Era costumbre de los aborígenes
norteamericanos, en especial las tribus de las extensas praderas del medio oeste,
el arrodillarse en la tierra y poder el oído pegado al suelo para escuchar el
rumor sordo y a veces lejano de las manadas de búfalo, o la marcha de las
fuerzas expedicionarias del ejército buscándolos, o el de los trenes
acercándose a sus estaciones de embarque y reposte.
El sonido del galopar de los caballos,
de las pezuñas de los búfalos y de las locomotoras, se transmitía a grandes
distancias por la superficie de aquellas sabanas; para un explorador entrenado,
era fácil determinar qué tan lejos estaban y hasta su número, y con esta información podían
trazar un plan, bien de fuga, de ataque o de caza, que era vital para su
sobrevivencia.
No hace falta ser un guerrero
piel roja de las praderas para darse cuenta de lo que nos viene; simplemente
escuchando el ruido que hace el gobierno de Maduro, a medida que se acerca la
fecha de las elecciones, nos damos cuenta de que jamás en su triste historia
estuvieron tan mal, electoralmente hablando, aun controlando el aparato del CNE,
aplicando ahora la fórmula del tirano Daniel Ortega de Nicaragua, es decir,
designando a su esposa para controlar a quienes cuentan los votos.
Pareciera que el país democrático
y decente por fin agarró línea, esto gracias a ese esfuerzo titánico de María
Corina Machado quien a través de estas décadas ha demostrado un temple y una
voluntad de hierro, afinando su discurso y programas, viajando por todo el país
a riesgo de su propia seguridad, construyendo sus apoyos y decantando su
organización política.
Pero todavía hay mucha gente que
no termina de caer en cuenta del momento histórico que estamos a punto de
vivir; ese grupo de personas cómodas, críticas y exigentes pretenden que otros
le hagan la tarea y le solucionen sus problemas, son los parásitos de siempre,
oportunistas irredentos que preguntan cada vez que pueden “¿Y ahora qué hacemos?”.
Pero también están aquellos ilusos que creen que pueden darle la espalda al
país con la actitud de “no vuelvo más”, han migrado, y pretenden romper
definitivamente con la patria, ni siquiera se molestan en registrarse en el
padrón electoral para sacar del poder a quienes los sacaron del país.
Para estos venezolanos que les
gusta hacer el papel de lastre, de peso muerto, va dirigido este artículo con
el cual les expongo cómo veo lo que está pasando en Venezuela, y porqué, en
este instante, su actitud y negativa de involucrarse en política, de no tomar
partido en una situación de vida o muerte, y no estoy exagerando, podrían
perder lo poco que les queda, y estoy incluyendo a los mismos chavistas, que ya
no pueden seguir ni militando ni favoreciendo la destrucción del país por parte
de una organización criminal.
Y porque se trata de una
organización criminal, debemos tener un cuidado extremo en evitar que las
sombras, la mentira y la censura sean las armas de las fuerzas antidemocráticas;
recuerden que el crimen actúa con una lógica basada en lo falso, la
desinformación y la confusión, indispensable para ser exitoso. Pero si le
prendemos todos los focos, si iluminamos con potentes reflectores sus trampas,
van a quedar al descubierto, porque cuando un criminal es visto por todos,
cometiendo sus fechorías, quedará cada vez más en minusvalía… como los
vampiros, el criminal le teme a la luz.
Recordemos que ya no somos una
sola Venezuela; esta masiva migración de nacionales, hacia otros países del mundo,
nos está dando una ventaja abrumadora. Imaginemos, por un momento, a todos esos
venezolanos, estructurados en grupos de presión y de opinión, en organizaciones
que se ocupen de exponer ante los gobiernos, entes multilaterales,
instituciones políticas como partidos, congresos, veedurías internacionales,
iglesias, medios de comunicación… los crímenes y trampas del régimen contra la
voluntad del pueblo de Venezuela ¿Qué no podríamos lograr?
