miércoles, 23 de junio de 2021

El problema Maduro

 



 

El gran entrenador de béisbol Yogi Berra tiene su dicho particular: «Es difícil hacer predicciones, en especial sobre el futuro». Aunque no escribiera las obras que le permitirían ser considerado un filósofo, a pesar de su sabiduría y sus habilidades intelectuales, Berra puede afirmar que algo sabe sobre la aleatoriedad. Fue profesional de la incertidumbre, y, como jugador y entrenador de béisbol, se enfrentó a menudo a resultados aleatorios, unos resultados que no tenía más remedio que asumir…  «El futuro no es lo que solía ser», dijo Berra más adelante. Parece que tuvo razón: las ganancias en nuestra capacidad para modelar (y predecir) el mundo pueden parecer pequeñas ante el incremento de la complejidad de éste, la cual implica un papel cada vez más importante de lo imprevisto. Cuanto mayor sea el papel que desempeñe el Cisne Negro, más difícil nos será preverlo.

 

Nassim Nicholas Taleb, El Cisne Negro.

 

Venezuela como país tiene varios problemas graves que le impiden normalizar su funcionamiento, tiene problemas de índole política, económica, sociológica, psicológica, histórica, existenciales… es una larga lista de conflictos y contradicciones que no se han podido resolver, una buena parte de ellos corresponden a la llegada al poder del llamado Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, pero hay otros que veníamos arrastrando desde antes de la aparición de Hugo Chávez en el escenario político, y otros de más reciente data.

Desde mi punto  de vista este complicado cuadro no se puede resolver en su conjunto sin crear caos y llevar al país a una situación terminal, debemos hacer un ejercicio de análisis que nos permita ir resolviendo aquellos problemas que están obstaculizando las soluciones de otros, deberíamos priorizar y darle relevancia a aquellos problemas que trancan el flujo de posibles arreglos y salidas, en lo posible pacíficas y negociadas para evitar justamente agravar los problemas.

La percepción que existe es que hay un problema político fundamental y es un cambio de gobierno, la salida del chavismo y la instauración de un gobierno de emergencia, que permita una transición democrática donde el pueblo, por medio de unas elecciones libres, decida sobre la conformación de nuevas autoridades que permitan la reconstrucción del país.

Es una receta que ha funcionado en otros momentos y lugares, dejar que el pueblo decida, y debemos recalcar este hecho, que el pueblo decida, no una de las partes, no la trampa, ni un proceso viciado, no el ventajismo, mientras más limpio y transparente sea esta elección, mayor será la legitimidad del proceso, lo cual es muy importante para que exista la confianza en la gente y el resto del mundo, es la única manera de establecer que la voluntad general, el pueblo de Venezuela exprese su pensamiento y haga realidad su visión de país.

Pero para llegar allí debemos enfrentar unos problemas previos, que determinan la posibilidad real de tales elecciones, problemas como ¿Qué hacemos con el PSUV, con los militares, con el narcotráfico y la guerrilla, con Cuba, con Irán, China y Rusia?… luego tenemos los problemas de nuestra oposición y los partidos políticos, la crisis humanitaria, la pandemia, nuestros refugiados en el mundo, el problema de la productividad, la deuda externa… pero el problema que mayor prelación tiene sobre los otros, es el que llamo el problema Maduro, que incluye al actual líder del régimen Nicolás Maduro Moro, a sus socios más conspicuos (entre ellos Diosdado Cabello y otros), la familia de Maduro y Cilia, y personajes claves del mundo de esas finanzas oscuras y que constituyen el núcleo de la riqueza personal y corporativa del llamado chavismo originario.

Si logramos resolver el problema Maduro, podríamos tener la oportunidad de ir desmontando el resto del entramado que tiene paralizado al país, que lo hace invivible y que genera tanta desconfianza y temor, pero debemos de estar claros que el problema Maduro es complicado, no lo hemos podido resolver porque las posibles soluciones implican a otros países, hay una gran cantidad de delitos involucrados, una enorme masa de víctimas y dolientes pidiendo justicia y compensaciones, hay una inmensa red de complicidades e intereses que viven de que Maduro esté allí, y una astronómica cantidad de dinero sucio que debe ser movido y asegurado.

