lunes, 8 de agosto de 2016

Sobre La Esperanza






Uno de los pensadores que más ha estudiado a la esperanza es sin duda alguna Ernst Bloch, quien la contrapone a ese sentimiento que es el miedo, mientras el miedo paraliza, la esperanza impele a la acción, si del miedo crece la angustia, de la esperanza nace la necesidad de entregarnos al devenir y trabajar por el éxito, nunca por el fracaso, porque la esperanza es el sueño por un mundo mejor.
El futuro- a decir de Boch- contiene la esperanza, aunque también lo temido, todo depende de dónde venimos, y aquí debemos avisar al lector, Ernst Bloch era un marxista convencido, respiraba y vivía por el comunismo, de modo que siempre puso a la sociedad burguesa como paradigma de la decadencia, su esperanza radicaba en una utopía socialista, lo que nos da pie para exponer igualmente los peligros que supone la esperanza mal concebida, la falsa esperanza, la fantasía y la ensoñación desbordada, porque una esperanza equivocada supone todos los riesgos del error.
Los que estudiamos a la utopía como fenómeno humano y cultural tenemos en la obra de Bloch una de las columnas fundamentales para la comprensión de estos proyectos imposibles, si limpiamos con cuidado la paja del grano, Bloch nos ofrece una lúcida visión de la esperanza humana y por ende de la utopía, como el producto más refinado y complejo de ese sentimiento, y su obra, que es uno de los monumentos de nuestra cultura occidental, adquiere valor sólo y si logramos deshacernos de esas indeseables adherencias comunistas.
Por ejemplo, cuando Boch critica la cultura y los valores americanos de la época de la Segunda Guerra Mundial, pone énfasis en destacar la irremediable decadencia del sistema capitalista, dice Bloch: “Donde todo se desintegra el cuerpo también se contorsiona. Nada más vulgar, feo y estúpido se ha visto desde los bailes del jazz de 1930. El Jitterburg, el Boogie-Woogie, esto es la imbecilidad salvaje, con sus correspondientes aullidos para acompañar la llamada música. Esta influencia  americana que estremece los países de occidente, no es ningún baile sino puro vómito. El hombre debe ser sembrado y su cerebro vaciado; él no tiene la menor idea de qué lugar ocupa entre sus explotadores, no sabe que lo podan, no tiene idea para que lo envían a morir.”  
El mismo margen de crítica y opinión cabría para las danzas de Isadora Duncan o los bailes nacionalistas folklóricos rusos que tanto alaba Boch y trata de ponerlos como expresiones culturales superiores, como si su criterio fuera el canon inapelable del buen gusto.
El escritor Ernst Bloch
Uno de los aportes fundamentales de Bloch, según el estudioso Douglas Keller (Ernst Bloch, Utopia and Ideology Critique),  fue el método que desarrollo sobre crítica cultural e ideológica en los tres volúmenes que comprenden su obra Los Principios de la Esperanza, (1938-47), su planteamiento reposa sobre la idea de la incompleta naturaleza humana que nos hace estar permanentemente deseando algo mejor, desde la concepción de nuestros cuentos de hadas, nuestras ensoñaciones (soñar despiertos), los mitos, la cultura popular, las utopías, la propaganda y la publicidad conforman todo un movimiento emancipante que trata de llenar esas carencias fundamentales de sentido y dirección.
Esas visiones de un mundo mejor son la mejor caracterización de los sistemas de vida social en los que vivimos, sea este capitalismo, fascismo o socialismo, esas esperanzas están basadas en las carencias de los sistemas políticos en los que estamos sumergidos.
Para Bloch la historia es un inmenso depósito de opciones de vida irrealizadas y que pudieran llegar a ser, convivimos en el presente con una serie de señales y premoniciones de lo que pudiera venir, es decir, el futuro tiene sembradas sus semillas en el presente y lo que debemos hacer es encontrar esa tendencia ganadora y hacerla realidad, y eso es lo que hace con el socialismo, Boch cree de acuerdo a su pensamiento comunista, que la ruta trazada por Marx es la que resume el mayor cúmulo de felicidad y realización para la sociedad humana y se embarca en el estudio de cómo esa tendencia se ha marcado en el pasado, sigue latente y con posibilidades en el presente y pudiera resultar en un triunfo apoteósico de felicidad humana si es realizada en el futuro.
Es su método el que nos interesa, no su contenido, lamentablemente para Bloch y todos los marxistas convencidos, la experiencia ha demostrado, que oculta detrás de la utopía socialista, se encuentra una de las distopías más violentas e inhumanas de nuestra historia, jamás una esperanza ha tenido para su realización la cantidad de muertos, destrucción y miseria que ha tenido el comunismo en el mundo, nuestro país es un claro ejemplo de esta tragedia.
Opresión y desigualdad, eran los dos condiciones que Marx denunciaba como causantes fundamentales de la revolución por parte de una clase explotada y asfixiada de libertades, por un lado una clase dominante que ejercía su poder hegemónico para privilegiar sus intereses y casta, utilizando los discursos y la cultura para adelantar una falsa consciencia que le permitiera gobernar sin oposición, y por otra, un pueblo con la única esperanza de liberarse y sacar del poder a los que los oprimen.
Es claramente revelador la contradicción intrínseca del marxismo, para poder llevar adelante su utopía salvadora tiene que constituirse en opresor, destructor del orden establecido y verdugo de su propia gente, en Venezuela la prueba real de la imposibilidad de la esperanza marxista es demoledora, y ahora entrando en su fase terminal en medio del caos más absoluto, el gobierno pasa a las manos de unos militares que han sido los verdugos y operadores siniestros del desmontaje del país, para todos los efectos, Venezuela debe ser el espejo donde deben mirarse los pueblos de Latinoamérica, aún más que en Cuba, cuya agonía ha sido larga y llena de afeites y engaños, en Venezuela, la llegada del comunismo ha sido brutal y desoladora, nos hemos convertido en los leprosos del continente y todavía hay personas y gobiernos que no entienden que ha sido esa utopía, la utopía socialista, vestida de uniforme militar, la causante de nuestra perdición.
Jugar con la esperanza de los pueblos ha sido moneda de curso común del populismo y del socialismo, sus líderes y maquinarias partidistas lo que hacen es mantener viva las promesas de un mundo mejor, de la visión lejana pero posible de un paraíso en la tierra y si nunca llega  no es culpa de sus políticos ni de la ideología, es más bien por flojera y escaso compromiso del pueblo.
Pero volvamos a nuestra revisión de la esperanza de Bloch, uno de sus más notorios críticos ha sido el filósofo español Fernando Savater que en su conferencia, Mas allá de la Utopía: El Mito (respuesta a Ernst Bloch) 1977, nos plantea de entrada que la idea de la esperanza está sobrevaluada, y su manejo indiscriminado es peligroso, nos dice Fernando: “Me parece que la esperanza tiene demasiado buena prensa: de tanto esperanzarnos con ella, temo que vaya siendo cada día algo menos esperanzadora, como esas añosas super-vedettes de revista que llevan tantas décadas proponiéndose como “fascinantes” que a uno le ha dado tiempo a despertar de la fascinación primera y hasta a dudar de si alguna vez la hubo”
Una de las observaciones que hace Sabater sobre las ideas de Boch es su crítica hacia el conformismo que generan las predicciones doctrinarias, el sentarse con los brazos cruzados a esperar que el progresismo nos lleve a mejores playas y días de abundancia, son tan fatales como la idea de que un partido revolucionario en el poder, tendría todas las mejores condiciones a su favor para cumplir su cometido histórico, caer en esta trampa lleva al inmovilismo, que es justamente lo que le sucedió al chavismo en Venezuela, llegados al poder creyeron que lo demás se daba solo, y se sentaron a robar, a acumular riquezas y disfrutar de los privilegios del poder, creyendo que la historia les haría el trabajo de construir el país potencia que todos esperaban.
Igual le sucedió a la democracia venezolana antes del chavismo, creyeron nuestros políticos que sentadas las bases de una democracia imperfecta y de un republicanismo chucuto, era suficiente para que el país estuviera enrumbado hacia la perfección democrática, olvidaron alimentar la consciencia ciudadana, descuidaron la formación cívica y vino la revolución chavista y se llevó el trabajo de los 40 años de gobiernos democráticos.
Leer el enciclopédico tratado de Ernst Bloch sobre la esperanza no es tarea fácil, pero para el que lo haga con atención y cuidado, teniendo en cuenta su ideología, estoy seguro encontrará una rica vetas de ideas y a un autor de inconmensurable cultura.  -  saulgodoy@gmail.com





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