“… la percepción de
que ha sucedido entre nosotros un crimen sin precedentes, la exterminación clandestina de un grupo de
personas – no importa si son diez mil o treinta mil – organizada desde el
Estado, convoca a la certeza de que “un crimen tal merece castigo”… en su
naturaleza de crimen organizado desde el poder del Estado, involucrando a
centenas o miles de agentes, parece no tener precedentes que nos permitirían
sin dificultad aplicar las herramientas jurídicas existentes”.
“Por eso, Sr.
Eichmann, debe Ud. colgar”. De Eichmann en Jerusalén a los “Juicios” en
Argentina
Claudia Hilb
El asunto es delicado y complejo, si bien es cierto todos en
Venezuela deseamos una transición política hacia la democracia en orden y en
paz, con la participación de todos y con anhelo por la verdad, también es
cierto que el proceso de reconstrucción del país, la vuelta a la ruta
civilizatoria de prosperidad y crecimiento implica cerrar ciertas cuentas,
finiquitar algunos asuntos harto desagradables y dolorosos, tratar de olvidar y
ejercer el difícil arte del perdón, esto con el fin de avanzar hacia el futuro
y no quedarnos chapoteando en el reconcomio, que lo que haría es prolongar el
odio y el conflicto.
El discurso del candidato de la oposición democrática, el Sr
Edmundo Gonzáles Urrutia está centrado en una promesa de transición pacífica
para poder alcanzar la otra orilla de la legalidad, el orden y la creación de
riqueza, lo que le daría al país todo una segunda oportunidad en democracia, luego
del lamentable extravío por la ruta socialista trazada y ejecutada por el
castrochavismo.
Parte importante de cualquier transición política es la
llamada justicia transicional, de acuerdo al Centro para la Justicia
Transicional se trata de la respuesta a las sistemáticas violaciones de
derechos humanos. Persigue el reconocimiento de las víctimas y la promoción de
las posibilidades para la paz, reconciliación y democracia. La Justicia
Transicional no es una forma especial de justicia, es justicia, adaptada a
sociedades que se están transformando luego de un período de constantes abusos
sobre los derechos humanos.
Pero debido principalmente a la falta de compromiso del régimen
de Maduro con sus propios acuerdos, como fue el caso de las negociaciones de
Barbados, se teme por un retroceso en la posibilidad de tener unas elecciones y
que el pueblo elija de acuerdo a su voluntad soberana, el discurso político tanto
de la oposición como de algunos países aliados al chavismo, se concentra en
medidas no punitivas y reconciliación, ya se habla de indultos, de perdón, de juicios
políticos y sobreseimiento de las causas, de exilios dorados y otras maneras de
“escurrir el bulto”, dejando a todos, principalmente a la gran cantidad de
víctimas sin posibilidad de obtener justicia.
Porque si en algo se ha distinguido el chavismo, y todavía
insiste en la utilización del terror en su estrategia política, es el de
comportarse de manera despótica y populista, entendiendo como unos seres tan
crueles y aberrantes, pudieron hacer tanto mal a tanta gente, y dejarles una
salida sin ni siquiera decir que están arrepentidos, lo que pudiera acarrear es
un mayor malestar social.
Desde Colombia nos llega la idea de un borrador de documento,
que Gustavo Petro entregaría a Nicolás Maduro para la búsqueda de la aceptación
de los resultados de las elecciones y la garantía de no persecución, de nuevo,
vemos en su enunciación la idea que el gobierno de Maduro pudiera pegarle una
patada a la mesa electoral y atornillarse en el poder ya de manera abiertamente
ilegítima e inconstitucional, una tiranía plena y salvaje, que tiene a toda la
región con los pelos de punta, ya que sus efectos serían devastadores para la
seguridad hemisférica.
