Siempre ha sido del interés del estado el saber quiénes son y que hacen sus ciudadanos, esto, por múltiples motivos, que van desde proveer mejores servicios de manera efectiva y oportuna, pasando por saber con quienes cuenta, con qué habilidades y conocimientos al momento de enfrentar una emergencia.
Para
un estado es importante en materia de seguridad saber dónde está y como se
mueve la población por el territorio en caso de pandemias, estados de excepción
y movilizaciones, cual es su estratificación por edades, ocupaciones,
educación, salario, dependencia, etc.
Igualmente, en su necesidad de administrar la población de un
territorio, para cobro de impuestos y construcción de escuelas, por ejemplo.
Es
del interés del estado inculcar en la población ciertos valores y principios,
modificar ciertos comportamientos indeseables y motivar los deseables, hay
instituciones del estado que su interés primordial es controlar el
comportamiento de sus ciudadanos, castigar los crímenes, imponer normas
sociales y hasta administrar la seguridad social.
Para
conocer estos datos necesita investigar, preguntar, observar, anotar,
identificar, controlar ciertos aspectos de la vida colectiva e individual de
los ciudadanos, por ello los censa, catastra sus propiedades, registra sus
operaciones comerciales, otorga documentos de identidad y permisos de
movilización, los vigila constantemente a veces de manera abierta, otras sin
que se den cuenta.
Gracias
a la tecnología moderna y al desarrollo de la sociedad del consumo y los
mercados de bienes y servicios, existe un intercambio de información voluntaria
entre consumidores y empresas, que ha
creado enormes bases de datos donde se hace posible la conformación de perfiles
de los usuarios y/o consumidores, que ha dado pie a las segmentaciones de
mercados, fijar blancos precisos de consumo y patrones de comportamientos,
muchos de ellos creados por la publicidad.
Esta
necesidad tanto del estado como de las empresas y corporaciones, de saber
quiénes son sus clientes y usuarios ha llegado a un punto de integración tal,
que los límites entre el sector privado y público, en las sociedades
capitalistas, se hacen borrosos al momento de acceder a esta rica veta de
información.
Vigilar
y obtener datos de esta observación no es ni bueno ni malo, el uso que se le
hace a esta información es el problema; para cuando los bolcheviques tomaron el
poder en La Unión Soviética, y visto la inclinación de sus líderes en controlar
de manera absoluta los poderes del estado, varios pensadores advirtieron sobre
el peligro del totalitarismo, que dado los avances tecnológicos de la época,
principios del siglo XX, ponían en las manos de un poder hegemónico las
herramientas masivas para un control social absoluto, de esta visión de poder
total nació lo que se conoce como estalinismo, el estado policial por
excelencia, que tenía a toda su población vigilada y controlada hasta en el
menor detalle.
Un
siglo después, imagine el apreciado lector, el poder que un estado absoluto
pudiera tener sobre sus ciudadanos dadas las herramientas de las tecnologías de
Información y Comunicaciones de hoy en día, que sin duda los gobiernos
totalitario de Chávez y Maduro han tratado de imponer, con la ayuda de los
cubanos y su aparato de terror.
Afortunadamente
para los venezolanos, somos un pueblo sumamente desorganizado e impredecible, y
tanto los chavistas como los cubanos han resultado unos incapaces en el manejo
de ésta información, y no crean que lo han intentado.
Ya
circulan por allí algunas investigaciones y artículos sobre el inmenso aparato
de espionaje que tiene el gobierno de Maduro sobre nosotros, los ciudadanos
venezolanos, sistemas de última generación, supercomputadoras, programas
altamente sofisticados para hacer minería de un alto volumen de data
recolectada por escuchas telefónicas ilegales, robo de correspondencia privada,
descarga de información de nuestros bancos, registros públicos, hospitales, hackeo de nuestras redes sociales, de
nuestros hábitos de consumo, de los servicios a los que estamos afiliados.
Mucha
de esta información es producto del seguimiento que hacen los organismos
policiales de actividades sospechosas de aquellos que no están de acuerdo con
el régimen, de esta actividad de espionaje y colección de información es que
nos construyen nuestros expedientes en el SEBIN, Inteligencia Militar y otras
dependencias de inteligencia del estado y que tienen que enfrentar dos grandes
problemas, el primero, quien no está con el gobierno es un enemigo de la
patria, lo que coloca de inmediato al 90% de la población en la lista de
sospechosos.
