Entiendo que los EEUU tengan en Inglaterra a su más
cercano aliado, no solo culturalmente, sino en lo económico y lo militar; muchos
norteamericanos se refieren a los británicos como sus “primos” y lo usual es
que salgan a la defensa de los intereses de la corona y de la llamada “Commonwealth”;
de hecho, hay una especie de escudo o franja de seguridad, que es sostenida y
controlada por USA, vía países anglófonos, que son el sostén de la hegemonía
occidental en el mundo, tal como está dispuesta la repartición de las áreas de
influencia.
Allí están Australia, Nueva Zelanda y, hasta hace poco,
Hong Kong, como los enclaves principales de los ingleses en Asia, les queda
Singapur y algunas posesiones estratégicas en el Pacífico, pero los originales
“cinco ojos” de la NSA, Canadá, Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia, junto a
los EEUU, eran los que vigilaban al mundo para protegerlo de las fuerzas del
mal.
Para el Reino Unido, India es un aliado particularmente
importante, no sólo fue “la joya en la corona”, en términos de su red mundial de
colonias, sino que está cerca de China, vía el Tíbet, de hecho, comparten
fronteras.
Pero sin ánimos de mal poner a los USA con el Reino
Unido, y teniendo en cuenta que soy un admirador de la cultura británica, al
punto de considerarme un anglófilo, sí me preocupa que por sus condiciones de
democracias, ambas sociedades son abiertas, incluso a la influencia del
socialismo y, por esa vía, al comunismo; ya ha sucedido, la historia de ambas
potencias está llena de instantes comprometedores, durante sus gobiernos
socialistas, en una encarnizada lucha ideológica donde han sido penetrados y
sufrido daños importantes en sus estructuras de inteligencia por parte del
comunismo autoritario y unipartidista.
Y algo de esto está sucediendo en lo que fueron las
excolonias británicas, hay un rencor, un resentimiento que no ha cedido un
ápice, desde los siglos XIX y principios del XX hacia el Londres colonialista,
durante las luchas de liberación de estas posesiones en el Caribe, parte
importante de su fuerza de trabajo era esclava, y provenían de otras colonias
al otro lado del mundo.
Pasado el tiempo estas poblaciones que arraigaron en las
plantaciones, minas y factorías consiguieron finalmente su independencia,
aunque siempre considerando al gobierno inglés como el responsable de todos los
males que sufren estas naciones, lo que los hace fácil presa para del
socialismo antidemocrático, porque el pensamiento de izquierda pone el acento
principal en el dominio y la explotación que sufrieron mientras fueron colonias
Lo mismo sucedería con las islas que fueron o son de
Francia, de Holanda, de España y hasta de los mismos EEUU, una metrópoli de
ultramar poderosa y desarrollada, que subyugaron a nativos y esclavos para
enriquecer sus gobiernos.
Y esto lo afirmo porque el comunismo internacional ya
tiene un trabajo de décadas asumiendo como suya la lucha anticolonialista, de
la misma manera como ha asumido el feminismo y el ecologismo, temas que ha
integrado a su estructura ideológica; sólo hay que revisar la producción de la academia latinoamericana en
el tema de la teoría de la liberación y la lucha anticolonial, para darse cuenta de que se trata de una
amenaza latente, la doctrina que predican es una de jamás olvidar aquel trato
denigrante e inhumano.
Suráfrica es un claro ejemplo de lo que trato de
explicar; aunque no fue una colonia británica al 100%, Inglaterra sí ha tenido
un importante arraigo en su pasado colonial, y todo lo que ha sucedido en el
postmandelismo demuestra una clara y peligrosa inclinación hacia el comunismo
por parte de su gobierno, con una importante injerencia china y cubana,
recientemente ha demostrado un interés desmedido por el caso del empresario y
supuesto diplomático colombiano Alex Saab, detenido en Cabo Verde por
investigaciones al gobierno de Nicolás Maduro de Venezuela, y ha protestado y
movido sus influencias para lograr su liberación.