Una de las razones por lo que lo llamo el problema Maduro, es porque ya Maduro no puede resolverlo, es muy tarde para que él sea un factor decisorio, entre otras cosas porque él representa muchos otros poderes que lo utilizan como ficha y tienen control sobre él, el chavismo en su conjunto son personas demasiado conspicuas, los crímenes que cometieron demasiado atroces, casi que podríamos decir que no tienen a donde ir… y sin querer, queriéndolo, como diría un personaje del entretenimiento infantil de hace unas décadas, el problema nos los endosó a nosotros, a los venezolanos, en realidad, al mundo civilizado y decente.

Es por ello que nuestra situación se parece tanto a un secuestro, el régimen chavista tiene secuestrado al país entero, ellos saben que ya agotaron su capacidad de gobernabilidad y administración del país, lo quebraron, lo están desalojando de sus habitantes y los que quedamos, nos obligan a vivir en unas condiciones inhumanas, mientras esto sucede, ellos son los únicos con capacidad de sostenerse y de procurarse una calidad de vida a fuerza de dinero y violencia, todos los demás estamos contra la pared y amenazados.

Pero tampoco ellos pueden vivir así el resto de sus vidas, las sanciones sí han dado su resultado, se han convertido en unos parias, no pueden asomarse al mundo libre porque tienen órdenes de aprehensión, algunos hasta recompensas por sus capturas, no pueden viajar ni hacer negocios normalmente, el sistema financiero los tiene mediditos, todos sus negocios lícitos e ilícitos lo están monitorizando, tarde o temprano sienten que la ley internacional respira sobre sus nucas, les quitan sus bienes, les congelan las cuentas, arrestan a sus testaferros, se escapan hoy pero mañana seguro caen, y vivir en esa zozobra no es la vida que ellos querían lograr con sus estafas y negocios ilícitos.

El mundo libre tiene la trampa muy bien montada, sin necesidad de enviar tropas o arriesgarse en una intervención que pudiera salirle mal, se revisten de paciencia y esperan a que el ratón asome la nariz, lo que hace es aumentarle la temperatura a la candela de las sanciones y esperan al asecho; los chavistas por su parte, prefieren quedarse en el país, invertir lo que puedan, tratar de hacer de tripas corazón, pero porque son parte de una organización internacional cuyo negocio es el socialismo, todavía se arriesgan a intervenir en los procesos democráticos de la región, financian partidos y apoyan candidatos, crean caos y promueven el descontento social, tienen un poder mediático que saben usar en desinformación y operaciones de propaganda de guerra, y siguen arruinando países y creando pobreza.

Este proceso de desestabilización y en contra de los intereses del mundo libre es su única baza de negociación, siempre y cuando sus Big Brothers (China y Rusia) los apoyen, porque al final del día, dependen de ellos para tener el foro y el apoyo mundial que necesitan para reconducir políticas internacionales, apoyos de organismos multilaterales, cierto consenso en los foros geopolíticos y cuando necesario, poder real y presencia militar.

Pero de nuevo, todo este escenario es muy cambiante, los grandes bloques negocian entre ellos y cuando se reparten zonas de influencias, intereses como los del chavismo son apenas conchas de maní en una mesa de apuestas.

Maduro al no ocuparse de mantener una industria petrolera viable y productiva perjudicó de manera directa tanto a los intereses chinos como rusos, los prestamos e inversiones que tenían planificadas dependían de un negocio petrolero en marcha, pero la incapacidad manifiesta del chavismo por mantener en el tiempo planes y proyectos acabó con aquella posibilidad, fueron demasiados los desplantes y estafas que los chavistas le hicieron a sus socios comunistas, se burlaron de ellos y ahora que verdaderamente los necesitan no hay good will en las conversaciones, sólo desconfianza y reclamos.

La atmósfera de negociaciones del chavismo con sus socios internacionales se ha enrarecido al punto que Maduro teme por su seguridad si tuviere que irse a China o Rusia, en Cuba no los quieren, traerían más problemas indeseados y una muy mala reputación, otros lugares como República Dominicana, España o México o son demasiado expuestos o no garantizan continuidad si se lograran acuerdos para un eventual exilio, por lo que lo único que les queda en seguir cavando trincheras en Venezuela mientras perturban el entorno continental.

Ya para estas alturas no es secreto para nadie que el chavismo agotó su cupo como gobierno serio y capaz para los venezolanos, su administración ha sido tan desastrosa que no queda ninguna parcela de la administración pública donde no hayan demostrado que son unos buenos para nada, excepto para la corrupción sin medida, el manejo del programa de vacunación en contra del COVID19 es un claro ejemplo, de modo que efectivamente, si los venezolanos logramos remover el tapón del problema Maduro del paisaje, todos los otros problemas podían tener solución viables.

Pero seamos realistas, ¿Tenemos los venezolanos que quedamos en el país la voluntad y la fuerza para contrarrestar al problema Maduro? En lo personal creo que no, aunque crece la impaciencia, lo que se avizora en el futuro inmediato es una nueva oleada migratoria de refugiados huyendo hacia el exterior, el país va a continuar vaciándose, no hay perspectivas al corto y mediano plazo para que nuestra situación país mejore, todo lo contrario, va a empeorar y las condiciones de vida se van hacer mucho más precarias, lo que alimentaría el descontento social y lo llevaría a límites nunca antes vividos, en una zona muy peligrosa que implicaría una vuelta al estado natural hobbesiano, a la propia distopía caníbal.

Se podría contar con la desaparición súbita de algunos jefes del madurismo como consecuencia del stress que implicaría este tipo de vida, porque sus jefes ya están en las edades de los problemas fisiológicos del envejecimiento, podrían darse respuestas internas motivadas a diferencias de opinión o como luchas de poder entre facciones, a simples venganzas o “soluciones definitivas políticas”, pero esperar que ellos se autodestruyan tomaría un tiempo que el resto del país no tiene.

Quedaría la opción de negociar una cohabitación, que todos sabemos solo se impondría con la trampa y para que la situación se descomponga en corto tiempo, el chavismo no puede ni sabe gobernar y menos con otros tomando decisiones por ellos. Si se deja al chavismo intacto y subterráneo tengo la impresión sería mucho más peligroso para la comunidad internacional, Venezuela continuaría siendo un problema de seguridad.

Pero el nudo del problema no se podrá resolver de manera sensata sin la participación del grupo de Maduro, de su conglomerado, que a estas alturas debería ya estar organizado en una estructura por la cual canalizar las diferentes estrategias que pudieran garantizarle la solución menos dolorosa y onerosa a sus problemas, que son variados y complejos, pero que lamentablemente cuenta con una pobrísima asesoría, sólo dirigida a atender los asuntos políticos y legales de la peor y más ineficiente manera, lo cual genera mucho ruido, sobre todo inseguridades y miedo, lo que hace hace imposible lograr un escenario otro, que el de un Cisne Negro.

Lo que creo se está cocinando  entre las grandes potencias, es un corte definitivo de la situación venezolana, un cambalache importante en algunas regiones del mundo donde el caso de Venezuela será negociado como parte de un arreglo global, no principal pero si accidental, y el remedio vendrá de manera sorpresiva, sin mucho alboroto y como lo saben hacer los profesionales en estos puntos muertos de las negociaciones.

No veo otro final sino la aparición de un Cisne Negro, que según su definición sería un evento sorpresivo que cambiaría la situación de manera radical y donde habría enormes ganancias y pérdidas, lo que debería dar pie a prepararnos para un cambio de paradigma, que deberíamos aprovechar para jugar con un paquete de cartas nuevas, esta aparición de un Cisne Negro es algo mucho más común de lo que la gente se imagina.

Si Maduro hubiera tenido la voluntad y el poder de corregir la actual ruta de los acontecimientos ya lo hubiera hecho, pero el ya no controla el timón ni de su vida ni del país, nosotros los venezolanos mientras tengamos al problema Maduro atravesado en nuestro presente, tampoco tenemos opción, la comunidad internacional cree que puede continuar a la espera de que ocurra un Cisne Negro mientras aprieta tuercas y nos manda a negociar con semejantes ejemplares de la codicia y la trampa, saben al igual que nosotros que eso es imposible, a los chavistas no les importa sino poder respirar el próximo segundo para seguir en lo suyo, no tienen la menor idea del problema en que están envueltos.

Lo que los venezolanos deberíamos estar construyendo es una opción real y posible para cuando se presente el Cisne Negro, contar con un equipo humano de primera línea y con un plan, mientras tengamos políticos haciendo planes de cohabitar con el chavismo como la única opción realista, significa que ni conocen del principio de la incertidumbre ni creen en los cálculos probabilísticos, y para quienes no lo sepan, nuestra vida política está llena de circunstancias aleatorias que aparecieron sin tocar la puerta.  -  saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

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