El gobierno de Maduro está
verdaderamente desesperado con la perspectiva de unas elecciones libres y
democráticas, porque ese escenario significaría una sola cosa, la pérdida del
poder político y su salida del gobierno por el voto general de los ciudadanos. Por
eso está cometiendo errores que lo están deslegitimizando aceleradamente; sus
“atajos” institucionales y medidas autoritarias sólo alejan su gestión del
estado de derecho, un estado de derecho que todavía debe apalancar para contar
con un aparato judicial que cumpla sus deberes mínimos y que pueda sustentar su
“autoritas”.
A esta altura del juego, ha
debido caer en cuenta de que su discurso ya no puede referirse a la justicia
social, la prosperidad nacional, la representación popular, menos aún a la
revolución y futuro del país sin que la gente lo abuchee o le suelte una carcajada
en la cara; eso explica su distancia de las calles, de la gente, su encierro
entre cuatro paredes, sin poder asomarse al mundo… se sabe buscado y se niega a
aceptar la dura realidad de que, más temprano que tarde, deberá rendir cuentas
a la justicia.
Toda esta situación de desfalco
institucional y cero credibilidad en su palabra empeñada, le ha ido cerrando
las puertas a la ayuda y la cooperación internacional; es un impresentable que
nadie lo quiere en sus mesas de negociaciones; los contratos que firma y las
obligaciones que asume, como representante del país, rebotan como cheques de
goma, sin respaldo… y pretende seguir firmándolos.
Todos sus socios están en guerras
injustificadas, son depredadores de sus propios pueblos, son tiranos de siete
suelas o jefes de gobierno totalitarios… un pequeño club de fracasados y
violentos que pretenden relacionarse internacionalmente con un revolver en la
mano y las banderas del fundamentalismo. Pero este aspecto del panorama no es
el más interesante, lo que verdaderamente le está moviendo el piso es lo que ha
despertado María Corina Machado en el pueblo de Venezuela, tanto afuera como
adentro.
Los socialistas que todavía
critican la figura y las ideas de María Corina Machado, la mayor parte de ellos
populistas marxistas, alegan razones de estado de hace 50 años atrás,
argumentan a favor del estado bienestar, a la inmediata atención al problema de
la pobreza, y eso sólo puede ser asumido con programas de producción, de
inversiones masivas en áreas críticas, con empleos bien remunerados, de
creación de riqueza… En lo personal, creo que el problema principal del país es
que se ha detenido o mermado su maquinaria productiva; hay que activarla, impulsar
el libre mercado, para ello se debe atender simultáneamente los problemas de
energía, combustibles, transporte, agroalimentario, educativo, de atención
primaria de salud, de infraestructura.
La atención a la pobreza y sus
problemas de desnutrición, de enfermedades endógenas contagiosas, de
condiciones de hábitat y salubridad, el peliagudo problema de la educación
básica deben ser atendidos por los programas de emergencia humanitaria, se
trata de aliviar un problema social urgente, sin lo cual la reactivación
económica sería imposible.
En estos dos frentes, la empresa
privada juega un papel estelar, porque el estado venezolano tiene que reconocer
la prioridad y preferencia del sector privado, desmontando ese leviatán
indeficiente y costoso en que se ha convertido el estado. Hay que tener una
estrategia de privatizaciones a muy corto plazo tocando las puertas de las
transnacionales.
María Corina ha despertado la
esperanza y el espíritu de lucha por mucho tiempo dormido en el pueblo; los que
quedamos en el país estamos dispuestos a recorrer esa última milla de la
carrera y los que están afuera a darnos el apoyo y la asistencia que
necesitamos. A María Corina hay que cuidarla, porque encarna un espíritu y nos
ha servido de guía, pero es una persona como todos nosotros; no hagamos de ella
una figura mitológica ni sobre natural, a estas alturas ya sabemos que no nos
va bien cuando hacemos eso, es una venezolana inteligente y valiente que
todavía tiene mucho trabajo por hacer.
María Corina debe negociar con
los otros candidatos y partidos en la carrera electoral, porque Venezuela es un
país enorme, que debe ser administrado y manejado políticamente en importantes
regiones ricas en recursos, tanto humanos como materiales. Debido a la catadura
del gobierno chavista, tiene que tener una generación de relevo, para que su
proyecto no pierda fuerza ni coherencia, debe tener voceros autorizados que
puedan llenar estos espacios y ejecutar un plan determinado, debe contar con cuadros
de profesionales y líderes que respondan a las circunstancias, sin perder el
paso ni quedarse atrás; distribuir la carga de su poder con otros en la carrera
electoral, a cambio de sus apoyos, para garantizar la integridad y salud de
esta contrarevolución. Ya sabe mostrar el don de la ubicuidad, porque puede
salir y entrar sorpresivamente; pero los chavistas, por medio de su poder
militar-policial, van a intentar jugar sucio, muy sucio, por eso hay que estar
diez y veinte pasos más delante de ellos, para eso necesitamos todos esos
reflectores, porque cada venezolano en el exterior es un reflector, alumbrando
cada jugada y poniendo en evidencia al falso gobierno en los países donde ahora
residen.
Sabemos que hay un rechazo
profundo en una parte de los electores hacia esta mujer, por la propaganda
comunista que señala a los representantes de la derecha como enemigos de sus
derechos, nada más falso, sólo se tiene derechos en ambientes liberales y capitalistas,
con el socialismo, todo se convierte en concesiones, la realidad está a la
vista. Otra parte de sus detractores padecen de misoginia, odian a la mujeres,
pero lo más extraño es cuando son mujeres odiando a otras mujeres (como dirían
algunas feministas, son mujeres colonizadas por el machismo decimonónico), y
eso sucede en un país donde las mujeres han demostrado ser eficientes como
cabezas de familia y en toda clase de funciones y profesiones, donde la mujer
se ha ganado a pulso su lugar en la historia, todos los días, a toda hora, en
todas partes…
Pero hay otros que le tienen desconfianza
porque vino de buena cuna, porque es una profesional, educada, articulada y con
personalidad, que no le rehúye a la confrontación ni al debate… hay mucho de
“piel”, de “no me gusta, porque no me gusta”… a esas personas, a esa parte del
electorado les digo que María Corina tiene el compromiso público de gobernar
para todos los venezolanos, incluso aquellos que la rechazan, que
afortunadamente son pocos. Si hacen un verdadero análisis de la situación, de
todos los candidatos que hasta el momento han expresado su voluntad para ir a
las elecciones, ella es la única que puede derrotar al chavismo y quien nos garantiza
un estado de derecho… eso es ganancia para todos.
Lo que viene es una guerra
leguleya y de supuesta legitimidad de origen, ésa que los gringos llaman Lawfare, es decir, que criminaliza la
política por medio de la justicia, justicia que no existe pues en Venezuela no
todos somos iguales ante la ley, porque los chavistas van a seguir abusando de
unos tribunales y jueces, de unos militares y policías que ya han perdido toda
dignidad y soporte público, van utilizar mercenarios y tropas extranjeras para
controlar manifestaciones, protestas y acciones de calle.
El problema del origen es
importante, pues todos los tribunales, registros, notarías, fiscalías, defensorías,
CNE, están mediatizados a favor del partido político PSUV, todos estos
funcionarios tienen como única misión defender los intereses del gobierno, no
del pueblo, pero sus nombramientos y designaciones están viciados de nulidad
absoluta, fueron hechos fuera de la ley, por procedimientos irregulares y en
contra de nuestra Constitución… entre esta modalidad de poder y la fuerza bruta
no hay diferencias.
Esto ya lo sabe el pueblo, el
ejercicio del poder de los revolucionarios socialistas ha sido una clara
muestra de la usurpación de las instituciones democráticas por parte de una
horda de bárbaros, y en este sentido todos están claros, el pueblo está
activado, y va contra viento y marea. María Corina será nuestra primera
mandataria por elección popular, la única que nos garantiza nuestro regreso a
la comunidad de naciones civilizadas.
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