El otro caso que no deja de inquietarme es el conflicto
surgido dentro de la familia real del Reino Unido por las acusaciones de
racismo hechas por la Duquesa de Susex, la señora Megahn Markle, que viene a
confirmar la actitud imperial y eurocentrista del estado hacia sus excolonias, conformadas
por una inmensa mayoría de personas de color, de otras razas y de
denominaciones religiosas otras que cristianas, y que devela problemas básicos
no resueltos de relaciones humanas. Y la opinión pública, frívola y
manipulable, tiene su peso.
La región del Caribe, en el Atlántico norte en el
continente americano, es un territorio más o menos del tamaño de Europa; en
ella viven entre 30 y 40 millones de personas, dependiendo de a quiénes se
incluya en la composición caribeña, y esto lo digo porque hay varias versiones
de este mapa, que excluyen a Venezuela, Colombia, y el frente litoral
Centroamericano.
Esta composición territorial, que favorecen las excolonias
británicas, quienes han invertido un mayor esfuerzo y recursos en organizarlas,
se desprende de una red de tratados y asociaciones que les otorgan cierta
coherencia en cuanto a su herencia angloparlante, dominante en los últimos
tiempos en la región, y con la marcada característica de que invariablemente
todos sus gobiernos han sido de izquierda.
Por supuesto, EEUU ha tenido un rol importante, en cuanto
es el que mayormente ha invertido recursos y esfuerzos por integrar el Caribe,
entre otras cosas, porque la cercanía de fronteras y su influencia geopolítica
es notable e interesada; la proximidad del Caribe a sus propias fronteras
convierte a la región en un elemento estratégico que afecta su seguridad e
intereses económicos, de allí las numerosas intervenciones de carácter militar
y el intenso monitoreo en la lucha en contra del crimen organizado.
Pero el Caribe ha venido perdiendo importancia dentro de
los objetivos del Departamento de Estado, es notoria la disminución de aportes
económicos de ayuda y cooperación a la región, eso incluye la merma en
importancia del Comando Sur dentro del sistema defensivo norteamericano, debido
a las crisis económicas internas de los EEUU y a su atención hacia otros puntos
críticos del planeta, el Caribe solo interesa de manera espasmódica y solo en
casos de crisis.
Venezuela se encuentra en los actuales momentos en medio
de un proceso de reclamación de una importante parte de su territorio histórico
con la República de Guyana, que hasta hace poco fue Guayana Británica; estos
reclamos han sido catalizados por el descubrimiento de importantes yacimientos
de petróleo y gas, tanto en tierra como mar afuera, justo frente a las bocas
del Orinoco.
Pero en Venezuela estamos sufriendo de una importante
crisis política, económica y social, causada principalmente por los gobiernos
socialistas de Chávez y Maduro, con una fuerte injerencia cubana, china, y rusa,
saturada de componentes del fundamentalismo islámico, provenientes de las
relaciones con Irán, Siria, Libia y Turquía.
Nos hemos convertido en amenaza real para las democracias
occidentales y para los intereses norteamericanos, tanto que, el gobierno
socialista del siglo XXI ha sido identificado como una perturbación grave a la
estabilidad de la región; tal situación, que la comunidad internacional espera
la resolvamos internamente los venezolanos, se ha mantenido durante más de
veinte años de gobiernos antidemocráticos, resultando en la ruina del país y en
una emergencia humanitaria como pocas veces se ha visto en el continente.
En estas circunstancias, el gobierno de Guyana acelera su
reclamo, contando con el apoyo de toda la comunidad angloparlante del Caribe, con
Inglaterra, que tiene su peso político en las instituciones internacionales y a
USA como aliado principal, tomando en cuenta que una buena parte de las
empresas petroleras en el proyecto de Guyana son norteamericanas; teniendo al
país en condiciones tan desventajosas, se aprestan al arrebato territorial.