El
segundo, es que tratándose de un gobierno paranoico, conformado por agentes
provocadores, golpistas, elementos de la subversión, oportunistas y criminales
comunes, todos esperan ser traicionados por sus cómplices y personas de
confianza, por lo que ese 10% de su militancia, que supuestamente son los
patriotas y las semillas del hombre nuevo, también debe ser vigilado no vaya a
ser que el enemigo lo reclute y esté pasando información.
Como
se puede ver, el totalitarismo y el estado policial que lo sustenta se
retroalimenta de miedo y sospechas, y el volumen de información que debe
capturar, calificar y procesar es enorme, en la Venezuela chavista todo el
mundo es un potencial traidor, por ello es necesario que se hagan de cuando en
vez procedimientos de “limpieza”, razzias,
de elementos indeseables en las altas cúpulas, Joseph Stalin era un experto en
esto y Diosdado Cabello es un alumno excelso en estos procedimientos.
De
nada sirve tener esos aparatos, software, técnicos chinos, cubanos, rusos,
iraníes si el usuario final tiene la mentalidad de una sirvientica (con el
perdón de las empleadas domésticas) o una de esas clientas de peluquería que
solo va por el chisme, porque Maduro, Diosdado, Padrino, Merentes o Ramírez sólo
les interesa eso, el chisme, quien se acuesta con quien, en que gastan los
dólares, si sus oponentes son borrachos, si sus esposas les montan cachos, si
se gastan los reales en Whiskey caro, si les gusta ver porno o son drogadictos,
si tienen apartamentos en Miami.
Y la
oposición, que se sabe espiada y vigilada, la verdad que les importa un carajo
que les oigan las conversaciones, esto, parece ser así ya que todos los días
cae un venado diciendo lo que no debe
por su celular, o grabado en un restaurant o “pillao” en un hotel con alguien
“incorrecto”, en éste sentido los chavistas le tienen un especial gusto a los
curas, a los altos jerarcas de la iglesia a quienes deben tenerles sendos
expedientes, porque el otro problema que surge ante un escenario tan complejo,
es que los espías, para complacer la paranoia de sus amos, les dicen lo que
ellos quieren saber, sea verdad o no.
De
esta situación se desprende que cuando se crean excusas, mentiras, hipótesis
falsas como las de una guerra económica internacional para tapar sus
ineficiencias y culpas, de guerras de cuarta generación, de conspiraciones
mundiales en contra del país, los organismos de seguridad inmediatamente
empiezan a producir información que respaldan esas tesis, que aunque el
gobierno sabe que son mentiras, empiezan a creérselo ante el cúmulo de
evidencias que su aparatode inteligencia les fabrica.
El
asunto, es que el gobierno debe perder ingente sumas de dinero sosteniendo un
enorme aparataje de espionaje para darse el gusto de chantajear a incautos con
secretos de alcobas, o recibir material “caliente” para mantener la audiencia
de sus realities shows en televisión
y radio en el tope de la popularidad, sacando cualquier tipo de basura sobre
detalles de las vidas personales de la burguesía parasitaria, grabados en vivo
o con montajes hechos a la carta.
El
nivel mental de los revolucionarios rojos rojitos debe ser de una calidad
mínima para permitirse este tipo de distracciones, que para ellos debe ser alta
política, mientras descuidan importantes elementos de seguridad en sus vidas
personales y cuentas de dinero mal habido, que los hace cada día más y más
vulnerables a medidas policiales por parte de organismos internacionales que
los andan cazando.
Por
allí anda una de las hijas del Comandante Supremo, llevando una vida pública en
el propio Imperio de lo mas Kasdashian,
sin importarle que no puede justificar una fortuna tan inmensa como la que su
padre le permitió acumular a su nombre con dineros públicos o productos de
“guizos”, apareciendo en revistas como una de las mujeres más ricas del mundo,
gastando fortunas en casinos, y con un tren de vida que contrasta groseramente
con las necesidades de la población de su país, dejada al descampado y la
inopia, para que ella pueda darse esos gustazos.
A la
revolución bolivariana la mató su propia gente, venían de un rancho, siguen con
el rancho en la cabeza, y terminarán sus días en un rancho… o en una celda, el
que se hayan llenado de dinero y llevado una vida de ricos y famosos es
circunstancial, es verdad, nadie le quitará lo bailado, pero que manera de
terminar con una carrera de revolucionarios, como vulgares ladrones y con los
miles de niños muertos por el hambre y las enfermedades en sus conciencias. –
saulgodoy@gmail.com
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