“Las elecciones son sólo una forma—si bien muy importante— de hacer eficaces las discusiones públicas, especialmente cuando la posibilidad de votar se combina con la oportunidad de hablar y escuchar sin miedo a la represión. La fuerza y el alcance de las elecciones dependen crucialmente de la existencia de un debate público y abierto. Reducir la democracia a sólo votar resulta lamentablemente inadecuado, como queda ampliamente ilustrado con las asombrosas victorias electorales de las tiranías gobernantes en regímenes autoritarios; desde Stalin en la Unión Soviética, hasta Sadam Hussein en Iraq. El problema en estos casos reside no sólo en la presión a la que se somete a los votantes durante las elecciones, sino a la forma en que la discusión pública se ve frustrada, transgredida y alterada a consecuencia de la censura, la supresión de la oposición política y la violación de los derechos civiles y de las libertades políticas fundamentales”.
Amartya Sen, El valor
de la democracia
Para mí entender, Maduro y el Chavismo están jugando a otra
cosa que no es política, tal y como la entendemos quienes hemos estudiado la
teoría política y nos hemos paseado por la historia, menos todavía, se trata del
juego democrático en el que pretenden participar como árbitros y jueces en el
proceso electoral, que por mandato constitucional debe producirse en este año,
si bien es cierto que “ellos”, los chavistas, creen que moviendo candidatos en
el tablero, promoviendo a los suyos e inhabilitando a los que no son de su
gusto, ocultando información a los electores, desinformando, rompiendo acuerdos
e incumpliendo tareas, se van a salir con las suyas.
Hay analistas políticos que opinan lo contrario, que “todo”
lo concerniente a las relaciones entre las instituciones, los ciudadanos, las
instancias de poder, no importa si la obligación y los deberes resultan del
cañón de una pistola apuntada a nuestras cabezas, es política, por lo tanto, todo
lo que hace el chavismo de manera abusiva y contraria a la norma, “es
política”, y se debe tratar y conjugar como si fuera algo racional, de acuerdo
a unas normas y como parte de un continuo histórico.
Este tipo de actitud conduce no solo a terribles errores,
análisis equivocados y “memes” y consignas que lo que hacen es confundir, como
por ejemplo “el único instrumento de cambio de un demócrata es el voto”, los
que saben de política reconocen que hay múltiples maneras de cambiar una
realidad social, aún en las situaciones más oscuras y enredadas, pero como bien
dice Amartya Sen cuando habla de los regímenes autoritarios. Las elecciones que
eligen a quienes detentan el poder por la fuerza, tal y como las entiende el
gobierno de Maduro, solo se ganan con la trampa y el abuso.
La Sra. María Corina Machada, la candidata demócrata de la
mayoría real de los venezolanos, nos ha dado una extraordinaria lección de cómo
se ganan elecciones, su valentía y pundonor ha conquistado y sigue sumando la
voluntad de los electores, del pueblo de Venezuela, en un trabajo de hormiguita
en donde no solo ha arriesgado su tranquilidad, sino su propia vida, y lo sigue
haciendo. Para quienes no se han dado cuenta, los partidos políticos de la
oposición democrática montaron unas elecciones primarias nacionales contra de
viento y marea, sin el concurso del estado chavista, hostigados por la
barbarie, pero donde participaron todos los candidatos postulados por sus
plataformas políticas, María Corina Macado y su partido Vente Venezuela, logró
ganarlas con una clara mayoría, sin CNE, sin máquinas automatizadas, sin Plan
República, sin financiamiento del estado.
Le duela a quien le duela fue una elección popular,
soberana, en el marco de las leyes del país, donde los que participamos como
votantes no escatimamos esfuerzos por expresar nuestra opinión, en un clima
comunicacional enrarecido, cargado de censura, bajo la vigilante amenaza de los
órganos reguladores del estado. Ese caudal de dos millones y dele de votos que
le dieron el triunfo a la candidata, se convirtieron en un patrimonio político
de María Corina, fue ella quien los trabajó, quien recorrió el país hablando
con la gente y poniendo la cara, fue ella la que se multiplicaba por toda la
geografía nacional y que a pesar de las alcabalas, los acosos, los ataques del
chavismo resentido, se atrevió a no jugar el juego bajo las reglas de los
“revolucionarios” y despegarse de la manada dócil y obediente a los designios
del tirano.
