Alexis de Toqueville,
Democracia en América.
Este año 2024 será fundamental para la historia de EEUU, el
comunismo ha conquistado un importante nicho político y económico en ese gran
país, y lo ha logrado gracias a las garantías y derechos constitucionales que
le permiten, a todos los ciudadanos, el derecho de la libre expresión y a la
protección que el estado les brinda para que actúen y piensen libremente,
mientras no violen las leyes del país y, hasta el momento, ser comunista no es
un delito.
El partido demócrata ha sido históricamente el más inclinado
hacia el progresismo y los movimientos de izquierda; su ideario humanista y su
interés por el bienestar de la sociedad en general los llevaron a dar batallas
sociales muy importantes, destaco entre ellas la enorme lucha que supuso la
defensa de los derechos civiles, en las décadas de los años cincuenta y
sesenta, y cuyos resultados fueron positivos, porque corrigieron una serie de
taras y retrasos importantes y lograron estabilidad social, más igualdad y
oportunidades para sectores sociales que venían sintiéndose oprimidos.
Pero, como toda sociedad abierta y democrática, la
norteamericana corre el peligro de dejarse contaminar por ideas peligrosas, y
eso fue lo que sucedió cuando en los años 30 y 40 las influencias del
socialismo británico llegaron a Norteamérica y penetraron los círculos de poder
de Washington; ese socialismo “Faviano”, como se le conocía, venía envuelto en
un atractivo empaque de causas sociales y democráticas, pero como vino en manos
de la intelectualidad y de representantes de la alta sociedad del Imperio, ya
venido a menos, los políticos de aquella época no advirtieron las intenciones
colonizadoras que su marxismo duro y frío tenía dentro de su núcleo.
Ese fue un socialismo muy atractivo para los políticos del
momento, pues recogía muchas de las causas por la igualdad de razas, sexo,
ideologías y credos que pintaban una utopía conmovedora ocultando,
convenientemente, la necesidad de un estado fuerte y controlador y la
disminución progresiva de los derechos individuales de los ciudadanos, en aras
de un colectivismo que tenía una fuerte tendencia a ser vulgar y simplista.
Fueron ideas novedosas que tuvieron la particularidad de
encender la curiosidad, sobre todo de intelectuales y académicos, y fue de esta
manera que, desde muy temprano, esas ideas se fueron filtrando dentro de los colegios
y universidades de la Unión, sin mayores críticas y sin oposición; el ideario
liberal, entendido como el que otorgaba preponderancia al individuo y sus
libertades, todavía estaba gestando una narrativa y un discurso que tuviera
sentido en la mente del vulgo, pero el socialismo había nacido justamente para
enamorar a las masas, principalmente de los desposeídos, de los que tuvieran
algún reclamo o pretensión de mejorar su condición por medio de un estado
benefactor.
El ideario faviano estaba compuesto de las ideas seminales
del marxismo más duro, pero fue convenientemente disimulado por algunas
características democráticas, como la discusión libre de ideas, la importancia
del voto y su pasión por recurrir a los sectores más necesitados y menos
ilustrados de la sociedad, los trabajadores y jornaleros, que constituían la
base más amplia y sobre la que descansaba la actividad productiva de toda
economía. Ésa fue la razón por la que los socialistas en Norteamérica tuvieran
su debut entre las uniones de trabajadores y sindicatos, de hecho, fueron estas
organizaciones las primeras y las más fervientes militantes del socialismo.
Ya Marx había explicado que el socialismo era la etapa
inicial del comunismo, todo socialista tiene en su futuro desembocar
obligatoriamente en el comunismo, en la toma del poder político por la clase
obrera constituida, primero, como partido único, hasta llegar a la dictadura
del proletariado; para ello necesitaban fortalecer el estado, centralizar todos
los poderes en manos de la burocracia y crear un aparato inmenso y costoso de
asistencia social, porque la idea era intercambiar ayuda social por votos.
El problema con este plan, es que el partido y sus jefes se
robarían el protagonismo de las masas obreras, y obligarían a éstas a trabajar
para la existencia de una clase privilegiada, de una nueva oligarquía, pero
esta vez, comunista. Eso es lo que hemos visto en la historia del socialismo y
el comunismo en el mundo, pueblos subyugados por regímenes totalitarios y, con
el uso de la fuerza y la propaganda, la sociedad totalmente subyugada, como
esclavos de sus designios, y eso ha sucedido durante los últimos gobiernos
demócratas.
Ya Thomas Jefferson lo había advertido: “la mayor parte de los hombres no han nacido con sillas de montar a sus
espaldas, ni tampoco unos pocos favorecidos calzados con botas y espuelas
listos para montarlos legítimamente y por la Gracia de Dios.” Ésa ha sido
la historia de esos regímenes en la historia, no de uno, sino de todos sin
excepción, tanto el socialismo como el comunismo han sido sueños muy hermosos,
utopías, que han asaltado las ilusiones de los que menos tienen, que le han
prometido diferentes formas de paraísos a los desengañados, a los
revolucionarios y a todo aquel que tenga un reclamo en contra del género
humano… Y lo ha convertido en una pieza fundamental de uno de los aparatos de
opresión y explotación más terribles en la historia del hombre, pues detrás de
las bellas promesas de un mundo con justicia social y equidad, se construían
los campos de concentración y gulags.
Esto se debe, entre otras cosas, a que el comunismo debe
convertir a sus seguidores en militantes, en creyentes absolutos de sus
principios y creencias, lavarles el cerebro e implantarles la idea de un
milenarismo absoluto, de un paraíso en la tierra, donde los hombres y mujeres
serían absolutamente iguales, donde todo es de todos (y por lo tanto de nadie,
aunque para eso está el estado, que al final es quien distribuye y decide qué
cosa le corresponde a quien). Ése es el futuro anhelado, aunque en el presente
haya muchos sufrimientos. Para lograr el truco de sólo ver lo que se logrará
después de tanto sacrificio, primero debe hacer una cosa, debe extirpar de la
mente del hombre que él es un individuo y que tiene una dignidad, que es libre
y que tiene derechos.
