario y que arbitra la manera en que debemos comportarnos, los socialistas han apostado a ese miedo y han prometido un manejo diferente, más humano y con la ayuda de los creadores del virus.

Esperemos que Dios les dé a esos representantes del pueblo de los EEUU en el congreso sabiduría, coraje y mucha cordura al momento de decidir su destino, el ejemplo venezolano es una tragedia que nadie debería imitar.      saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario