jueves, 28 de marzo de 2024

Una propuesta indecente.

 


El juego se trancó, pero no significa que terminó, el gobierno de Maduro con sus torpes jugadas lo que hizo fue descubrir su talante, y no es que desconociéramos quien era, todos sabíamos, y así ellos lo habían anunciado a los cuatro vientos, que no entregarían el poder a las buenas… y allí están, atrincherados, esperando nerviosos la andanada que les viene.

Quizás no se dieron cuenta, pero impidiendo la postulación de la candidata, la profesora Corina Yoris, en representación de la mayoría de la oposición democrática venezolana, quedaron al descubierto, marcados por unas horribles manchas que no se quitan y que los identifican a donde quiera vayan… y eso incluye al troupe de candidatos y partidos instantáneos que se han sumado al cortejo, más bien fúnebre que festivo, que insisten en convocar y participar en unas elecciones que no son elecciones.

Ya elegir no significa escoger, expresar la voluntad ciudadana, darse un gobierno, nombrar representantes… si vamos a la torcida lógica del filósofo de turno del gobierno chavista, las elecciones en Venezuela significan que solo Maduro escoge, sin votantes y con la luz apagada, para al cabo de unas horas vuelva la luz del apagón (una situación reiterativa en el país) y nos encontremos que diez millones (o más) de venezolanos, una gran mayoría, lo han escogido a él como el próximo presidente, en un manido truco cibernético, algo que solo un CNE desalmado es capaz de lograr.

Es el nuevo concepto que naciones progresistas como Cuba, Rusia, Corea del Norte, Nicaragua, China, y en la cola, España, México, Colombia, Vietnam, Guyana, Brasil, El Salvador, están experimentando para hacer de sus líderes y partidos hegemónicos, los únicos capaces de poder gobernar sus territorios, y llevarlos al reino de la felicidad posible aquí en la Tierra.

¿Y qué significa llevar a estos países al reino de la felicidad? El economista Robert L. Heilbroner en su libro El prospecto Humano (1975) nos lo explica:

Solo dos resultados se pueden imaginar en este histórico drama tocado por la tragedia. El primero es el descenso de una gran parte de la población de este mundo subdesarrollado a una condición continua de desorden social, marcada por expectativas de vida cada vez más cortas, descalabro de sus capacidades físicas y mentales, incremento de una apatía política mezclada con protestas y pillaje de los alimentos. Estas sociedades probablemente sean gobernadas por gobiernos dictatoriales sirviendo los intereses de una pequeña economía y una clase militar pudiente, presidiendo sobre sobre un territorio podrido donde la gente vive entre la resignación, la indiferencia y el desespero.

La alternativa que proponía el profesor Heilbroner era la de un gobierno capaz de frenar este descenso al infierno, con un liderazgo dedicado, bien organizado y con una estructura partidista nacional; en nuestro caso, sería el trabajo que está haciendo nuestra candidata María Corina Machado, desde hace ya algunos años, recorriendo el país y organizando las regiones con partidos afines a su plan de rescate de Venezuela. Pero el chavismo está trabajando a toda máquina y utilizando todos los medios posibles, aún los más criminales, para que esta opción nunca sea una realidad, Maduro está dispuesto a incendiar al país y reinar sobre sus cenizas si es necesario.

El juego que tiene Maduro es perverso, absolutamente fuera del espíritu de nuestra Constitución Nacional y de los principios democráticos, cambiando las reglas del juego de modo que solo él pueda ganar; incluso, ha escogido a dedo a sus opositores, para dar esa ilusión de competencia y puja entre diversos candidatos que, al final, todos terminan comiendo de su mano.

Inhabilitar los partidos tradicionales y líderes políticos de la oposición, hacerse dueño del tarjetón electoral y diseñarlo a su gusto, de modo que el elector no tenga otro camino que votar por él o anular su voto, es un fraude más grande que el Parque Central de Caracas.

Bajo esas condiciones, no es posible elegir a un candidato para la presidencia de la República, Maduro se aprovecha de nuestra cultura legalista y democrática, sabe que los venezolanos en la gran mayoría somos respetuosos de las leyes y las formas cívicas, y nos obliga a entrar por ese embudo para conseguir un “triunfo electoral” diseñado a su medida.