Venezuela como país va a ser castigada con el despojo del
Esequivo, entre otras cosas, porque tenemos un régimen criminal, y he aquí la
paradoja: la débil defensa que hace Maduro de los intereses nacionales frente a
las pretensiones guyanesas, se debe a que está recibiendo órdenes de La Habana,
interesada en que Guyana gane ese reclamo, de manera que Maduro está montando
un show de que está haciendo lo posible, pero no utiliza los amplios recursos
de la oposición en el caso; no es transparente y no está invirtiendo todos los
recursos para construir una sólida defensa. Indefectiblemente, la sentencia
desfavorable para Venezuela está cantada.
Pero si esto sucede, los EEUU van a cometer el gravísimo
error de permitir que el sistema colonial inglés pueble el Caribe con sus
enemigos más mortíferos, entre ellos chinos comunistas y musulmanes
fundamentalistas, poner el botín petrolero en manos de minorías indias, malayas,
chinas, africanas y del medio oriente, muchas de ellas dedicadas a cobrarle a
Inglaterra una larga y penosa factura colonial, con la imaginación y el
pensamiento atrapados en el afiebrado discurso marxista del anticolonialismo,
el racismo y el imperialismo. Inglaterra no va a poder controlar la situación
caribeña y suramericana, que explotará en múltiples revoluciones de izquierda
en contra, principalmente, de USA.
Estoy absolutamente seguro de que, una vez que los
Guyaneses y Trinitarios se hagan con las reservas energéticas de esa parte del
Atlántico, mucho de ese dinero va a ingresar en los cofres de guerra de Cuba, pues
maneja a la mayoría de los partidos políticos de esas excolonias, lo que va a
empeorar la seguridad hemisférica; China tendrá una buena excusa para mantener
presencia militar y defender a sus ciudadanos, que pueblan muchas de estas
islas; los terroristas islámicos gozarán de una veintena de nuevos refugios en
el Caribe, con la posibilidad de reclutar miembros para sus ejércitos de ISIS,
Hezbolá, y otros sindicatos del terror, como ya tienen tiempo haciéndolo en
Trinidad y Tobago y otras dependencias.
Con el desastre del BREXIT y el mal manejo de la
pandemia, es probable que Inglaterra tenga gobiernos laboristas en el futuro
próximo, lo que incrementará el riesgo de que no pueda hacerse cargo de la
situación y tenga los EEUU un nuevo foco de agresión en su contra, mucho más
difícil de controlar que Venezuela.
El Departamento de Estado ha dejado correr el problema
venezolano durante demasiado tiempo sin medir sus consecuencias; si permite que
el régimen de Maduro siga destruyendo la cohesión regional y promoviendo el
comunismo más primitivo, puede complicar la situación internacional mucho más
de lo que ya ha hecho; es menos costoso reparar el problema Maduro, ahora, en
este momento que está tan debilitado, que tener que enfrentar a un Caribe
marxista y revolucionario… Washington sabe de qué hablo.
Las empresas petroleras, que están gozando del festín, no
se están percatando del peligro que representa fortalecer ese multiculturalismo
en esa área en este preciso momento; todas esas etnias tienen lazos muy fuertes
con sus países de origen y van a conquistar el nuevo territorio despojado a
Venezuela con una migración de esos nacionales, creándose una nueva corriente
migratoria asiática y africana hacia el Caribe, lo que va a ser perturbador de
los intereses hemisféricos.
En este sentido es muy doloroso como los mismos
latinoamericanos han tratado la diáspora venezolana que tenemos un mismo origen
Latinoamericano, me pregunto ¿Cómo van a recibir una migración al Caribe y a la
propia Suramérica por grupos étnicos con los cuales no tiene ningún tipo de
contacto cultural?
Rusia y China están jugando “duro” contra los intereses
de USA; sería una tragedia que los británicos fueran un nuevo factor de
debilitamiento de la seguridad en el Caribe y en eso se están convirtiendo; y ya
están perdiendo el control de sus posesiones insulares en el Caribe, los
reportes del incremento de la pobreza, el narcotráfico, el contrabando de
armas, el lavado de dinero y la emigración ilegal hacia los EEUU es para
preocuparse.
Una situación tan explosiva en las costas suramericanas, trasciende
Venezuela, implica dañar también a Brasil y al resto de Hispanoamérica. -
saulgodoy@gmail.com
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