miércoles, 17 de febrero de 2021

La conspiración del cambio climático

 


  
“Está claro que los actuales estilos de vida y patrones de consumo de la afluente clase media… que implican un alto consumo de carne, de grandes cantidades de comida congelada y comida rápida, propiedad de vehículos a motor, numerosos aparatos domésticos eléctricos, aire acondicionado en el hogar y el trabajo… costosas casas suburbanas… no son sustentables… en efecto, los Estados Unidos está cometiendo una agresión ambiental contra el resto del mundo.”

 Maurice Strong, 1992, Conferencia de Río.

 

De las teorías conspirativas, la del cambio climático es mi favorita, en primer lugar por su alcance, afecta a toda la humanidad, se trata de una amenaza a nuestra seguridad de sobrevivencia, es decir, podría llevarnos al peligro de extinción, y en tercer lugar hay una gran confrontación en este justo momento, hay gobiernos, organismos multilaterales, ideologías, poderes económicos y militares dispuestos a defender y poner en acción mecanismos regulatorios que afectan nuestras vidas y nuestro futuro de manera determinante, el problema fundamental es que se trata de la sempiterna confrontación entre el comunismo y el capitalismo.

La controversia del clima venía gestándose desde hace mucho tiempo, pero fue en los años cincuenta del pasado siglo cuando los primeros informes sobre las expediciones y estudios sobre el hielo y los casquetes polares empezaron a colarse entre el público en general, ya en la década de los setenta la revista Time le dedicaba una portada a una próxima edad del hielo; para aquellos años la preocupación, al contrario que la actual que es sobre el calentamiento global, era por un nuevo período de glaciación, de hecho los climatólogos decían que estábamos viviendo en un periodo interglaciar y que no sabíamos cuánto iba a durar disfrutando de temperaturas cálidas.

Pero esa melodía cambió de pronto, y fue entre otras cosas porque desde el seno de la Organización de las Naciones Unidas, empezó a gestarse un interés por el cambio climático que se tradujo en una serie de instituciones y oficinas que tenían que ver con el clima, desde asociaciones de meteorólogos, pasando por expertos en oceanografía, geólogos, laboratorios de estudios atmosféricos, se fueron creando redes de monitoreo del clima con la intención de medir el impacto del clima en el desarrollo de las naciones, su incidencia en la producción de alimentos, en la disponibilidad de agua fresca, se empezaron a medir las frecuencias de los eventos naturales catastróficos como tormentas tropicales, inundaciones, sequías, se empezaron a crear índices, estadísticas, tendencias, escenarios.

El clima es y sigue siendo uno de los sistemas más complejos de la naturaleza, absolutamente caótico, de comportamiento no linear donde muy poco puede predecirse, lo conforma una miríada de factores que interactúan entre ellos produciendo situaciones en constante cambio, la atmósfera es una enorme fábrica de gases y elementos químicos que intercambia elementos e información con el agua, la tierra, con los elementos vivos que viven en la biosfera, aunque sigue dándose por sentado que es la radiación solar su principal motor.

Pero también la ideología ha jugado un papel preponderante en los asuntos climáticos, la clásica confrontación entre los medios de producción y el fin de la sociedad humana ha jugado un papel importante en la manera como vemos el cuadro climático, un capitalismo desenfrenado donde se explotan sin límites los recursos naturales del planeta, sin importar el costo que produce un crecimiento sin límites, contrastado con la visión utópica del buen salvaje, viviendo de los frutos que la naturaleza le brinda en un paraíso sustentable, cada quien de acuerdo a sus necesidades en equilibrio con la madre Tierra.

Estos lentes ideológicos han afectado de manera determinante a las ciencias que se ocupan de informarnos del estado del clima, dependiendo que sea el comunismo o el capitalismo los que paguen por las investigaciones y subvencionen los proyectos, se dice, de allí surgirán los argumentos y pruebas que le den soporte a estas visiones contradictorias de la naturaleza.