Lo que pretende hacer Maduro con su CNE puede que revista la ilusión de que se trata de un acto administrativo, pero no es legal, es puro fascismo, hacer del estado y de los que dicen ser sus dueños, dioses más allá del bien y del mal.

Puede que la normativa que dicta estos cambios del CNE tenga forma y se exprese de manera formal en términos jurídicos, pero su contenido es injusto y discriminatorio; puede que los funcionarios que la emitan pretendan actuar en un ámbito de soberanía, pero no cuentan con la participación ni la voluntad general, todas estas normas electorales están constituidas fuera de nuestra Carta Magna y por lo tanto no son válidas; puede que estén respaldadas por las armas que fueron de nuestra República, que persigan con su aparato represivo a los opositores como enemigos del estado, pero esas normas bajo las que actúan, esas decisiones electorales que bloquean a unos y permiten a otros registrar sus candidaturas, siguen siendo absolutamente írritas.

Con estos actos, el gobierno de Maduro se ha puesto al margen de la ley, muy a pesar de la puesta en escena de “Yo soy el estado” propia de los gobiernos absolutistas, de las aplanadoras que tiene en todas las instituciones gubernamentales y sólo obedecen a su voluntad, son el resultado de un gobierno antidemocrático y se ha hecho ilegítimo; los venezolanos no podemos ni debemos acompañarlo en ese camino, so pena de estar colaborando en sus crímenes de lesa majestad.

Quienes hoy lo apoyan: militares, políticos, diplomáticos, comunicadores sociales, iglesias, farándula, intelectuales, deportistas, tragan grueso por el asunto de la mancha horrible que les mencioné, asociarse de manera abierta y contumaz a un tirano es un asunto delicado, pues significa hacerse cómplices de unas violaciones que ya están en el expediente, y de los crímenes que están por ocurrir, porque ahora lo que viene es más terror.

El gobierno de Maduro dejó de ser el de un país llamado Venezuela, no hay absolutamente nada que sostenga su institucionalidad, al despreciar la voluntad de la mayoría de los venezolanos dejó de representarnos, carece de soberanía, pues en este estado de excepción en que vivimos él no manda ni la controla, sus alianzas regionales se debilitan, ya que ha pasado la raya roja debido a sus abusos de poder;  a partir de ahora, sus negociados se harán en términos de una pandilla y no de un estado nacional.

Mi recordado amigo y experto en Derecho Público, el Dr. Henrique Iribarren Monteverde, en su trabajo de incorporación a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (2013) nos recordaba que el Estado de Derecho es: “Un estado donde el Poder Público está sometido al derecho y del cual todas sus manifestaciones están legitimadas y limitadas por el derecho” y nos refiere a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en su artículo 16, aprobada en Francia el 1789 y que decía: “Toda sociedad en la cual no esté asegurada la garantía de los derechos, ni determinada la separación de poderes, no tiene Constitución”.

El chavismo ya tenía tiempo desconociendo los acuerdos a los que llegaba bajo observación internacional, cambiando los términos de sus propias negociaciones, lo que demuestra que no tiene palabra y que su intención expresa es engañar, incluso a sus propios aliados, lo cual lo confirma como un tramposo, un maula y un operador poco confiable.

 Ya no puede retratarse como demócrata, aunque arregle el escenario para verse como alguien que ha cumplido con los extremos legales, que ha jugado limpiamente, y esto lo hace por una necesidad perentoria de legitimar su corrupto gobierno.

 Pero, vistas las condiciones en que se celebrarán las elecciones, el enorme retardo para poner al día el registro electoral, las misérrimas condiciones que ofrecen para la observación internacional, sumando todos los obstáculos operacionales el día antes y después de la votación, incluyendo el uso de unas máquinas para el voto automatizado en las que nadie confía, más el infame Plan República en manos de las FFAA, cuyo aparente propósito es borrar las evidencias de las trampas del gobierno, nos encontramos que ese fraude es lo único que podemos esperar en este acto comicial, a menos que el país todo, en una arrolladora mayoría, se pronunciara en las urnas en torno a una unidad y de un candidato.