Ese patrimonio electoral hoy está multiplicado por cuatro, y
sigue creciendo, a medida que el descontento social se acelera y la
ineficiencia gubernamental se incrementa, las bases mismas del chavismo claman
por un cambio y la única que les está dando esperanzas y su visión de una
Venezuela distinta, es ella. Maduro y su plana mayor de funcionarios
gubernamentales, presas de pánico por los resultados decidieron inhabilitar a
la candidata, por medio de un subterfugio legal que no tiene ningún sentido
jurídico, y violándole sus derechos ciudadanos, tratan de imponerse desde el
poder.
Ahora, escucho con sorpresa y leo con desagrado las
opiniones de quienes piensan desde la oposición, que estamos compitiendo en
contra de unos demócratas, que el chavismo debe ser considerado una
organización política, que a pesar de sus desplantes, es y continúa siendo un
movimiento político contra el cual es posible competir en términos de justicia
y equidad, que se lanzará a una consulta electoral sin trampas, cuando ya
sabemos de lo que es capaz de hacer, cuando su palabra no vale un céntimo,
cuando temen verse desplazados del gobierno los hace cometer torpezas como
inhabilitar a la candidata de la manera más absurda y vil posible, violando la
ley y exponiéndose al desnudo ante la comunidad internacional, la detención de
integrantes del partido de la candidata bajo cargos de conspiración son apenas
un preámbulo de lo que viene.
Se me revuelve el estómago cuando veo a políticos y
analistas pidiéndole a María Corina que nombre un sucesor para estas elecciones
presidenciales, que haga otro “sacrificio” por el país, que se desprenda de ese
patrimonio electoral y se los de a ellos, para competir en unas elecciones que
sabemos serán “inadecuadas”, al decir de Amartya Sen, al mejor estilo estalinista
o siendo más contemporáneo, al estilo Putin o al del castrocomunismo nicaragüense
o cubano.
La ruta de las elecciones en Venezuela no es una línea
recta, es una forma fractal que debe tomar diversas configuraciones sin perder
su esencia, conservando siempre la posibilidad de reproducir su complejidad
desde su mínima expresión, María Corina nos está enseñando una lección de
sobrevivencia política, inteligente, acumulativa y novedosa. Quienes claman
porque entregue su liderazgo no entienden que así como muchos de nosotros somos
parte de su patrimonio político, ella nos pertenece a cada uno, no es un cambio
de nombre ni de cara.
A medida que el tiempo pasa y el chavismo esté ocupado en
designar su candidato entre la enorme parrilla de opciones que se ha comprado
como contendor, o si al final, es el mismo Maduro quien repitiese para la
reelección, el gobierno se sigue desplomando él solito, ya no hay fe en la
revolución, los errores, traiciones y olvidos han sido demasiado duros incluso
para los más ignorantes y pérfidos de las comunidades e instituciones que
conforman el gobierno, el pueblo ya sabe que el futuro no es por allí.
Quiero que piensen en algo importante, si Maduro y el
chavismo ya tiene el poder ¿Qué más necesitan que los obliga a ir a unas
elecciones mañosas?
La respuesta es, necesitan legitimarse, lavarse la cara ante
la comunidad internacional, hacerse pasar como gobierno serio e institucional ante
el mundo, incluso antes sus propios aliados, porque no basta tener al país
agarrado por las bolas y hacer lo que les dé la gana con él, necesitan validar
una razón de ser, deben contar con un discurso político que se traduzca en una
continuidad histórica, en una identidad propia, en un sistema de principios y
creencias que tomen en cuenta al pueblo que dicen gobernar… y no lo tienen, y
sin ello, será difícil que vengan las inversiones necesarias, nadie volverá a
hacer negocios con ellos o siquiera pisar el país, ya que puede pasar cualquier
cosa y lo más seguro es que sea algo muy desagradable, como ya ha sucedido con
sus propios socios, y así no pueden existir.
