jueves, 24 de septiembre de 2015

Tropas del espacio


Muchos consideran que esta novela de ciencia ficción del norteamericano Robert A. Heinlein (1907- 1988) es una oda al militarismo y al fascismo, sobre todo luego del éxito de la última versión de Hollywood, filmada por Paul Verhoeven en 1997 y con el título Starship Troopers, (en Venezuela se conoce como Invasión, hay una secuela, Hero of the Federation, que no he visto) y que constituye una de las películas más violentas llevadas a la pantalla en este género y que, para los que apreciamos los conflictos intergalácticos, constituye un hito importante que merecen un comentario.
El escritor Robert A. Heinlein
Tuve la suerte de leer la novela cuando tenía 16 años y la disfrute al máximo, me quedó claro que Heinlein la escribió para un público juvenil.
Se trata de la historia del joven soldado filipino Juan “Johnny” Rico (en la película, un muy caucásico argentino) y su paso por el entrenamiento de una unidad de la Infantería Móvil, sus experiencias en la ruda vida militar lo convertirían en un oficial para el combate en contra de unos invasores con repugnante aspecto de insectos recrecidos.
El uso de armas automáticas con gran poder de fuego, de lanzadores personales de misiles nucleares de bajo kilotonaje, de trajes de combate, especies de armaduras potenciadas por servomotores y propulsores, y unas tácticas de combate para la destrucción masiva del enemigo eran los ingredientes que más llamaron mi atención (la obra fue publicada por primera vez en 1959 cuando ninguna de estas tecnologías estaban desarrolladas para su uso militar), pasando por alto el contenido político e ideológico de la obra, que leyendo los comentarios en Internet, son causa de discusión inacabable tanto de las razones que impulsaron a Heinlein a escribirla, como de los resultados y consecuencias de la novela.
Por supuesto, Heinlein es mucho más que Tropas del Espacio, se trata, junto a Issac Asimov y Arthur C. Clark, de uno de los tres autores más importantes de la ciencia ficción norteamericana con obras claves como esa compleja e interesante  novela Forastero en tierra extraña, la famosa novela corta  El hombre que vendió la luna, ese curioso relato The puppet master  del que se han hecho varias películas, y las fantásticas historias que se entretejen en Los niños de Matusalén, solo para nombrar algunas de sus más aclamados trabajos, es uno de los escritores más premiados en la ciencia ficción y curiosamente uno de los que más le ha dedicado atención a los adolecentes.
Heinlein sirvió en la marina durante la Segunda Guerra Mundial, estudió matemáticas y física, su interés por la ingeniería lo llevó a dirigir a los grupos de investigación de la armada, donde ayudó a desarrollar inventos claves como los trajes presurizados de los pilotos, el sistema de frenado de los aviones en los portaviones, los “waldos” o sistemas tele-operativos remotos, una catapulta electromagnética y otros adelantos que permanecen bajo secreto militar, de allí, quizás su cuidado por darle a la ciencia aplicada un valor en sus historias.
Por causa de la tuberculosis pasó a retiro y de allí a escribir para ganarse la vida, cosa que logró con mucho éxito, al punto de obtener uno de los mejores contratos del mercado, en el que incluía una cláusula que impedía le fueran rechazados obras (condición de la que nunca abusó y que a otros escritores, incluyendo al mismo Asimov, les fue negada).
El director de cine Paul Verhoeven
Heinlein fue un creyente y ferviente publicista de las ideas libertarias, su pensamiento era de derecha, declarado anticomunista y patriota, tuvo contacto incluso con grupos extremistas de la ultraderecha norteamericana como los Posee Comitatus y las Milicias estatales quienes estaban en contra del gobierno federal, era machista, y homofóbico, experimentó con postular su nombre para un cargo en la política local pero sin resultados, a pesar de esto, sus compañeros escritores lo adoraban, era sencillo y afable, fue uno de los pocos que realmente ayudó a su colega Phill K. Dick y su familia, cuando estos lo necesitaban durante sus profundas crisis mentales.
Pero volviendo a Tropas del Espacio, no es de extrañar que sea una de las poquísimas novelas de ciencia ficción recomendada por los Marines y el Ejército norteamericano como lectura a sus reclutas, igualmente es de lectura obligada en las academias militares, y es que Heinlein introdujo en 1959, fecha en que fue publicada esta obra, unos cuantos adelantos técnicos y de estrategia que hoy están en uso por las fuerzas de infantería en diversos escenarios incluyendo, los visores termales, los de visión nocturna, los mapas digitales de terreno y señaló el camino para el desarrollo de la armadura (exoesqueleto) de la que ya disponen algunas tropas de asalto de las fuerzas Norteamericanas, desarrolló algunos principios generales para el uso de armas tácticas nucleares y el uso de “cápsulas” para insertar  tropas en ambientes extremadamente hostiles.
Pero esta novela revela también una visión política, en primer lugar, Heinlein la escribió en pocas semanas y motivado a la decisión unilateral del gobierno de los Estados Unidos de suspender las pruebas con armas atómicas, cosa que el escritor consideraba un error.
El creía que un gobierno compuesto por veteranos de guerra jamás hubiera cancelado las pruebas, de allí que en la novela, para ejercer el derecho a voto había que servir en las Fuerzas Armadas, la ciudadanía se ganaba en el campo de batalla.
Cosa curiosa, los invasores, estos “bichos” arácnidos eran comunistas, actuaban como “masa”, no había individuos y el sacrificio era colectivo y en bien de la especie, lo contrario de las fuerzas de la Federación, que dependían del arrojo y la iniciativa de sus individuos.
Algunos críticos protestan la similitud del monstruo con una vagina
Cuando el director de cine holandés Verhoeven (matemático de formación y director de Total Recall) tenía en proyecto hacer la película, desconocía de la existencia de la novela, pero un colega le hizo ver las coincidencias con la historia y compró los derechos.
Verhoeven introdujo en el film algunos elementos de la iconografía y simbolismos  nazis como uniformes y banderas para acentuar el carácter autoritario de un gobierno militarista, en sus comentarios sobre el film, este director tiene dos comentarios que me llamaron la atención, dijo: “La guerra nos convierte a todos en fascistas” y esta otra que no tiene desperdicio “La gente necesita enemigos para definirse” muy a los Carl Schmitt.
Como era de esperar la novela y la película difieren en algunos aspectos fundamentales, pero de algo estoy seguro, catapultó la obra de Heinlein entre un nuevo público y lo hizo más popular de lo que era. Tropas del espacio es un claro ejemplo de lo que la ciencia ficción puede hacer por el cine y lo que el cine hace por la ciencia ficción como género literario. -  saulgodoy@gmail.com



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