La gran ventaja para la oposición es que todo esto se ha venido realizando frente a la comunidad internacional, con el desparpajo de quien no tiene vergüenza en enseñar sus partes pudendas al público, prácticamente regodeándose, publicitando sus ilícitos electorales a los cuatro vientos, declarando que todo es legal porque está comprendido en la normativa, repetimos, una normativa hecha a la medida de grupos criminales y viciada de toda equidad, que viola las garantías fundamentales de los ciudadanos, que atenta contra sus derechos humanos y a espaldas de la Constitución Nacional.

No son pocos los países e instituciones multilaterales, ONG´s y organizaciones vigilantes de los procesos electorales, que han advertido sobre las irregularidades cometidas por el gobierno de Maduro, sobre los incumplimientos a los acuerdos internacionales que ha firmado con la oposición democrática, en especial el acuerdo de Barbados, sobre la serie de injustas detenciones de políticos y colaboradores de la Sra. Machado, sobre las amenazas a periodistas y desapariciones de personas que han criticado al régimen para crear un clima de terror, sobre las actuaciones de la Fiscalía y tribunales contra ciudadanos, acusándolos de crímenes de odio y conspiraciones de las que no tienen ninguna prueba.

Lo que nos queda a la oposición venezolana es salir del esquema que nos plantean los chavistas revolucionarios, y denunciar las elecciones del próximo Julio ante la comunidad internacional como lo que son: una trampa. Maduro está a milímetros de dar un golpe de estado

Y esto es importante, debe existir la denuncia, sin perder más tiempo; los partidos políticos, las ONG´s, las instituciones afectadas por este juego macabro, los candidatos inhabilitados, las comunidades, los ciudadanos deberíamos estar escribiendo y consignando nuestra protesta y denuncia ante este estrafalario fraude electoral, ante todas las organizaciones multilaterales del mundo, ante todas las cancillerías; los venezolanos en el extranjero deberían estar alzando su voz para desenmascarar este terrible golpe contra la democracia.

El gobierno de Maduro, en este acto desesperado de miedo y traición, se está quebrando él solito. Maduro optó por el camino equivocado, el picar siempre hacia adelante y el tratar de mantener el protagonismo, sin importar las consecuencias, lo están llevando a su propia destrucción. No permitamos que unos oportunistas, con su lógica de “realismo histórico”, con su pretensión de hombres y mujeres prácticos (astutos), nos engatusen para acompañarlos en su comparsa.

La ruta electoral aún no termina, no tenemos candidato, pues han sido inhabilitados de facto, pero del lado chavista hay una lista de personas jugando un juego de imposturas y engaños, el pueblo los llama “alacranes”, muchos de ellos con grandes ambiciones de poder y fortuna, candidatos con un precio, que podrían, si les llegamos a ese precio, garantizándoles su seguridad y relevancia en un futuro gobierno, traicionar a los revolucionarios y pasar a nuestro lado.

En la teoría de las conspiraciones todo es posible, por más vigilados y seguidos que estén estos candidatos pre a porter, sería cuestión de entrar en negociaciones secretas con ellos, Maduro y los cubanos perdieron el impulso que traían, el juego está totalmente al descubierto, lo cual los ha debilitado, y la oposición democrática tiene influyentes aliados que podrían ofrecer no solo dinero, seguridad, sino hasta un exilio dorado, si fuere necesario.

Cualquier oferta que les haya hecho Maduro podría ser fácilmente superada por la unidad democrática, ¿Qué podrían ofrecerle los cubanos castristas, arruinados y roñosos a estos candidatos? ¿Cuál sería la oferta de Maduro, que todos ellos saben jamás cumplirá, para que brindaran sus nombres para semejante acto? ¿Acaso hay alguno de ellos que le importe su prestigio personal y su papel en la historia?

Aunque tengo la impresión que damas como María Corina Machado o la profesora Corina Yoris, mujeres sobrias y muy rectas, serían incapaces de avanzar en estos terrenos de espionaje, dobles agentes y sobornos para conseguir nuestro “Candidato de Manchuria”, reconozco que, dentro de los partidos que nos acompañan en la unidad, hay no solo gente cualificada para hacerlo, sino negociadores de un fino instinto que lleven a buen término esta propuesta indecente.

Maduro nos tiró al ruedo a esos alacranes para que bailáramos pegados con ellos, sería cuestión de escoger cual es el alacrán que tiene la ponzoña con menos veneno, aproximarnos a él y hacerle esa oferta irresistible; estoy seguro de que tendríamos candidato.

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