El candidato Gonzáles Urrutia, estoy seguro está viendo el
panorama que le toca resolver desde el punto de vista de su experiencia
diplomática, la cual es muy rica en ejemplos de resolución de conflictos,
transiciones y reparaciones en otros países, con las intervenciones de
organismos internacionales con vasta experiencia en estos menesteres de pasar
la página y de nuevos comienzos para naciones que han sufrido de esas
pesadillas de horror, y en la cual, Latinoamérica tiene un largo camino
recorrido, son pocos los países de nuestro hemisferio que no hayan tenido que
recurrir a los muchos y variados instrumentos para la pacificación y
transiciones productos de conflictos.
Eran casos principalmente de guerras, de confrontaciones
civiles, de golpes de estados, de dictaduras, de revoluciones, situaciones
políticas que implicaban violencia al por mayor, conmociones sociales, perdida
de las garantías constitucionales para los ciudadanos, que se traducían en
persecuciones, migraciones forzosas, cárcel, campos de concentración, torturas,
juicios sumarios y muerte.
Luego de estos conflictos o durante la resolución de los
mismos, era necesario gestiones para lograr la paz cuando no había una derrota
militar que obligara a los agresores a deponer sus armas, allí intervenían
coaliciones de naciones, organismos internacionales, instituciones como la
iglesia para lograr la negociaciones que muchas veces duraban años.
Pero muy recientemente se ha venido involucrando un elemento
perturbador que ya no es político como es el caso del crimen organizado. El
caso venezolano es una amalgama de todos estos ingredientes arropados por una
pretensión política, lo que lo hace muy complicado definir y combatir, es en
extremo maleable y difícil de distinguir de los intereses que Venezuela tiene
como país petrolero, por ejemplo, el chavismo se aprovechó toda la
infraestructura de relaciones internacionales que Venezuela había logrado
durante los años de gobiernos democráticos, de modo que el chavismo, cuando
accedió al poder, tenía una plataforma global a la que le sacó provecho para
avanzar en sus intereses y el de sus asociados.
No es lo mismo un gobierno criminal, a cuando el crimen
organizado se hace gobierno, un gobierno criminal viola las leyes para proteger
su autoridad y la sobrevivencia del aparato estatal y sus líderes, pero el
crimen organizado hecho gobierno tiene un horizonte mucho más amplio, tiene
carácter global y sus intereses abarcan otros aspectos: una tupida red de
negocios ilícitos que van desde la pornografía, las drogas, el juego, el
estupro; intereses políticos de gobiernos golpistas, teocracias asesinas,
terroristas y gobiernos fascistas, todo lo que tenga que ver con la esclavitud
y la explotación humana para hacer dinero rápido.
Es por ello que las causas políticas del chavismo no solo
abarcan movimientos fundamentalistas, poderes imperiales de la extrema
izquierda, elementos revolucionarios de distinta naturaleza, preferiblemente
los más radicales, que necesitan de aliados que le suministren mercados negros
que estén fuera del control de occidente, territorios que les den santuario,
nuevas identidades y rutas de escape, redes de transporte y financieras que les
permita mover recursos y resistir persecuciones y ataques, y muy importante,
apoyo en el seno de los organismos multilaterales que se consigue con votos,
como en la ONU y otras instituciones que operen en regiones e influyan en
gobiernos no alineados.
Cuando un país es rehén del Crimen Organizado como en el
caso venezolano, hay muchos intereses ocultos al momento de ver amenazado su
sustento y estabilidad, y conforman frentes de apoyo, en esta red de auxilio se
encuentran poderosos factores como el socialismo internacional, gobiernos
autoritarios asiáticos interesados en hacerle daño a occidente, países europeos
contagiados por el chavismo, y aún dentro de EEUU, esa corriente liberal
enloquecida que pretende llevar a esa gran nación al igualitarismo y la
dependencia en un estado benefactor.
Pero hay una diferencia fundamental entre el caso Venezuela
y el resto de los países que han tenido que ser auxiliados en la transición
hacia la democracia, la gran mayoría viene de un conflicto armado donde existen
dos o más bandos enfrentados en la lucha por el poder, en Venezuela el chavismo
llegó por medio de unas elecciones democráticas, fue el pueblo quien lo elevó a
la dirección del país. Pero los chavistas, incluyendo a su líder Hugo Chávez no
eran políticos, carecían de la más básica formación política, todo lo que
hicieron con el estado venezolano fue transformarlo en un esperpento socialista
con aires maoísta, apuntalado con una estructura de la revolución castrista
importada directamente desde La Habana.
El Crimen Organizado no hace política, cuando es necesario,
compran políticos y los utilizan para sus fines, el PSUV ha sido comprado
innumerables veces para hacer de nuestro país un portaviones de las mafias
mundiales, desde vendedores de comida podrida, chatarra eléctrica, helicópteros
que se caen al poco uso, libros basura con ideas y conceptos equivocados, es
solo un operador estatal, es un grave error creer que el chavismo es un ente
político, no representa a nadie, se mantiene de mentiras, es completamente
irresponsable e inmoral. En varias ocasiones he manifestado mi deseo de
ilegalizar al PSUV pues es una organización que vive de la ignorancia y la
manipulación, darle un estatus político, permitirle competir en elecciones es
un insulto a la idea de democracia.
Pero igual, están los demócratas que llevan su idea de
tolerancia y libertad hacia regiones muy peligrosas, que ven en los chavistas a
unos contendores políticos no a unos enemigos peligrosos, se trata de
posiciones idealistas de políticos que pregonan que le abramos las puertas a
los bárbaros que acampan afuera, dispuestos a pasarnos por el cuchillo, y aun
así estos políticos alucinados creen poder convencerlos de las bondades del
respeto mutuo y el apago a la ley.
El problema principal que no podemos obviar, es que en esta
justicia transicional que necesariamente tiene que venir y pronto, es que si no
se dice la verdad, si no se hace justicia, si no hay reparaciones a las
víctimas que vieron violadas su integridad y derechos, nos vamos ver
enfrentados de nuevo a una marea de descontento y malestar social que puede
hacer peligrar de nuevo el retorno a la democracia.
Al no haber justicia se alimenta la venganza y
resentimiento, y el número de personas agraviadas fácilmente se amonta a más de
la mitad de la población del país, una cifra peligrosa para la estabilidad y la
paz social, allí incluyo a los familiares de los inmigrantes que fueron
obligados a abandonar el país, a las personas de la tercera edad, personas
incapacitadas y con enfermedades complicadas, a los grupos indígenas, al
altísimo número de familias afectadas por el deficiente servicio de salud
pública, especialmente entre neonatos que están sufriendo de la incapacidad del
estado en atender sus necesidades básicas para la vida, a los presos políticos
y sus familiares, a los desaparecidos y ejecutados en razias policiales… la
lista de agraviados es enorme, justamente en los estratos más vulnerables y en
números que alcanzan magnitudes de crímenes de lesa humanidad, una situación
que pase lo que pase hayan o no elecciones tiene que haber algún tipo de
válvula de escape a tanta presión social.
La tesis que esgrime el gobierno chavista-madurista de que
esa mortandad es producto de las sanciones, se cae por el peso de las cifras
sobre corrupción, de la ineptitud de los funcionarios responsables, por la
misma tendencia de las instituciones de ocultar cifras, prohibir la información
al público, de crear fake news para
complacer al alto gobierno; las bajas dentro de la población civil están
manipuladas con fines de ocultar el desempeño, por ejemplo, las víctimas que
expresa el gobierno durante la pandemia de COVID, es una clara muestra de esa
intensión de manipular la evidencia.
El país yace en ruinas, y las expectativas de un cambio son
enormes, las elecciones han encausado los esfuerzos ciudadanos por vías
institucionales y esperemos que sigan por ese camino, cualquier cambio en la
ruta y de las expectativas del país, nos adentraría en parajes desconocidos y
de mucha entropía, lo que debemos evitar a toda costa, los márgenes de aguante
del país están al límite y hasta el momento, la oposición democrática ha sabido
jugar en un tablero harto difícil.
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