El hecho es que a partir de los años ochenta, ya no se escuchaba sobre el congelamiento del planeta pero si sobre su calentamiento, y que tenía que ver con la actividad del hombre en la Tierra, sobre todo con el uso y el abuso de los combustibles fósiles que provocaban un incremento de los gases invernaderos, en especial del CO2, un cambio de perspectiva provocado por la ideología imperante en los medios masivos de comunicación.

Todo esto tenía que ver con la lucha sin descanso de las grandes empresas capitalistas, en especial, de la industria petrolera, la más rica de todas, la más poderosa y enemiga del comunismo, porque a pesar de que la energía era fundamental para el desarrollo de los pueblos, sin importar la ideología, el capitalismo sin límites, explotador y consumista, estaba basado en la adicción de las economías mundiales por esa fuente de energía barata, poderosa y contaminante que era el petróleo, el gas y sus derivados.

Luego del final de la Guerra Fría, el comunismo se concentró en partirle el espinazo energético al capitalismo, si lograba cambiar el patrón de consumo energético del planeta de los hidrocarburos a las energías alternativas o limpias, podría darle la estocada final a una industria petrolera que ya venía dando tumbos, principalmente porque las reservas más grandes de petróleo en el mundo estaban situadas fuera del mundo occidental, en regiones políticamente inestables.

Por su parte, el capitalismo y las empresas petroleras argüían que el comunismo lo que quería era crear más pobreza en el mundo, pues ese era el caldo de cultivo de su apoyo popular, la prédica de un mundo más sustentable significaba enviar a la civilización occidental de vuelta a la época de las cavernas, lo que predicaban con una vida más natural, era volver a épocas de carestías y miseria, los países en vía de desarrollo serían los más perjudicados pues no tendrían la energía necesaria para impulsar sus economías.

En este clima de confrontaciones, la ONU jugaría un papel importante.

 

Y aparece la figura fáustica de Maurice Strong.

 

Si Maurice Strong (1929-2015) no hubiera existido, habría que inventarlo, es una figura clave en todo este drama del Cambio Climático antropocéntrico, es decir cambios producidos por la actuación humana quemando combustibles fósiles y contaminando la atmósfera, provocando, según esta teoría, que quiere ser un hecho incontrovertido, el calentamiento global y sus eventos catastróficos.

Mucha gente no conoce al Sr. Strong porque siempre prefirió jugar detrás del telón de los acontecimientos, y aunque siempre interpretó papeles secundarios y de reparto, fue uno de los hombres más influyentes de su época, y aún hoy, su influencia y puntos de vistas tienen un papel predominante en la conspiración del cambio climático.

Es impresionante descubrirlo como la persona bipolar que era, en su lado como servidor público y por las causas ambientalistas era una personaidad, en su vida privada y como empresario era otra muy diferente, un mitómano y un estafador, me recuerda al  relato de Stevenson, Dr. Jekill y Mr. Hyde, fue una de las figuras más influyentes en el diseño de las actuales políticas ambientalistas de aplicación mundiales, como alto funcionario de la ONU fue el constructor de la red de organizaciones que hoy controlan el tema climático; canadiense de nacimiento, vivió casi toda su vida en los EEUU, aunque era un auténtico ciudadano global con años de residencia en Nairobi, Ginebra y Beijín.

Para empezar, fue el fundador y el director ejecutivo del Programa para el Ambiente de las Naciones Unidas, ayudó a la construcción de la Canadá moderna, colaboró en la creación, y dirigió, la Agencia Internacional de Desarrollo del Canadá (1968) y a Petro Canadá (1976), fue presidente de la Hydro Ontario, una de las empresas de servicio eléctrico más grandes de América del Norte, estuvo manejando y organizando las conferencias mundiales sobre el ambiente de la ONU, primero en Estocolmo (1972), luego en Río de Janeiro (1992) donde logró la puesta en marcha de la Agenda 21 y la firma de la Declaración de Río, logrando como resultado tres convenciones importantes la del Cambio Climático, la de la Diversidad Biológica, y la del Combate a la Desertificación.