Y esto lo digo, no porque los chavistas sean unos “aviones”
en eso de hacer negocios, sino que han permitido que vengan otros gobernantes
simplemente a aprovecharse de nuestra indefensión y a llevarse nuestras
riquezas, sucede a cada momento con el gobierno de La Habana, con Bielorrusia,
con el primer gobierno de Lula en Brasil, con los países del Caribe, han
permitido que se perdieran nuestros mercados petroleros… son historias que dan
pena ajena.
Un país no se legitima ante una comunidad de naciones con
base a torturadores, a presos políticos, a expoliadores de recursos naturales
haciéndose pasar como ecologistas, maltratando mujeres, descuidando la atención
a la salud de infantes y personas mayores, permitiendo el resurgimiento de
enfermedades contagiosas endógenas que teníamos controladas, arreglando las
elecciones para que ganen sus candidatos, diciendo mentiras, no honrando sus
obligaciones con los deudores.
Por pura inercia se habían ganado la buena voluntad de
algunos países (en realidad es porque se puede hacer dinero tratando con los
revolucionarios como ya lo explicamos, el caso de la Turquía de Erdogán, o de
nuestro oro en Catar son claros ejemplos de cómo se ganan “amigos”), pero ya el
chavismo está tan desprestigiado en el mundo, su comportamiento ha sido tan
perverso, que poco a poco se le están cerrando las únicas puertas que
permanecen abiertas, arruinaron al país, lo desmembraron, huyeron sus
habitantes, los que quedan no se dejan manipular, ni aún presos y bajo tortura,
mientras que la candidata María Corina Machado por su lado, está aglutinando a
los venezolanos en el mundo, a los venezolanos en cada uno de los estados y
municipios del país, el chavismo se desinfla, María Corina crece, y esto es así
porque ella, de todos los demás candidatos, representa ese cambio necesario que
Venezuela tanto anhela y necesita.
Maduro se ha convertido en el más impopular de los
presidente en nuestra historia, y eso que los hemos tenido muy malos e ineptos,
pero lo que se exhibe hoy es impresentable, indigno, la tarjeta de presentación
de un funcionario chavista pareciera decir “Violador de Derechos Humanos” que es
como son reconocidos en el mundo… si los chavistas fueran inteligentes (es un
oxímoron) aceptarían de buen grado perder las elecciones, o simplemente no concurrir
á ellas, irse a las duchas y refrescarse para continuar en la política (la
verdadera), eso no es malo, todo lo contrario, podrían renovarse, hacer
inventario, reorganizarse, pagar indulgencias.
Una última apreciación, tal y como van las cosas, burlarse
del país con unas nuevas elecciones que no eligen, continuar con este pobrísimo
show dañará irremediablemente al chavismo y perderán la oportunidad de hacer
política de verdad, no tienen escapatoria, están desapareciendo solitos… pero
el país no puede esperar, si les importara Venezuela se sentarían a negociar
con María Corina Machado y permitirían el cambio, quiéranlo o no, es
inevitable.
Si vamos a la historia, cada uno de esos gobiernos
totalitarios que han existido y probablemente, existirán, por ser la negación
de la política, por ser antidemocráticos, no han salido con votos, o han sido
removidos a la fuerza, o se han extinguido ellos mismos dejando al país
exhausto…
Esa bandera que ahora ondean Maduro y el chavismo de unas
elecciones que nadie sabe cuándo serán, quienes participarán y como se
realizarán, con un CNE que es una lamentable marioneta del régimen, es un
indicativo de que el final está cerca, no perdamos la calma ni la cordura,
estas elecciones tal y como están planteadas son un caramelo envenenado, y
quienes piden que María Corina renuncie a su tarea de convocar a los
venezolanos a la unidad, que entregue su patrimonio electoral, simplemente
están jugando para el otro bando, aprovechando el desespero como el gato juega
con el ratón cuando lo tiene atrapado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario