El mal existe, y no hay otra cosa que hacer para comprobarlo
que ver lo que está sucediendo en Venezuela, un lugar poblado por gente buena
pero en las garras de unos personajes y una situación que parece sacada de un
cuento de horror, en el día de ayer lunes 12 de Agosto del año 2024, el
Presidente de la República se reunió presidiendo el Consejo de Defensa ante la
Asamblea Legislativa, con el solo propósito de presentar un caso en contra de
la nación venezolana, suena extraño, pero es la única manera de interpretar tal
puesta en escena, y lo voy a explicar.
El día 28 de julio fueron las elecciones presidenciales en
Venezuela, las cuales afortunadamente transcurrieron en paz, y los votantes,
según observadores internacionales, medios de comunicación y redes sociales
fueron altamente concurridas, luego de una rápida campaña donde se notó de
manera pública y comunicacional, la soledad del régimen en cuanto apoyo
popular, nunca pudieron llenar una avenida ni un recinto con sus adeptos,
mientras que el candidato de la oposición convocaba multitudes.
Una gran parte de las encuestas daban por ganador al
candidato de la oposición, el Dr. Edmundo Gonzáles Urrutia, una oposición
crecida y muy bien organizada esperaba arrasar en los comicios, y tal como lo
demostraron tanto la asistencia a las urnas de votación a nivel nacional, como en
las encuestas realizadas a boca de los centro electorales, situación que se vió
confirmada por las copias de las actas de votación que todos los jefes de mesa
de la oposición exigieron, tal y como dice la ley electoral que debe ser, los
estimados de los resultados arrojaban un 70% de los votos a favor de la
oposición democrática.
Pero al día siguiente, cuando todo el país esperaba un pronunciamiento
oficial del CNE con los resultados de las votaciones, este nunca se produjo en
contradicción con el lapso indicado por la Ley Electoral, se presentaron
situaciones extrañas, fuera del orden del trabajo del organismo comicial, entre
ellas, no se les permitió acceso a los representantes de la oposición al
proceso de conteo de los votos, todo empezó a figurarse en un elemento, las
actas oficiales de los votos no aparecieron, y siguen sin aparecer hasta el día
de hoy.
Pero la oposición estaba preparada, conociendo las malas
mañas y la deslealtad en el comportamiento del gobierno chavista y se puso en
guardia, sin perder el tiempo publicó las copias de las actas que tenía en su
poder, actas emitidas por las máquinas electorales y certificadas por los miembros
de mesa, todas con los sellos y precintos de seguridad del CNE, se convocaron
acciones de calle para que el CNE se pronunciara, con la estricta orden de
evitar la violencia y acciones contra la fuerza pública y las provocaciones de
los activistas del gobierno.
La señora María Corina Machada líder del proceso, sabía muy
bien lo que estaba en juego y había planificado con antelación los posibles
escenarios, incluso los extremos, que era por donde Nicolás Maduro empezaba a
encaminar sus acciones, un mega fraude electoral que fue confirmado horas
después cuando de manera sorpresiva el presidente del CNE, el Sr. Amoroso,
declara ganador a Maduro pero si presentar las actas y con unas cifras sin
sentido para los expertos que llevaban las cuentas y pronósticos.
Nada encajaba dentro de las declaraciones del régimen, algo
muy grave había pasado y se había roto con el cronograma oficial del CNE, lo
que sí empezó de manera puntual fue la represión militar y policial en contra
de la población, que ya enardecida por las espera, empezaba a mostrarse
inquieta ante las señales de que la trampa pudiera estar robándole al pueblo su
derecho a quitar y poner gobiernos, tal y como lo dice la Constitución de la
República.
Ya llevaba un tiempo el gobierno amenazando con que ellos no
iban a entregar en caso de que perdieran las elecciones, y adelantar la
imposibilidad de que el gobierno pudiera perder, esto a pesar de los reiterados
momentos de íngrima soledad de un régimen que había agotado su popularidad y su
confianza con el pueblo, era necesario un cambio en la conducción del país,
pero Maduro y el chavismo no estaban dispuesto a permitirlo, sobre todo porque perder
el poder significaba quedar indefensos ante el cúmulo de acusaciones, procesos,
señalamientos y pruebas que los señalaban en varios delitos graves nacionales e
internacionales.
El pueblo convocado a las calles para hacer oír sus
protestas y ejercer presiones ante un CNE que no informaba, que no daba la
cara, se inquietaba a medida que no producía las evidencias de su anuncio, el
organismo comicial se contradecía y sus actuaciones las hacía de manera clandestina,
sin mostrar los soportes necesarios para avalar sus asertos, lo que hacía era
crear un clima de inestabilidad y una honda preocupación cívica, pues ya se
hablaba de un nuevo golpe de estado, fue cuando algunos de los organismos
internacionales invitados como testigos a las elecciones empezaron a declarar
su inconformidad con los procesos y resultados del acto.
En algunos lugares del país los enfrentamientos entre la
gente en vigilia y las fuerzas de seguridad fueron inevitables, sobre todo
porque había órdenes de altos funcionarios del gobierno de no permitir la
protesta, en algunos puntos en particular hubo el derribo de las estatuas de
Chávez, pero dudo que se hayan ensañado en contra de otras figuras como las del
médico y beato José Gregorio Hernández y la de Simón Bolívar, pues no tenían
objeto ni significación en el ánimo de la protesta.
Fue inevitable que grupos violentos y pro-gobierno se
infiltraran entre los manifestantes y hubiera ciertos actos vandálicos y accidentes
con víctimas graves, y sí hubo homicidios, pero no se sabe que tan exactas
fueron esas experticias, teniendo en cuenta que era el mismo gobierno quien
estaba manejando la escena de los crímenes y que era de su interés crear
escenarios que comprometieran de manera negativa a la oposición. Pero repito,
esta situación generalizada de desorden y confusión tiene un solo causante, el
CNE, y su incapacidad de dar los resultados confiables y a tiempo.
Pero luego del show del presidente Maduro presidiendo los
actos de ayer en la Asamblea Legislativa, solo tengo una lectura, Maduro
manipuló el concepto de fascismo en su contexto histórico, con la simple y
obvia razón de extraerse él y sus seguidores de tal denominación, hacerse las
víctimas y acusar a la oposición de fascista, concepto al que le endilgó con
furia la caracterización de odio, para luego pedirle a la asamblea proyectos de
ley que ilegalicen en el país ese fascismo, absolutamente manipulado y
discriminatorio.
Pero la más obvio y lamentable es que luego de la lamentable
exposición del Fiscal General de la República, todo un festival del horror y la
crueldad sin sentido, con sus videos, y declaraciones ramplonas de personas
admitiendo haber sido compradas para actuaciones vandálicas por la oposición,
quedó muy claro que la intención de toda aquella presentación era una, la
acusación de un gobierno despótico en contra de todo el país de que los
venezolanos somos todos unos engendros del mal, y ellos, los maduristas, unos
santos varones y hembras, representantes del bien y del amor, haciendo justicia
para el rescate de la ponderación y las buenas costumbres.
El país hizo mal en no creerle al Sr. Amoroso su declaración
del triunfo del Presidente Maduro a una tercera reelección, sin pruebas,
torciendo todas las evidencias, y lo que hizo el gobierno fue recoger las
pruebas incontrovertibles de que el pueblo es fascista, y ellos no. Fin de esa
parte de la historia, el fraude continúa con su rocambolesca narrativa de
ataques cibernéticos y un violento y desquiciado candidato de la oposición.
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