Fue el creador del concepto de “ecodesarrollo”, y el arquitecto de las organizaciones, oficinas y asociaciones de vigilancia y monitoreo del clima, adscritas a la ONU, fue el creador y promocionó los impuestos sobre las emisiones de dióxido de carbono y los programas de protección de selvas y bosques con fines de captura del CO2 en la atmósfera, fue director del Earth Counsil, una iniciativa privada para apoyar a la ONU en sus programas de conservación ambiental.

Strong era un hombre de una gran cancha social, un relacionista público sin par, simpático, culto, espléndido anfitrión, hizo una gran cadena de contactos importantes a nivel mundial, se relacionaba en los niveles más altos de manera cordial, gracias a lo cual, estaba en las directivas de las organizaciones filantrópicas y educativas más importantes, desde Harvard, Fundación Rockefeller, Toyota Internacional, Universidad de Pekín, era consultor de instituciones financieras y de gobiernos, fue el delegado personal del director de la ONU, Kofi Annan para las relaciones con el gobierno de la República Popular Democrática de Corea.

Leyendo algunas de sus entrevistas resalta su gran inteligencia, eludía los puntos conflictivos, se salía hábilmente de las preguntas comprometedoras, nunca polemizaba con sus críticos y no le rehuía a dar explicaciones, tenía una gran paciencia con quienes exigía explicaciones y las daba, aunque no fueran ni claras ni convincentes, por último y creo que fue como logró parte de su éxito, tenía un instinto para las relaciones internacionales altamente desarrollado.

Su vida personal estuvo marcada por los escándalos, era un empresario rudo que dejó entendiendo a muchos de sus socios en negocios poco claros, arruinó algunas de sus empresas para obtener ganancias por fuera de sus actividades, fue varias veces demandado en millonarios juicios, fue acusado de fraude y tuvo que mudarse de país en más de una ocasión, pero nunca fue condenado y jamás fue a prisión.

En Costa Rica construyó un hotel de 300 habitaciones en tierras protegidas y tuvo un problema con los nativos del lugar, en Colorado quiso explotar el agua de un acuífero que pertenecía a una comunidad enorme de granjeros, indígenas y que era parte de un parque nacional, fue demandado y perdió la demanda; predicaba que el consumo de carne era dañina para la salud humana pero uno de sus negocios era la ganadería extensiva, estaba en contra de la actividad petrolera pero era un rico empresario en el ramo, le compró tierras a un traficante de armas, en el 2005 estuvo involucrado en una estafa en el programa de la ONU de petróleo por comida, por un cheque a su nombre que venía de un turbio negocio con Hassan Hussein en Irak, con dinero de una empresa canadiense quiso comprar selvas en Costa Rica.

Pero aun así era uno de los hombres más condecorados del mundo, le otorgaron 57 doctorados académicos de distintas universidades, en Venezuela lo condecoraron con la Orden Henry Pittier en 1978, tenía excelentes relaciones con el partido Demócrata de USA, en especial con Clinton y su vicepresidente Al Gore, una buena parte del programa The New Green Deal está inspirado en sus lineamientos.

 

El pánico climático sobre el calentamiento global ¿Una estrategia comunista?

 

En una de sus desapariciones frecuentes de la escena pública se fue a China donde una tía, Anne Louis Strong, periodista y comunista, había ido a parar a Rusia, donde conoció a Trotsky y se hizo miembro del Comintern, se casó con un exministro y se dice, trabajó para Beria, el jefe de los servicios secretos, luego de perder a su marido en una de las purgas de Stalin, se fue a China donde conoció a Mao y a Chou-En-lai y pudo acceder al círculo de confianza de los jefes chinos.