Y por eso se utiliza la propaganda, la guerra psicológica,
la manipulación de las ideas, se le cambia el sentido a las palabras para
cambiarle el sentido al mundo, se le roba conceptos a las otras ideologías y
sistemas económicos, los hace suyos, cambiando su significado. Orwell lo
presenta en su espeluznante novela distópica 1984, un mundo donde se hablaba
un lenguaje nuevo que incluía mentiras, medias verdades, fakenews, donde existe esa extraña sensibilidad Woke que está tratando de cambiar la
naturaleza humana.
Es cierto que el capitalismo y el liberalismo clásico (hasta
el término “liberal” se lo robaron para designarse ellos como liberales) tiene
sus fallas; se trata de un sistema en permanente transformación, que evoluciona
de acuerdo a las necesidades y los avances en las innovaciones, que siempre
tendrá sus perdedores y ganadores, ricos y pobres, hombres y mujeres exitosos
pero también fracasados, muchos de ellos vivirán en sus vidas esos saltos entre
el éxito y la derrota, pero podrán levantarse de nuevo, insistir, y
posiblemente triunfar, porque donde hay libertad de emprendimiento hay
posibilidad de futuro, cosa que no sucede en el comunismo.
Pues bien, como decíamos al principio, el partido demócrata
de los EEUU, ha cambiado de manera radical; en aquellos principios de gobiernos
de izquierda, había buenas intenciones, se daban luchas justas, se creía en los
principios de libertad que los padres fundadores dejaron establecidos en la
letra de la Constitución, pero con el tiempo, con la corrupción, por la avidez
de poder, por no tener otra dirección de desarrollo sino hacia el comunismo;
los políticos de la izquierda norteamericana se hicieron cínicos y muchos de
ellos perversos, hacían de la política no una carrera para el servicio público,
sino para la consecución de sus propios intereses que poco a poco se fueron
pervirtiendo
Fue de esta manera como unas pocas familias fueron
acaparando el poder, modificando la estructura del estado para adecuarla a sus
propósitos, que ya no eran democráticos, para satisfacer sus deseos que ya no
eran puros sino que empezaban a pervertirse; ya no les importaba el bien común
sino la vida loca, ésa que exhibe una cúpula de oligarcas comunistas,
manipulando a las minorías, y creando un hipertrofiado estado bienestar, que
lograban a fuerza de exprimir “a los ricos” (en realidad, a cualquiera que
pudiera ser productivo) para mantener su base de votantes, una clase
parasitaria que vivía de la dádiva pública.
Por medio de impuestos pechaban a los ricos para darle a los
pobres, prometían residencia rápida a los inmigrantes, crearon seguros médicos
gratuitos y de bajo costo, de ayudas y bonos para los más necesitados, de planes de vivienda populares, de vigilancia
policial sobre la población para tenerlos bajo control, de olvidarse de sus
deberes como líderes del mundo y comulgar con causas fundamentalistas y
enemigas de la forma de vida americana, de esta manera la economía se iba
sumergiendo en un hueco negro.
Una de las cosas que contribuía en ese panorama era el ideal
“verde” y el cambio de patrón energético por tecnologías no contaminantes, que
fueron un espectacular y costosísimo fracaso. A eso se suma que las
oportunidades para emprender negocios se esfumaban y el país se empobrecía,
excepto para aquellos privilegiados en el alto gobierno, que llevaban vidas de
ricos y famosos, envueltos en perversiones y dados al vicio.
En unos pocos días, los norteamericanos van a tener la
oportunidad de votar en las que podrían ser la últimas elecciones libres en
USA; si le dan su voto al comunismo estarán perdidos y con ustedes muchos de
nosotros, que vivimos en países en su área de influencia. Por eso estas
palabras de advertencia, están enfrentando una encrucijada, Trump es el
candidato republicano, que promete retomar la ruta democrática y constitucional,
para muchos él es un hombre antipático y no les gusta porque no es un político
tradicional, de esos que quiere encantar serpientes, es un empresario y tiene
una visión diferente de América; su gobierno permitiría corregir el rumbo
equivocado en que los demócratas han empujado al país.
El momento es delicado y muy peligroso, mi exhorto es para que
piensen muy bien lo que van a hacer con su voto, y no se queden en la
apariencia de un candidato. Esto es mucho más importante y delicado, si los
demócratas ganan la presidencia, el modo de vida de los norteamericanos va a
cambiar, va a gobernar una secta de personas que comulgan con ideal
materialista e historicista; si gana Kamala Harris, los que van a gobernar son
los Clinton, los Obama, todos esos marxistas “duros” que con sus políticas han
llevado el país a la situación de crisis que vemos actualmente. Esto se los
dice alguien que vive en un país tomado por el comunismo y en que estamos
luchando por sobrevivir; un viraje de USA hacia el comunismo sería catastrófico
no sólo para los norteamericanos, sino para nuestros países.
No le entregues tu país al comunismo, ustedes vinieron a
este país para conquistar el sueño americano, para trabajar y cosechar con tu
esfuerzo una mejor vida, para darle a tu familia un lugar que puedan llamar
hogar, todo eso se puede esfumar si te dejas llevar por promesas falsas, por
regalos y promesas que te van a esclavizar, dale tu voto a los republicanos y
manda a los demócratas a las duchas; ya mandaron y fracasaron, ahora puede que
piensen en lo que están haciendo y no destruyan el ideal americano.
saulgodoy@gmail.com
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