Cuando Anne Louis muere en 1970 le hicieron las honras revolucionarias, y quedó establecido un vínculo de confianza con Maurice, el cual aprovechó para representar en occidente a grandes conglomerados mineros chinos.

Algunos de los textos que investigué para este artículo son extremadamente paranóicos y asocian a Maurice Strong primero con el grupo de Bildelberger, luego con los rusos y después con el espionaje chino, apuntan a que el compromiso de Maurice con la ideología comunista iba mucho más allá de la simple simpatía, era parte fundamental de la enorme maquinaria que quería imponer un nuevo orden mundial.

Strong era un experto en finanzas y sabía preparar y mercadear productos financieros, certificados, derechos, bonos, deudas, garantías, de modo que no es descabellado pensar que era capaz de preparar la ingeniería financiera para impuestos sobre emisiones de CO2, entre otras cosas había contribuido a fundar la primera bolsa que operaba con valores de deuda ambiental en Canadá, de allí su alocada idea de comprar lotes de selva vírgenes en Costa Rica como compensación para que algunas plantas eléctricas que quemaban petróleo y carbón, pudieran hacer frente a sus obligaciones por un ambiente más limpio.

En 1991 cuando Strong presidía el Earth Summit dijo: “Reformar y fortalecer a las Naciones Unidas como el centro de un sistema emergente de democracia y gobernanza global… es nuestra firme convicción que la ONU debe continuar en su papel de rector global… algunas de sus actividades deben ser financiadas por medio de impuestos en las transacciones del mercado internacional y pechando a las corporaciones multinacionales”.

El economista James Tobin estima que con un impuesto del 0.5 % en todas las operaciones de comercio exterior se podría obtener un presupuesto para la ONU de 1.5 trillones anualmente- el equivalente al presupuesto federal de los EEUU, también recomendó una tarifa por uso, a las compañías que operaran con “bienes globales” incluidos impuestos al CO2, que pudiera ser exigido a todos los combustibles hechos del carbón, petróleo o gas natural.

Alguien dijo por allí que la Agenda 21 era una nueva manera de extorsionar a los países ricos para que bajaran recursos para los países pobres, quedando la ONU como el gran intermediario y el que se encargaría de redistribuir esa riqueza de acuerdo a su criterio, que en mano de los socialistas ya sabemos a quién beneficiaría.

Todas estas ideas fueron tomadas posteriormente por el presidente Obama y convertidas en armas para atacar a las industrias contaminantes, utilizando como perros de ataque al IRS y amenazando a las grandes corporaciones con la temida ley Ricco, si no cumplían con las imposiciones ambientales.

Los socialistas del partido demócrata estaban decididos en quebrar la industria petrolera norteamericana que era el sustento financiero del partido republicano, y a su vez, darle preeminencia a las industria de energía limpia donde “los grandes jefes” del partido demócrata habían puesto todas sus inversiones, dicen que fue de esta manera que Al Gore pudo amasar su inmensa fortuna en poco tiempo.

Pero ganó el presidente Trump y todo se les vino abajo, expresaba Trump a los medios que el calentamiento global era una farsa, pero perdió las elecciones por su reelección, y ahora que los demócratas tienen de nuevo el poder con el presidente Biden, vienen con todo en contra de la industria petrolera mundial, coaligados con la ONU y los intereses rusos y chinos.

Solo que en esta ocasión, les va a resultar más difícil convencer al mundo que es por culpa del consumo petrolero que se sucede el cambio climático, un cambio que por lo que se ve, pareciera ir más hacia lo helado que a lo caliente, con un CO2 en la atmósfera que pareciera estar haciendo más bien que mal, mostrando las costuras de un fraude que se ha venido tejiendo desde que Maurice Strong se paseaba por la ONU como un mandarín.

¿No les parece que es una bella y redondita teoría conspirativa?     -     saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

  

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